En el clima de un fin de año que encuentra al gobierno con cierta calma y un escenario de estabilidad sobre los indicadores macro, aunque el derrumbe del consumo continúe, emerge lentamente la cuestión electoral que nos espera en 2025. En solo nueve meses deberían realizarse las PASO, si el gobierno no logra aprobar su suspensión como acaba de proponer, en el marco de la cuestión electoral en general que ha sido de preocupación del gobierno de Javier Milei desde su inicio. Recordemos que en la llamada “ley bases” se incluye un extravagante proyecto de pasar a un sistema electoral uninominal. La iniciativa continuó: las elecciones a cargos nacionales serán mediante boleta única, una decisión votada por LLA y sus aliados macristas y radicales. Seguimos sin saber muy bien cuál problema actual del acto electoral vendría a corregir y mejorar esta nueva norma. Existió en estos días otro intento fracasado: establecer una ley denominada “Ficha limpia”, que prohíbe la presentación a cargos electivos a ciudadanos que hayan sido condenados hasta en segunda instancia en una serie de delitos en general vinculados a la corrupción, acotada al manejo indebido de fondos públicos. Otros delitos que afectan al fisco como cuentas no declaradas en el exterior, no estaban incluidos. El gobierno también pretende que se modifique la ley de financiamiento a los partidos políticos y estos no reciban dinero estatal o espacios en los medios, sino que el sector privado los financie “libremente”. Conclusión, no parece esperarnos elecciones “normales”. En este sentido, es notable que desde el primer día los libertarios pretendieron modificar las reglas de juego, siempre lejos del consenso y el diálogo.
Sin embargo, no será la única variable que nos puede deparar un proceso electoral alterado. Además de los cargos provinciales y municipales, estaremos eligiendo diputados nacionales y 8 provincias harán lo propio para renovar parcialmente el Senado. Pero la clave no estará allí y es la hipótesis que deseo plantear aquí. El nudo será la situación interna de cada partido o coalición. Y no solo al interior del peronismo. Veamos.
La Unión Cívica Radical, ha fracturado su bloque en la Cámara de Diputados, de la mano del diputado Facundo Manes quien en alianza con el presidente del partido, Martín Lousteau, creó un nuevo bloque de doce legisladores, restando poder al diputado De Loredo, más que proclive a acordar con el gobierno nacional. Esa fractura además, tiene carácter federal ya que hay diputados y diputadas de 6 provincias lo que complica el manejo de la interna a nivel casi nacional. ¿Podrá Lousteau definir una estrategia electoral nacional para todo el partido? Parece difícil y el primer interrogante es si continuará la alianza con el macrismo, o si ello sucederá solo en algunas provincias. Hablando del macrismo, asoma este segundo caso. La conducción de Mauricio Macri ha sido ratificada hace pocos meses, pero es evidente que tanto Patricia Bullrich como Horacio Rodriguez Larreta, ambos derrotados en las elecciones presidenciales de 2023, plantean disputarle su liderazgo y ya lo hacen saber. De cara al 2025 ¿Esas tres partes podrán ir unidas en una coalición que incluya a quienes? ¿Se encuentran Bullrich y Rodriguez Larreta en condiciones de disputarle el liderazgo a Macri? La resolución de esa cuestión implica cuál será el sistema de alianzas que el PRO se dará , si sostiene a la UCR o vira hacia una acuerdo con LLA, con quien comparte gobierno en la actualidad. Esa decisión sin dudas impactará en la propia UCR la cual también, con el ministro Luis Petri, participa del gobierno de Milei.
Y allí desembarcamos en la estrategia oficialista. No cabe duda que Javier Milei es el líder del espacio, aunque no falten las críticas desde adentro, en particular actores que quedaron marginados en la asignación de cargos. Y desde luego la ya rota relación con Victoria Villrruel, quien sin embargo ostenta su cargo en la vicepresidencia, pero no parece con capacidad de generar una amenaza electoral. El armado de 2023 en todo el país pareció ser algo caótico para el partido gobernante. ¿Quién ordenará ahora esa situación? En los medios Karina Milei, hermana del presidente, y Martín Menem parecen ser los operadores. ¿Podrán imponer candidatos en los 24 distritos? ¿Ya tiene definido el modo de selección de los 24 candidatos a senadores en las 7 provincias y en CABA? Uno se imagina que LLA se debatirá entre candidatos que han demostrado lealtad a Milei, pero desconocidos por el electorado y famosos de no probada lealtad ni conocimiento del mundo político. Ahora bien, la tensión puede ser otra: si el oficialismo decide encarar una alianza con el PRO y la UCR “oficialista”, deberían dirimir candidatos en cada distrito con ambos partidos; especialmente complejo allí donde el macrismo o la UCR son oficialismo (nada menos que en 9 distritos) y donde es razonable esperar que los gobernadores y el Jefe de Gobierno, sean reticentes a cederles lugares en las listas a LLA. Si ambos espacios deciden ir separados, no cabe duda que se disputarán el electorado lo que los pueda llevar a uno de los dos a ubicarse en tercer lugar en el resultado electoral (determinante en el caso de senadores). Si la oferta electoral termina siendo una sola entre estos tres espacios, deberían antes resolver otras cuestiones. Para el macrismo, arreglar de algún modo la tensión o incluso disputa entre Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Horacio Rodriguez Larreta; un déja vu, a la interna presidencial de 2023 ¿Habrá finalmente ruptura? ¿Esa fractura incluirá en la resolución final a la UCR? por otra parte: ¿Hay un escenario en donde el presidente Milei decida ir a las elecciones solo con sus propias fuerzas?
Llegamos al peronismo. Queda al final para dejar en claro una cuestión: las elecciones 2025 serán una tensión interna para todos los grandes partidos y coaliciones, el peronismo incluido, pero no el único. La novedad del peronismo es que la conflictividad se ha instalado al interior del kirchnerismo, aun cuando persisten otras tensiones, desde luego. Sin embargo, la definición de las listas queda circunscripta a cada uno de los distritos; el sello UxP gobierna solo 6 provincias; Córdoba está fuera de ese espacio pero también reconocida en el peronismo. En esas 6 se encuentran Tucuman y Catamarca, cuyos gobernadores han tenido posiciones divergentes respecto al resto, en cuanto a apoyos y críticas al gobierno de Mieli. Pero como decía, la tensión principal parece concentrarse en el propio kirchnerismo en particular en cuanto a la Provincia de Buenos Aires. ¿La conflictividad puede expresarse en las ofertas electorales? ¿Puede existir un kirchnerismo dividido cada uno con su boleta? ¿La resolución o no de esa cuestión, implica ya una definición previa de la carrera presidencial de 2027?
Arriesgo una hipótesis. Esta nace al calor de lo que significó la victoria de Javier Milei el año pasado. Un hombre desconocido y tan solo dos años antes sin partido, acompañado por figuras apenas conocidas y con poca experiencia política, derrotó a líderes consolidados y a partidos políticos con experiencia. Es probable que las elecciones de 2025 no modifiquen sustancialmente la correlación de fuerzas en el congreso (LLA sumará varios legisladores, pero a expensas del PRO que hoy es su aliado en ambas cámaras), pero sí los comicios serán una instancia central para definir la estabilidad e incluso la existencia de las 4 coaliciones/partidos. Será una elección, que tiene grandes chances de definir la composición del sistema de partidos en la argentina a nivel nacional, antes que definir el apoyo contundente o el rechazo de plano al proyecto de Milei. Apenas inicie el año, veremos si el clima electoral se dirige en ese rumbo.