El sector nuclear es uno de los ejemplos exitosos de desarrollo tecnológico e industrial autónomo, reconocido por todos los actores nacionales e internacionales. Se logró independencia en la mayoría de los aspectos del suministro nucleoeléctrico y otras actividades del quehacer nuclear. Nunca tuvimos que pagar una patente pues desarrollamos todos los elementos científicos, tecnológicos e industriales requeridos.
Lo enunciado recientemente por el gobierno para un plan nuclear se refiere a satisfacer con centrales SMR y financiación privada la necesidad de energía requerida por empresas de inteligencia artificial. La demanda de energía nucleoeléctrica del país, para industrias y hogares, para los próximos años no está contemplada en el plan. Valen los siguientes antecedentes y consideraciones:
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
1. No tener un proyecto nuclear como el de una central nuclear de potencia grande significa pérdida de personal altamente especializado e industria calificada sin trabajo en momentos difíciles como los actuales. Habíamos decidido la compra en China de una central tipo Hualong-1, de 1200MW, sin licitación por ser la única oferta financiada (por aprox. 8.300M U/S). Esto a pesar de tratarse de una PWR (Pressurized Water Reactor) con uranio enriquecido y llave en mano, en contra de nuestros principios de independencia energética en el combustible y de alta participación de la industria nacional.
2. No puede desconocerse la historia: hace ya varias décadas seleccionamos por razones de independencia y seguridad energética, la línea uranio natural-agua pesada de origen canadiense CANDU (Canadá-Deuterio-Uranio), definimos un plan de instalación de cuatro centrales y se construyó la primera en Embalse. También acordamos con AECL (Atomic Energy of Canada Limited) el libre uso de la información técnica requerida para su construcción y un acuerdo de transferencia de tecnología. Para el agua pesada desarrollamos primero a nivel piloto su fabricación, luego compramos y finalmente terminamos de instalar una planta industrial (la PIAP) con la que alimentamos a nuestras tres centrales, a los reactores de investigación tipo RA-10 y además exportamos. La demanda de este producto de altísimo valor agregado está creciendo rápidamente no solo en el sector nuclear, impulsado por los muy ambiciosos planes de expansión de Canadá e India, sino también en el electrónico y farmacéutico. Esto representa una ventana de oportunidad única para nuestro país. La puesta en marcha de la PIAP debe ser una prioridad inmediata.
MÁS INFO
3.- Con nuestra actual capacidad propia, consolidada con la exitosa extensión de vida de Embalse, podemos construir una segunda central CANDU sin recurrir a una licitación internacional y con la mayor parte del costo invertido en el país. Esta cuarta central ya estaba incluida en el plan de actividades de NASA aprobado por el gobierno anterior. Sólo faltaba la financiación para comenzar los distintos pasos del proyecto. En un mundo sediento de energía de base y libre de gases de efecto invernadero, para todas las aplicaciones imaginables, con un consenso internacional de que la capacidad de generación nuclear debería triplicarse hasta el 2050, conseguir el financiamiento no debería ser un obstáculo.
Una central CANDU similar a Embalse es la solución de corto plazo más conveniente y necesaria para completar el plan nuclear.
Dr. Carlos Aráoz, investigador consulto de la CNEA.
Dr. Jaime Pahissa Campá, presidente de la Asociación Argentina de Tecnología Nuclear (AATN).
Dr. Andrés Kreiner, secretario general de la Asociación Profesionales CNEA y la Actividad Nuclear (APCNEAN).
Ing. Ricardo Bernal Castro, presidente de la Comisión Nuclear, Asociación Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA).