La inflación en la Argentina de 2022 parece que se volvió loca, y la mayoría de las explicaciones adolecen de rigurosidad. Por supuesto, donde hay cambio de precios hay variación de ganancias e ingresos. Entonces es un tema que afecta la rentabilidad de las empresas o los productores, en pesos y dólares, y también tiene consecuencias en la calidad de vida de los trabajadores. Es una cuestión que la política local pone en la agenda hace décadas.
La inflación es un problema importante que tiene la Argentina, pero nunca se puede subordinar la producción y el empleo a bajar la inflación, la solución debe ser tal que haya sinergia entre una menor inflación y un aumento de la producción, la productividad, el empleo, el salario y las exportaciones.
El profesor Julio H. Olivera decía en 1960 que “la cantidad de dinero es una variable endógena y la variable exógena es el nivel de precios o la tasa de salarios, según se trate de un modelo de patrón-mercancía o de patrón-salarios. El primero corresponde a la inflación estructural…”. La Argentina es afectada por los movimientos de ambas variables, pero con un énfasis claramente puesto del lado estructural.
Si la inflación fuera determinada por la emisión monetaria alcanzaría con dejar de emitir. No alcanza. Dejar de emitir sólo sirve para anclar el movimiento de precios producto de otros efectos, como puede ser la menor actividad (menos transacciones, porque hay menos dinero, en los términos de la misma teoría cuantitativa), y un aumento del desempleo, por ejemplo, y, por tanto, afectar así la economía real, que es el verdadero espacio donde se dan los cambios de precios relativos (tipo de cambio, salarios, tarifas, formación de precios de bienes salario) que afectan al conjunto de precios, a su inercia, y a los posibles cambios en la formación de los precios. Entonces dejar de emitir no garantiza que se desinfle el aumento de precios.
Para encontrar las causas de la inflación en la Argentina es preciso ver qué está cambiando que afecte a todos los precios. Posiblemente se trate de cambios en precios relativos, ejemplo de ello son el dólar o los salarios, siendo las tarifas una consecuencia de la combinación del precio del dólar y de la disputa distributiva, que se dirime en la arena política.
¿Qué cosas están cambiando ahora? En principio no es sólo ahora. El pass through de la devaluación que existió en 2018 (y que no se detuvo hasta 2020) nunca estuvo terminado del todo, porque desde 2018 operó unca caída de la actividad muy fuerte que hizo de ancla. Recién ahora, mitad por la recuperación de la actividad, y mitad por el desajuste macro de la pandemia que obligó a un déficit fiscal importante, con más dinero en la calle (aunque siempre por debajo del circulante en usd o sobre PBI de 2017), se aceleró el proceso que estaba pendiente desde 2018. Este fenómeno se profundizó por los precios internacionales y por el alto consumo de algunos bienes que superaron sus precios en dólares (oficiales) de 2018: ropa, construcción y automóviles. El caso de la construcción también se vincula a niveles de obra pública incluso por encima de 2017.
Aquí se hace sentir en parte el efecto de la brecha, ya que son sectores con algunos insumos andando por el carril del CCL. En este punto, si bien hay récord de exportaciones, y la cosecha será récord en precios, las importaciones (al oficial) están volando y las reservas están bajo máxima tensión. Por eso algunas de las medidas de esta última semana, y frente a la inminencia de un nuevo pago al FMI y un nuevo desembolso del organismo para calzarlo. Las reservas están bajo negociación permanente, y así seguirán por el desastre que dejó la gestión de deuda de Prat Gay, Dujovne y Lacunza.
En este contexto de negociaciones y expectativas, sí tiene sentido el equilibrio fiscal, pero no para generar un ajuste en el gasto, sino para obtener los recursos de la misma economía en iguales cantidades a lo que se precisa asignar como gasto. Recordemos que la Argentina recauda 29% del PBI y la OCDE tiene un promedio en torno a 34%, con países como Noruega en 38%, Dinamarca en 46%, Italia en 43%, Brasil casi 32%, y todos ellos con mayor estabilidad en este nivel que nosotros. Estabilizar variables relativas y nominales es el camino para bajar la inflación, empezando por el dólar, pero también por las variables que lo afectan. El análisis de la estabilidad de las variables es clave entonces. Suponer que dolarizando se estabilizarían las variables es por lo menos ingenuo, porque o se dispararía el precio del dólar inicial, o el ajuste de actividad que impacta en su necesidad para que se sostenga un precio similar al oficial actual, o un mix de ambas cuestiones negativas.
En ese sentido, otro factor a analizar es el nivel de reservas, el stock en este caso, porque este nivel brinda una fuerza adicional a la política y a la política económica en particular, para enfrentar los problemas macroeconómicos. Cuando el Banco Central tiene mayor stock de reservas de libre disponibilidad existe una mayor capacidad de intervención en la economía, pudiendo intervenir en el mercado de cambios, para lograr la estabilización macroeconómica y evitar senderos de desconfianza financiera. Controlar el sector externo es driver de gobernabilidad en la Argentina.
Ahora bien, los acontecimientos recientes, en relación con la baja de los bonos en pesos, fomentado y fogoneado por diversos sectores políticos de la oposición, en el contexto de debilidad descripto (que afecta también el riesgo país), constituyen un aspecto que afecta negativamente sobre las expectativas, impulsando la necesidad de refugiarse en el dólar para varios actores significativos. Ello presiona al alza los tipos de cambio y, por ende, con el mecanismo que mencionamos precedentemente, también impacta sobre los precios. Actualmente, el stock de reservas líquidas es bajo, de contar con una mayor disponibilidad de reservas estos momentos de incertidumbre se podrían despejar rápidamente sin detener el sendero de la recuperación.
Tal como se puede ver en el próximo gráfico, hay costos que son liderados por el dólar, en base a cuestiones estructurales, y esto promueve la suba de precios, en la medida que haya mercado para esos bienes, y aquí entra a jugar el nivel de actividad. Yendo a lo nuestro. Hay un problema pocas veces señalado en los informes ultra politizados de la prensa actual, y ese problema es que estamos saliendo de una devaluación. Sí, todavía estamos saliendo. La última devaluación fuerte se inició en 1988 y recién se dio por terminada en 1991: 4 años (y con ajuste). Salir de una devaluación siempre es traumático. Y ahora que no habíamos terminado de salir de una devaluación estamos transitando precios excepcionales producto de la guerra, con una soja a 630 dólares, el trigo a casi 400, o el crudo arriba de 110 dólares. Se puede recordar cuando le pedían al macrismo que hable de la herencia. ¿De qué herencia iba a hablar si la economía tenía un nivel de salud tal que en 2 años la administración de Macri tomó 100.000 millones de dólares de deuda neta? Nadie le habría prestado esa cantidad a nuestra economía si hubiera tenido altos conflictos financieros. Hoy sí corresponde hablar de este problema.
Mientras se discutía si los precios seguían al oficial o al blue, nadie se detuvo a ver que ni siquiera han alcanzado al oficial todavía, en promedio. Los precios siguen a los costos que son conducidos por el dólar, y el reacomodamiento se da en función de la puja distributiva, que tiene vasos comunicantes con la política, y se refleja en la economía real a medida que crece la actividad.
En efecto, desde abril de 2018 hasta acá, mayo de 2022, el dólar subió alrededor de 498%. El IPC lo hizo en casi 412%, y dentro de éste, la carne subió: 676%, la ropa 707% y los autos 950% (estos últimos subiendo al nivel del blue). Va a seguir habiendo inflación porque venimos de una maxi devaluación, no podemos decir otra cosa, corresponde explicarlo bien, y recién ahora que hay actividad empieza a ajustarse la economía a esa misma relación entre precios y dólar como había antes de la explosión de la burbuja. ¿Los salarios? No subieron más de 390% en promedio. La base monetaria en ese lapso no subió más de 214%, y esta oferta de dinero pisada es la que está frenando un crecimiento más rápido.
En el contexto de la aceleración por la guerra de Rusia y Ucrania, cabe suponer que en cuanto se terminen de absorber los precios internacionales debería haber un descenso de la nominalidad, si es que no se perjudica alguna otra variable en el medio. Por eso cabe suponer que, de no haber un nuevo problema con la existencia de dólares (suponiendo que se deberá bajar la brecha actual), la inflación debería tender a la baja.
Hay una relación entre costos estructurales, y nivel de actividad, que impacta en salarios y precios, tal como se mencionó.
Es importante comprender que el Estado es el elemento estrictamente político que puede arbitrar en estas carreras, disputas, variables:
- Arbitrar las relaciones sociales entre capital y trabajo para generar que los ingresos de la población les ganen a los precios, incluso de modo compulsivo si fuera preciso
- Lograr impuestos más progresivos, y aranceles inteligentes. Las retenciones son el instrumento por excelencia en épocas de saltos de precios internacionales, lo cual debe evaluarse dentro del escenario político de los actores.
- Apuntalar la mayor producción, con hincapié en las exportaciones, la innovación, el desarrollo energético, las obras necesarias y la diferenciación productiva.
- Incentivos a la oferta, para que la inversión pueda acompañar una mayor demanda agregada, promovida por el Estado, de modo de coordinar las necesidades de la economía y desinflar algunos ajustes por precio.
- Generar mecanismos para la captación de divisas que aumenten el stock de reservas, permitiendo así contar con una mejor posición financiera y por ende política.
- Seguir trabajando en los instrumentos financieros que desarmen cualquier expectativa de devaluación. En este sentido la tasa no puede ser muy negativa, por eso el aumento de estos días de 300 pb, es una medida para tener en cuenta, que llevó la tasa de Leliqs a 52% TNA
Como se podrá detectar todas estas líneas requieren mucho trabajo y paciencia, pero sobre todo política.
Nota: Los autores agradecen los comentarios y los debates de los detallistas miembros de FUNDUS, pero el contenido de la nota corre bajo la responsabilidad de ellos.