Historizar a Milei

16 de septiembre, 2023 | 00.05

Advertía Rodolfo Walsh: “Nuestras clases dominantes han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires. Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia aparece como propiedad privada, cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”.

Pues bien, el paradigma de des-historización de la práctica política de los sectores subalternos, que brillantemente describe Walsh mostrando la operación ideológica de los sectores dominantes, replica en su matriz conceptual, en el borramiento de la historia por parte de los aparatos ideológicos del Estado, de aquellos candidatos que en una coyuntura específica son puestos en forma para reproducir y ampliar los intereses de la llamémosle también “casta” económica, jurídica y política dominante.

Los candidatos del establishment y dado el fracaso sistemático del proyecto neoliberal que deben desplegar, aparecen sin historia. 

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Al respecto, en una reciente investigación, el licenciado Ari Lijalad nos ofreció una clave central para historizar a Javier Gerardo Milei y mostrarlo como lo que es: un mascarón de proa para desplegar la cuarta ola neoliberal en el país.

Los sectores del poder económico no lo “miran” por sus “ideas”, a las que le prestan escasa atención, sino por su capacidad electoral de ser el nuevo portador del viejo proyecto neoliberal

Al respecto señala Carlos Pagni, gran intérprete de pensamiento del establishment: “El mercado no está mirando el programa económico del candidato más competitivo, mira su capacidad política, su capacidad para gobernar. Habrá que ver cómo hacen para garantizar gobernabilidad y generar alguna confianza, pero a su vez ocultarlo para que no parezca que los que vienen en contra de la casta en realidad ahora están siendo vehículos de la casta”.

Para entender a Milei entonces, hay que observar sus bambalinas, qué hay por detrás, y dirigir entonces la mirada a Victoria Villarruel y sus soportes jurídicos, políticos y militares que se describen claramente en la investigación de Lijalad.

Parafraseando a Walsh diremos que enfrentar con eficacia a la ultraderecha requiere historizarla

Al respecto leemos en el trabajo de Lijalad: “Victoria Villarruel, compañera de fórmula de Javier Milei, se presenta como una simple militante de la memoria completa, que no es otra cosa que un eufemismo del negacionismo y la reivindicación del terrorismo de Estado. Pero oculta algo que queda al descubierto en la escritura fundacional del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV), a la que accedió El Destape, y es la red de contactos que la vinculan no sólo a ex funcionarios dictatoriales sino principalmente a los estudios jurídicos más importantes de la city porteña, es decir, a los representantes de las principales corporaciones del país, incluidos los abogados y recaudadores de Mauricio Macri. La historia se repite: detrás del genocidio iniciado en 1976 hubo un plan de miseria planificada y concentración de la riqueza; detrás de su reivindicación actual también”.

Efectivamente, en el desarrollo de la investigación, Lijalad observa que los mismos actores, (hijos y nietos) que se presentaron detrás de cada ola neoliberal desplegada en nuestro país a partir de la última dictadura de mediados de los años 70, están hoy presentes en el intento de iniciar la cuarta experiencia.

Se disponen a utilizar para esta noble tarea, frente a la derrota de su delfín predilecto Horacio Rodríguez Larreta en las PASO y el estancamiento electoral evidente de Patricia Bullrich, a la nueva figura que, aunque estrafalaria en apariencia, será orgánica a sus intereses en esta nueva fase neoliberal, a la hora de un eventual gobierno “libertario”.

Javier Edgardo Milei, el "León", "La Vaca Mala", en apariencia un personaje sin historia, hijo del TikTok, Mauro Viale y Ale Fantino, y al que la patria consultora y los analistas de derecha y progresistas Dolce Gabanna, ya han transformado en algo parecido a la Aloe Vera, encontrándole análisis tras análisis, focus groups tras focus groups y casi diariamente “nuevas propiedades” de votabilidad.

Atributos novedosos que seducen más y más a un electorado tan desencantado como enojado, tras el fracaso en las últimas administraciones de las dos grandes coaliciones surgidas tras la crisis de salida de un cuarto de siglo de hegemonía neoliberal en el año 2001.

Crisis de las dos primeras oleadas neoliberales que, como sabemos - y si no lo sabemos, sepámoslo-, interrumpió en el año 2003 el gobierno popular - democrático encabezado por Néstor Carlos Kirchner.

Así las cosas, deshistorizar a Milei parece la tarea de la hora de los sectores dominantes y el sistema de medios que les es funcional. Transformarlo en un personaje sin historia, novedoso, cuyas condiciones estructurales de aparición como la desindustrialización, la defraudación con los gobiernos propios y una potente cultura de derecha preexistente se invisibilizan. 

Condiciones estructurales que, además, comparte con otros emergentes de ultraderecha regional.

Entre las condiciones estructurales, y para historizar la emergencia de Javier Milei, debe considerarse muy especialmente las mutaciones socioeconómicas y políticas impresas sobre la persistencia de una potente cultura de derecha autoritaria preexistente que se sintetiza muy bien en la categoría de “Autoritarismo social” que los sociólogos Griselda Catanzaro y Ezequiel Ipar despliegan en el estudio publicado en la Revista Anfibia, “Nueva derecha y autoritarismo social”.

Señalan Catanzaro e Ipar que “la interpretación de dicho proyecto en todas sus implicancias reclama, sin duda, el estudio de nuevas torsiones en el campo político. Sin embargo, tenemos que analizar estas transformaciones sin perder de vista esa dimensión social más densa y amasada en la larga duración a la que nos hemos referido recuperando el concepto de autoritarismo social. Su consideración apunta a que no quede incomprendida la complejidad de lo social, pero también a evitar que la política resulte reductible a un problema de grandes personajes, cuyas alquimias pueden ser serena, profesional y ecuánimemente evaluadas al interior del análisis del discurso de los políticos”.

En esta perspectiva, de igual manera que se ocultan las condiciones estructurales de aparición del personaje libertario, se desplaza su articulación plena con los sectores de poder económico, judicial y militar que le dan soporte, cuya arquitectura describe pormenorizadamente Lijalad en su estudio de investigación que resulta clave para desocultar, historizar y finalmente comenzar a entender la emergencia de LLA en general y su polisémico candidato, en particular. 

En fin, para novedades, los clásicos, estimados lectores de El Destape. Y no se pierdan de leer, si es que aún no lo han hecho, “Negacionismo y negocios: abogados, corporaciones y operadores de la City, los poderosos nombres detrás de Villarruel”.