Las cartas están en la mesa, una brilla e ilumina la oscuridad reinante

29 de julio, 2024 | 10.34

Los epistolarios han sido clásicos de la literatura, de la historia y de la política entre otros tantos ámbitos en que a través de las cartas se dejaba testimonio de sentimientos, emociones, pensamientos, controversias, climas de época. Las cartas mayormente manuscritas o mecanografiadas hoy ya no son medios de comunicación entre las personas, instituciones ni Estados, la tecnología ha provisto otros modos de transmisión más efímeros, más escuetos, menos perdurables en la memoria colectiva y menos apegados a un compromiso de sus autores con la palabra escrita. Sin embargo, hay cartas, de esas de otros tiempos, que siguen siendo señeras y a una de ellas está dedicada esta nota, como recuerdo para analizar el presente y como severa advertencia ante un futuro que aún podemos evitar.

Carta Abierta de Rodolfo Walsh a La Junta Militar

Rodolfo Walsh periodista de investigación, escritor, militante político, el 24 de marzo de 1977 al cumplirse el primer aniversario del golpe que diera paso al terrorismo de Estado en la Argentina, consciente de la suerte personal que le depararía, envió una carta a la Junta de gobierno del autodenominado “Proceso de Reorganización Nacional” que en su Comunicado N°1 (24/3/1976), sin ningún pudor y anticipando lo que se proponían, decía:

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"… comunica a la población que, a partir del día de la fecha, el país se encuentra bajo el control operacional de la Junta Militar. Se recomienda a todos los habitantes el estricto acatamiento a las disposiciones y directivas que emanan de la autoridad militar, de seguridad o policial; así como extremar el cuidado en evitar acciones y actitudes individuales o de grupo que puedan exigir la intervención drástica del personal en operación" (firmado por Videla, Massera y Agosti, comandantes en jefe de las tres Armas).

En el primer párrafo de su carta Walsh expone los motivos de la misma: “1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.”

Casi un año antes, en abril y a días de producido el golpe, Ricardo Balbín, presidente de la Unión Cívica Radical (UCR) principal partido de oposición al gobierno peronista derrocado, manifestaba: “Recibimos con satisfacción que las Fuerzas Armadas en el poder hayan ratificado su voluntad de arribar a un proceso democrático y republicano, que no hayan definido otros enemigos que los responsables de deshonestidades administrativas y de la quiebra moral y los que se han marginado voluntariamente del proceso, recurriendo a la subversión y al terrorismo, y que hayan reconocido la necesidad de los partidos políticos.”

También en aquel primer aniversario del golpe, la Sociedad Rural Argentina presidida (1972-1978) por Celedonio Vicente Pereda, publicaba una solicitada en que hacía expreso su apoyo a la dictadura genocida, en la que manifestaba: “La Sociedad Rural Argentina (SRA) al País. En el primer aniversario del gobierno de las Fuerzas Armadas (FFAA). Hoy hace un año que el país se debatía en la más profunda crisis por la que ha atravesado su historia. La corrupción, la falta de autoridad, el desgobierno, el crimen como medio político, eran caracteres dominantes de la situación. En lo económico, la inflación descontrolada y el desorden fiscal eran insostenibles. Se estaba al borde de la cesación de pagos; en suma, el país se desintegraba. En esos momentos todos estábamos dispuestos a dar cualquier cosa por tener garantías mínimas de vida y de bienes, por volver a respirar aire puro. Fue en tan graves circunstancias que las Fuerzas Armadas tomaron las riendas del país con patriótico empeño, para evitar la desarticulación total. (…) Un año después, luego de una ardua labor, varios e importantes son los logros materializados. Quizás mayores aun de lo que nos puedan parecer sin la suficiente perspectiva. (…) Es indispensable reforzar el proceso dándole otro ritmo, lograr definiciones y tomar decisiones que hacen al fondo del mismo y que son necesarias para proyectar a la Nación hacia su modernización, conforme al plan económico inicialmente enunciado. En efecto, debemos desarmar el andamiaje creado por casi 35 años de una lenta pero sistemática estatización socializante, que en definitiva ha demostrado su fracaso, al empobrecernos a todos, y al no haber dado los frutos que algunos sectores ansiosos, confundidos o equivocados, esperaban de su aplicación. Este proceso requiere el apoyo y sacrificio de todos los sectores, sacrificios que deben hacer no sólo los empresarios y los obreros, sino especialmente el Estado, dando el ejemplo a través del reordenamiento presupuestario, que ya ha comenzado, la liquidación de las empresas estatales y el redimensionamiento de la burocracia. Ahora no debe dominarnos la impaciencia (…). La Sociedad Rural Argentina reitera frente a los productores y la ciudadanía en general su apoyo a toda acción que signifique completar el proceso iniciado el 24 de marzo de 1976, para poder lograr así los fines propuestos, que en definitiva son los grandes objetivos nacionales.”

Jorge Rafael Videla ingresa al predio de la Rural acompañado por su secretario de Agricultura, Jorge Zorreguieta.

Algunos datos contextuales imprescindibles. La Sociedad Rural Argentina (SRA) es una asociación patronal fundada en 1866 originada en la más rancia oligarquía terrateniente, uno de cuyos socios fundadores fue José Toribio Martínez de Hoz (abuelo del ministro de Economía de la Junta Militar entre 1976 y 1980, articulador del terrorismo para habilitar su Plan Económico), que cuenta con 8.000 socios en la actualidad pero, históricamente, ha tenido una gravitante posición en el sector rural y en la política nacional.

Sobre esto último, es preciso recordar que Celedonio Pereda (familiar de Marcos Pereda Born, actual vicepresidente de la SRA) fue uno de los referentes de la Asamblea Permanente de Entidades Gremiales Empresarias (APEGE) que el 16 de febrero de 1976 declaró un lockout general, considerado como uno de los antecedentes directos del golpe de Estado concretado el 24 de marzo de ese año y que, entre cuyos lemas convocantes, consignaba: “porque todos los argentinos son víctimas de un proceso que conduce inexorablemente a la disgregación y el caos”, “constante aumento del poder sindical” y la “entrega del país al sindicalismo continuando su camino hacia el marxismo”.

Memoria, Verdad y Justicia: un imperativo irrenunciable

Volviendo a la Carta Abierta de Walsh, en su último párrafo (que cerraba firmando con nombre, apellido y número de documento de identidad) decía: “Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.”

Más que una premonición era una clara muestra de una convicción y certeza de las consecuencias que le significarían, pues al día siguiente (25/3/1976) fue asesinado en un intento de secuestro en pleno día en la intersección de dos importantes avenidas de la ciudad de Buenos Aires, cuando se empeñaba en difundir su Carta que, obviamente, ningún medio de prensa publicó.

Ya por entonces, a pesar de la extrema censura periodística y la clandestinidad en que se erigía un Estado paralelo que se proponía la invisibilidad de las mayores atrocidades que cometía siguiendo un plan sistemático de terror como sustento de las políticas públicas, Walsh daba cuenta minuciosa de lo que estaba aconteciendo en la Argentina y de los propósitos que se perseguían.

“… han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivistas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror. Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio.”

En los párrafos siguientes no sólo enumeraba con detalle episodios de esa índole, sino que proporcionaba la identidad de casos emblemáticos entre las víctimas de la represión (dirigentes políticos, sindicales y sociales argentinos y de países vecinos asilados en nuestro país), como de los lugares (unidades de las FFAA o policiales que funcionaban como “centros clandestinos de detención”) y circunstancias en que se habían llevado a cabo desapariciones, torturas y asesinatos, incluso de personas cuyas detenciones estaban “legalizadas” por haberse verificado con anterioridad al golpe y cuyas muertes se presentaban -burdamente- como consecuencia de intentos de “fugas” o de inverosímiles “enfrentamientos armados”.

Si a sólo un año de gobierno de la dictadura esas eran las cifras que se registraban, es realmente inconcebible que hoy se pretenda insistir en poner en duda que fueron -no menos- de “30.000” los desaparecidos, máxime con la copiosa información documentada y las centenas de testimonios que en los últimos 40 años han sido recabados en los procesos judiciales y las miles de condenas que resultaron de esos juicios, que han ratificado aquellas denuncias.

Cuando no se reconocen límites, peligra la existencia misma

Reflexionaba Walsh: “De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda una ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras. La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos.(…) Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerrilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido. (…) A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: ‘La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal´."

Proseguía trazando un paralelo con otras iniquidades violatorias de derechos humanos fundamentales, destacando la conexidad con las prácticas represivas que constituían instrumentos juzgados necesarios para la consumación de aquéllas: “Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.”

En columnas anteriores en El Destape me he ocupado de analizar políticas públicas libertarias, en línea con las interpretaciones que hace ya casi 50 años hacía Walsh, a las que aquí me remito y sólo retomo con relación a algunas “novedades últimas” que merecerían integrar el repertorio de Ripley (“Aunque usted no lo crea”).

Una, consultado el Secretario de Comunicación y Prensa de la Nación (Eduardo Serenellini) acerca de la caída abrupta de las ventas en supermercados, que en mayo fue del 9,7% con respecto al mismo mes del año pasado (según el INDEC), y superior en comercios barriales o de cercanía, y que en los shoppings alcanzó el 12,7%; sin que se le moviese un pelo y con total desparpajo, respondió a TN: "Uno recortará la plataforma para ver películas, otro recortará el auto, y ese que esta grave, dirá, no hay desayuno y no hay almuerzo, o sea, en distinto nivel todos estamos recortando. No nos tiene que dar vergüenza decir, mirá me estoy ajustando en un montón de cosas”. Obvio, en una sociedad de consumo se trata de “consumo” de lo que sea, da igual: usar menos el auto, hacer menos turismo, salir de un plan preferencial de una plataforma, no desayunar, no almorzar …; eso sí, a su criterio es parejo para todos y no debe avergonzarnos, y hay que prestarle mucha atención, porque te lo dice un comunicador oficial desvergonzado.

Dos, Sturzenegger, especialista en demoliciones de las arcas públicas (recordemos el Megacanje de deuda externa del 2001 y la implosión del gobierno de De la Rúa, entre otros méritos que acumula), hoy puesto por el “topo” Milei en el papel y función de “Terminator” estatal), anticipa un nuevo proyecto “modernizador” que eleve el máximo a 12 horas diarias; mientras en el Congreso -y mal que le pese al diputado radical Tetaz, presidente de la Comisión de Legislación del Trabajo de Diputados- se comenzarían a debatir luego del receso invernal varios proyectos para reducir la jornada de trabajo establecida en 1933 en un máximo de 8 horas diarias y 48 semanales,.

Más todavía, exagerando su tendencia modernizadora (de la esclavitud que ya viene encapsulada en la Ley Bases) tiene otro proyecto en mente, exhumar el negocio -convertido en negociado- de los “tickets canasta”, o sea, pagar parte de los salarios con bonos que no sean “legalmente” salarios, a través de empresas especializadas en ese tipo de operaciones, y que, por supuesto, por carecer supuestamente de naturaleza remuneratoria no impactarían ni servirían de base para el pago de horas extras, aguinaldos, vacaciones e indemnizaciones. Olvidadizo el Ministro demoledor, pasó por alto las condenas penales que recibieron altos directivos de una de esas magnánimas empresas con motivo de una investigación impulsada por Héctor Recalde (cuando era diputado) y Mariano Recalde -entonces, joven asesor suyo-, por una coima cercana a los 20 millones de dólares que le ofrecieron para desistir de un proyecto de ley que derogara ese sistema empobrecedor de las personas que trabajan y proveedor de pingües ganancias a empresarios emprendedores. Ley, que finalmente se sancionó eliminando esa mecánica y modalidad de pago en el gobierno de Néstor Kirchner.

Tres, Por “Decreto 656/24 PEN” se le asignan cien mil millones de pesos como “fondos reservados” (o sea, sobre los que no hay que rendir cuentas) al servicio de inteligencia estatal, hoy llamado AFI pero el que se dice volverá a denominarse “SIDE”, que bien podría pasar a denominarse Central de Inteligencia Argentina (para que la sigla sea CIA y mejoremos nuestra perfomance de alineamiento con los EEUU). Lo que supone un incremento del 3100% del presupuesto, aunque no hay plata (y menos $$$). Aguerrida la diputada mutante de Hacemos Coalición Federal, Margarita Stolbizer, amenaza con presentar un Proyecto de Ley para derogar ese decreto, asumiendo el riesgo de ser tildada de traidora comunista por el Presidente, aunque qué le hace una mancha más a la tigresa.

Cuatro.- Rodolfo Barra, Procurador del Tesoro (el abogado del Estado) al dictaminar acerca de varios pedidos fundados en el derecho de acceso a la información (garantizado por nuestra Constitución y diferentes leyes) sobre la familia canina de Milei, sostuvo que: “la legislación respectiva no ampara la información que hace al ámbito privado del funcionario o magistrado, especialmente cuando el pedido de información pretende ingresar a una esfera típicamente doméstica”. Se trataba de saber: “cantidad, raza, nombre, edad, marca y tipo del alimento que consumen, elementos destinados al cuidado y manutención, incluido su embellecimiento; información vinculada a su estadía en la residencia Presidencial -fecha de ingreso, profesionales afectados a su cuidado pasado y presente, entre otros-, y al origen de los fondos con los que se solventaron las obras destinadas a su alojamiento (caniles)". No parece invadir la “intimidad”, además, más allá de las peculiaridades de la personalidad del mandatario, se trata de “perros” y de los “recursos” públicos o privados para mantener los canes, proveerles de “alimentos” y una “vivienda” que, paradójicamente, se les retacean a humanos realmente necesitados.

Cinco.- En el primer semestre del año 2024 se produjeron casi 180.000 despidos en el sector formal sin crecimiento cuantitativo ni menos cualitativo del empleo, más brutal fue lo ocurrido en el sector informalizado (fraudulentamente apartados de las tutelas legales) y en el informal (autónomos, cuentapropistas o pertenecientes a la economía social o popular). Prescindiendo de esos datos duros de realidad, los miserables dirigentes de las federaciones patronales ofrecieron en el Consejo del Salario (SMVyM) un aumento de $ 10.685 (para compensar junio y julio de 2024) que representaba un 4,6% respecto de los valores vigentes en mayo, rechazado por ridículo (tanto como la serie aún más paupérrima para los siguientes tres meses) por las Centrales Obreras, nuevamente quedó en manos del Gobierno arbitrar y disponer por decreto el aumento. ¿Y a que parte se acercó? No lo van a creer. A la empresarial, aunque mejorándola y llevándola a la increíble suma de $ 19.916 para ese bimestre, que no alcanza a cubrir 4 kgrs. de lechuga ni 6 kgs. de pan. Ah, un dato de color, el SMVyM perdió a mayo de 2024 en poder de compra el 32,1% respecto del vigente en noviembre de 2023, ubicándose en un nivel similar al del año 2001 en medio de la crisis terminal que hizo implosionar al gobierno de la Alianza radical/progresista luego de adoptar un plan económico neoliberal de la mano de Cavallo y Sturzenegger (¿les suenan?).

Hay bastantes más ejemplos, que los límites de esta columna (algún límite debía aparecer) impiden citar para no agotar ni deprimir a las y los lectores.

Las razones del Mercado son sinrazones humanas

Continuaba Walsh en el siguiente párrafo de su Carta, indicando: “En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar, resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales. Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9% prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron. Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares.(…) Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la ‘racionalización’ (…) Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar ‘el país’, han sido ustedes más afortunados. Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante (…) Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977…”.

La Economía librada a las “leyes del Mercado” está al solo servicio del Capital, o sea, de sus dueños o de quienes -como en los Fondos de Inversión- son sus gerenciadores, cuyo espíritu altruista escasea y tampoco son proclives a la beneficencia, y cuando intervienen sus socios estratégicos de dominación (los Organismos Internacionales de Crédito) todo empeora porque inducen a los países subdesarrollados o emergentes al endeudamiento serial para seguir siempre debiendo.

De eso también hablaba Walsh en su Carta: “Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales (…) Un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976 define la magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente Celedonio Pereda: ‘Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos’.”

No deja de ser curioso, para quien crea en casualidades y no en causalidades, cuando se lee en esa Carta: El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el ‘festín de los corruptos’.”

No se puede esperar piedad de los verdugos

Las marionetas cambian, aunque algunas son las mismas sacadas de antiguos arcones piratas sin siquiera preocuparse por lavarles la cara ni limpiar sus manos ensangrentadas o ensuciadas con fervor, pero los “titiriteros” corporativos locales y trasnacionales siguen siendo los mismos.

La letalidad de esas viejas/nuevas recetas sanadoras de la Economía, supuestamente desideologizada y apolítica puramente científica, es mucho mayor. Los efectos letales no excluyen el existencial, el exterminio físico -de ser necesario-, aunque sí es seguro tendrán mortales consecuencias para la soberanía nacional, la justicia social y el buen vivir que un Estado moderno debe garantizar a todos los habitantes de su suelo.

Los “verdugos” actuales enseñoreados en roles institucionales del Estado, como aquellos otros que describía Walsh, son mano de obra y simples empleados -que fungen de mandatarios públicos- de las clases dominantes que no reconocen límites éticos ni morales, porque la codicia que los anima y los domina es ilimitada por definición. Es hora de despertar, tomar conciencia y obrar en consecuencia, ya sabemos cuales son las consecuencias de mirar para otro lado o conformarnos con eso de que “por algo será, algo habrán hecho” que, inexorablemente, nos arrastrará a todas y todos a un abismo infinitamente peor que el derrumbe económico que también devendrá para la mayoría de quienes deseamos seguir viviendo en la Argentina.