Las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2024 se están perfilando como una contienda crucial. Estas elecciones tendrán un enorme impacto global, en función de que las mismas generarán una reconfiguración en el bloque de poder angloamericano, ocasionando cambios en la geopolítica mundial. En un mundo que se dirime por el enfrentamiento del G2, de China y Estados Unidos –no sólo como Estados, sino también como fuerzas financieras y tecnológicas-, la elección por llegar a la Casa Blanca reconfigurará el rumbo estratégico en el polo principal de la disputa.
Este sábado 13 de julio un atentado sobre Donald Trump en la pequeña localidad de Butler, en el estado de Pensilvania, paralizó la política estadounidense y mundial. Las balas del atacante impactaron sobre un telepronter, y sus cristales cortaron una oreja del expresidente y candidato. Un herido grave, un muerto y el atacante abatido por los servicios secretos dieron cierre a un debate político. Si había alguna duda, ahora ya no la hay: Donald Trump cabalga hacia su victoria.
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En el siguiente artículo repasamos algunos de los elementos centrales de la contienda electoral más importante del planeta.
El debate presidencial del 27 de junio
El primer debate entre Biden y Trump se convirtió en un primer punto de quiebre en la carrera electoral. Mientras Trump fue visto como más convincente y vigoroso, Biden enfrentó duras críticas por sus “lapsus” y por la falta de claridad en sus respuestas. Según la BBC, tal situación incendió las alarmas en el Comité Electoral Demócrata.
Estos debates, decisivos para influir en la opinión pública, abrieron una verdadera ruptura hacia el interior del Partido de gobierno y de la fuerza social y económica que representan. Por estos días, mientras los Senadores y Representantes [diputados] del Partido Demócrata del Congreso se encuentran promoviendo un reemplazo a la candidatura de Biden, la mayoría de los gobernadores oficialistas salieron públicamente a respaldarlo.
Por supuesto, los intereses de ambos sectores son marcadamente diferentes. Mientras los congresistas dependen de esta elección para el sostenimiento de la mayoría en el Senado y los importantes escaños en la Cámara de Representantes, muchos gobernadores están mirando el horizonte de largo plazo, pensando en sus propias candidaturas para las próximas elecciones presidenciales de 2028.
Mientras tanto, importantes encuestadoras están señalando proyecciones en las que Donald Trump obtendría 312 de los 538 electores del Colegio Electoral que elige presidente en los Estados Unidos (gana quien logra 270). Hoy las proyecciones dan 312 electores para Trump, que además está 2,5% arriba en el voto popular (RealClear Politics, 14/07/2024).
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Con éstos números, grandes donantes de la campaña, como Reed Hastings, cofundador de Netflix, e importantes medios de comunicación están promoviendo con fuerza la propuesta de que Biden dé un paso al costado. Entre los medios, The Economist, publicó una tapa poniendo alertas sobre la salud del Presidente Biden, y el The Washington Post publicó, en una nota editorial, hasta un falso discurso de renuncia a su candidatura.
En ese marco, Alex Berenson informó que un especialista en enfermedad de Parkinson ha visitado la clínica médica residencial de la Casa Blanca al menos nueve veces desde julio de 2023 (Alex Berenson, 6/07/2024).
Para un lado o para el otro, estos debates se extenderán hasta la realización de las convenciones de ambos Partidos, donde deben ser proclamados oficialmente como candidatos. Mientras la convención republicana será en breve, teniendo lugar entre el 15 y el 18 de julio en Milwaukee, la caliente cita demócrata, por su parte, se llevará a cabo en la ciudad de Chicago, del 19 al 22 de agosto.
Los temas domésticos en la campaña
La campaña electoral de 2024 ha destacado varios temas centrales, que han captado la atención del electorado estadounidense.
En relación a lo económico, la discusión gira en torno a una inflación pospandémica que aún no termina de bajar, pese a la elevada tasa de interés que la Reserva Federal (FED) aún sostiene. Recién en junio de este año la inflación entusiasmó a “los mercados” cuando descendió a un 3% interanual, logrado en base a una tasa de interés del 5,5%, que enfrió la economía real, en el marco de un notable crecimiento del empleo registrado.
Allí está el principal número que puede esgrimir Joe Biden. El desempleo en febrero de 2024 se situó en 3,9%, muy lejos del alarmante 14,8% de abril de 2020, en plena Pandemia y con Donald Trump como Presidente.
También hay una enorme discusión sobre las políticas fiscales y de crecimiento económico. También hay un fuerte debate en torno a las políticas económicas para las empresas tecnológicas, bajo dos premisas: La necesidad de pasar a una etapa de drástica desregulación de la industria “high tech”, una de cuyas manifestaciones ha sido la recuperación plena de la libertad de expresión (1° Enmienda) en las redes de Internet, que le estuvo prohibida a Donald Trump y a los neoconservadores después del 6 de enero de 2021 con el asalto al Capitolio, y que Elon Musk restableció en X (ex - Twitter). Por otro lado, hay una discusión por facilitar en gran escala el proceso de fusiones y adquisiciones de Wall Street, hoy prácticamente paralizado, y que es esencial para canalizar el boom de inversiones en la Inteligencia Artificial.
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En relación al mundo financiero, el dato más relevante lo dió BlackRock, el principal fondo de inversión de Wall Street. Stephen Schwarzman, uno de sus jefes que respaldaba tradicionalmente a los demócratas, ha decidido apoyar este año a Donald Trump, aduciendo que “…comparte la preocupación de la mayor parte de los norteamericanos de que la política económica, la inmigración, y la actual política exterior llevan al país en un rumbo equivocado”.
Lo mismo ha ocurrido con Bill Ackman, titular del Pershing Square Capital Management, el tercer “hedge fund” (fondos de inversiones alternativas, de riesgo) de Wall Street, que apuesta ahora por Donald Trump. Ackman es socio de Elon Musk en X, y su respaldo a Trump se hizo público después de un importante fallo del tribunal de Nueva York que condenó al ex Presidente por 34 delitos.
Wall Street pareciera volcarse en gran escala a Donald Trump. La razón es que el ex–mandatario se propone en un nuevo gobierno iniciar un drástico ciclo de desregulación del sistema financiero y, ante todo, del proceso de inversión. Trump planteó terminar con el “híper regulador intervencionismo demócrata” de la Federal Trade Commision (Comisión Federal de Comercio), la agencia “anti–trust” del gobierno norteamericano. También Trump prometió lanzar un nuevo recorte de impuestos, tal como lo hizo en su 1° mandato.
Por otro lado, el tema migratorio saltó a uno de los temas más importantes de la agenda electoral. La frontera con México ha sido motivo de múltiples conflictos a lo largo de los años. En ese marco, Greg Abbott, gobernador republicano del estado de Texas -estrechamente vinculado a Donald Trump-, lanzó en 2021 la “Operación Estrella Solitaria”, que consistió en un refuerzo estadual del control migratorio a través de la instalación de una gran barrera de alambre de púas flotante a lo largo del Río Grande, y de un exponencial incremento de las patrullas fronterizas.
Un conflicto estalló el viernes 12 de enero, cuando se conoció el ahogamiento de dos niños y su madre. Esto multiplicó el cruce de acusaciones entre funcionarios estaduales y federales. Más allá del sensacionalismo periodístico, que tildó el asunto de una nueva “Guerra Civil”, el conflicto evidenció una enorme disputa electoral por los 40 electores del estado sureño, que tiene el segundo colegio electoral de los EEUU, sólo por detrás de California (con 54).
En relación a los debates por el manejo del sistema institucional, Biden y los demócratas corren con la ventaja de tener un contrincante salpicado por múltiples casos judiciales, y su mirada restrictiva en materia de derechos civiles.
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Hace pocos días, un jurado resolvió por unanimidad que el empresario y ex mandatario falsificó documentos para silenciar a la actriz porno Stormy Daniels durante la campaña electoral de 2016, con el fin de proteger sus aspiraciones políticas. Este veredicto lo convierte en el primer ex presidente estadounidense en ser condenado penalmente, aunque, por las apelaciones, la condena no le impide todavía seguir con su campaña presidencial.
Pero esa primera condena penal para un expresidente de EEUU es la menos grave de las cuatro causas en curso. A fuerza de recursos los abogados de Trump consiguieron aplazar los otros juicios, por retención de documentos clasificados tras su salida de la Casa Blanca, y en el estado de Georgia por presunta injerencia electoral en 2020.
Su mayor éxito judicial lo obtuvo de la Corte Suprema, mayormente conservadora. La misma retrasó el juicio por el asalto al Capitolio en enero de 2021, estableciendo que tiene inmunidad por sus actos oficiales como Presidente.
La política exterior
Si bien hay un poderoso núcleo de consenso básico imperial, el enfoque entre ambos contrincantes genera fuertes discusiones.
En relación a Ucrania, empieza a resultar que las estrategias globalistas y neoconservadoras confrontan. Mientras Biden muestra señales de sostener el camino de la guerra, embarcando a toda Europa en tanto protectorado militar de la OTAN, Trump se ha manifestado abiertamente escéptico sobre su continuidad, en línea con toda la alt-right europea.
China, para los poderosos enfoques en pugna, es el tema principal. Sin embargo, hay un fuerte contrapunto estratégico de cómo abordar su incuestionable ascenso. De fondo, la lectura neoconservadora del trumpismo plantea traer a Rusia hacia “Occidente” como mejor alternativa para detener -o al menos contener- el ascenso de “Oriente”. Los globalistas, por su parte, plantean “ganar el siglo XXI” de lleno al gigante asiático desde un dominio multilateral de EEUU por sobre el mundo, desde el G7 y la OTAN, amparado en la aún incuestionable capacidad militar imperial.
En relación al genocidio en Gaza, en la práctica las diferencias son escasas. El lobby sionista más fuerte del mundo tiene asiento en los Estados Unidos, con AIPAC (más republicana) o la J-Street (más demócrata). Sin embargo, mientras Trump promete defender sin vacilaciones una “guerra de exterminio”, Biden sufre el acuse de recibo de las multitudinarias protestas universitarias en favor de Palestina, base social del Partido Demócrata y principal emergente juvenil de la política estadounidense en este 2024.
Palabras finales: Trump hacia su victoria
Las elecciones de 2024 representan un desafío crítico para la estabilidad política de Estados Unidos. Con un electorado polarizado y temas complejos en juego, la campaña se intensificará en los meses previos a las elecciones de noviembre.
Al calor de confundir a su Vicepresidenta Kamala Harris con Trump, y al Presidente ucraniano Volodimir Zelensky con Putin, la candidatura de Biden aún sigue muy cuestionada. Luego del impactante atentado sobre Trump, y hasta la convención demócrata de mediados de agosto, el circuito de presiones para que Biden ejecute un renunciamiento van a verse incrementadas. Kamala Harris, Michelle Obama, o Gavin Newson (gobernador de California) suenan como sus posibles reemplazantes.
Factores como el voto latino y la participación juvenil serán determinantes tanto en este debate interno del Partido Demócrata, así como para conseguir doblegar a este Trump que cabalga hacia su victoria. En ese sentido, los lapsus y vacilaciones políticas del octogenario presidente parecieran no ayudarlo. Las intensas protestas universitarias en favor de Palestina están, también, mostrando una fractura con una de las más importantes bases del Partido Demócrata.
Trump, por su parte, parece tener una campaña indetenible. La imagen del candidato republicano con la cara llena de sangre y dando puñetazos al aire es el registro de un candidato con mucha fortaleza. Pronto lo entendieron los participantes del acto en Pensilvania. Tan pronto como vieron el puño arriba de Trump, corearon: “¡U-S-A! ¡U-S-A!”.
Esta fortaleza de Trump, pone en relieve la fragilidad de su oponente. Si el presidente Biden sigue en carrera, tendrá que demostrar un vigor incuestionable, algo que parece haberse extinguido en sus ya 82 años. Si se retira, el nuevo candidato demócrata tendrá que personificar una fuerza con capacidad de neutralizar a un Trump en ascenso. Antes del atentado, el republicano ya llevaba una ligera ventaja en estados clave. No es que la carrera vaya a cambiar significativamente. El electorado está polarizado, pero los partidarios trumpistas van a estar mucho más inspirados para apoyarlo.