Esta semana Argentina fue sede de un nuevo encuentro de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC). Este foro, que reúne a representantes internacionales de fracciones político-ideológicas neo reaccionarias acumula, con esta, cinco reuniones en el año, en un intento por darle impulso al gobierno de Javier Milei y terminar de ungirlo como punta de lanza en la batalla ideológica contra la izquierda, en un nuevo tren de ascenso tras la victoria de Donald Trump en Estados Unidos.
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El encuentro, que se desarrolló en uno de los hoteles más lujosos de la ciudad de Buenos Aires -el Hilton- ubicado en Puerto Madero, la zona más cara de la capital argentina, costaba 100 dólares para quienes quisieran escuchar a las y los oradores, especialmente al presidente Argentino, Javier Milei, quien en esta oportunidad ofreció a sus escuchas un mensaje de acción concreta: “dar la batalla cultural” para defender el capitalismo, las ideas de libertad, el capitalismo de libre mercado y los valores occidentales, para evitar “que no se nos metan por ningún lado”, en referencia a la izquierda.
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La edición argentina de la Cumbre, tuvo como invitados principales a Lara Trump, referente del partido Republicano y potencial sustituta de Marco Rubio en el senado norteamericano; Matt y Mercedes Schlapp, referencias conservadoras en la escena política y del espectáculo estadounidense; Eduardo Bolsonaro, hijo del ex presidente brasilero, Eduardo Verastegui, actor y referente del conservadurismo en México y Santiago Abascal, líder del partido de ultra derecha español, Vox, entre otros.
También participó el empresario mexicano Ricardo Salinas Pliego dueño del conglomerado TV Azteca, quien es considerado la tercera persona más rica del país con una fortuna estimada en más de US$10.000 millones, según Forbes y hubo espacio para escuchar a influencers de los medios de comunicación y la redes y pensadores, como Daniel Parisini (alias el Gordo Dan), Mariano Perez, Ben Shapiro, Agustín Laje, entre otros.
Con un mensaje grabado, hicieron presencia el jefe de campaña de Trump, Steve Bannon; Jair Bolsonaro, a quien recientemente la policía imputó por el intento de golpe de estado contra Lula, en 2022 y la venezolana Maria Corina Machado, operadora política del ex candidato a presidente Edmundo Gonzalez. De Argentina, los principales oradores fueron el Ministro de Economía Luis Caputo, la ministra de seguridad, Patricia Bullrich.
Las intervenciones de los líderes regionales e internacionales elogiaron al presidente Javier Milei y a sus políticas en Argentina. El estratega norteamericano y el ex presidente de Brasil, Steve Bannon y Bolsonaro coincidieron en señalar al país austral como “la punta de lanza” contra la izquierda.
La ultra derecha captura ideas de izquierda para dar batalla
Como es habitual en sus discursos, Javier Milei, anfitrión de la Conferencia se dedicó a describir la amenaza que representan las ideas de izquierda y el socialismo, pero dedicó buena parte, esta vez, a presentar una visión estratégica, casi un manual práctico, que parecía combinar elementos de pensadores como Gramsci, Clausewitz y Mao Tse Tung, y llegó a utilizar una cita textual de Lenin, para instruir a sus seguidores respecto del desafío que se le presenta al proyecto político conservador en este momento: disputar en el territorio de las mentes.
“Lo importante es que fueron exitosos en lo cultural, lo político, pero como sus ideas son un espanto, a donde van generan miseria”, observó sobre los gobiernos progresistas y remarcó: Nos retiramos del campo de batalla y ellos avanzaron sin ningún tipo de problema: se nos metieron en las universidades, se metieron los medios de comunicación, se metieron en la cultura”.
De acuerdo con el discurso de Milei, es ahora, la hora del pensamiento libertario: “Eso abrió la oportunidad para que hoy en el mundo, de la mano de Donald Trump, Bukele y nosotros, se respiren nuevos vientos de libertad”. “Estamos frente a una oportunidad histórica para empezar a cambiar el mundo, pero no alcanza con gestionar bien, con organizarse políticamente. Es necesario también dar la batalla cultural”.
Con la premisa de la batalla cultural el mandatario presentó un decálogo de consignas políticas. Una suerte de principios con los que lleva adelante su gestión en los que incluyó máximas como: “Es mejor decir una verdad incómoda que una mentira confortable”; “Nos importa un rábano la opinión de los políticos sobre casi todos los temas”; Nunca hay que negociar las ideas para rascar un voto, nunca hay que negociar las ideas para rascar un voto” y “La única forma de combatir el mal organizado es con el bien organizado” y, “A diferencia de la economía, la política sí es un juego de suma cero. Esto quiere decir que los espacios de poder que no ocupamos nosotros, los ocupa el adversario”, entre otras cosas.
Para cerrar su decálogo el mandatario argentino citó a Lenin: “Estas son las 10 consignas políticas que les quería dejar hoy, porque como decía Lenin, sin teoría revolucionaria no puede haber movimiento revolucionario. Creo fervientemente que no solo es un decálogo de acción política para los argentinos, sino también para todos aquellos que comparten nuestras ideas en el resto del mundo”, expresó.
La CPAC como tanque de la guerra cognitiva en el siglo XXI y una Internacional Antifacista para contrarrestar
Los movimientos fascistas del siglo XX compartieron características comunes: nacionalismo exacerbado, autoritarismo, anticomunismo, antiliberalismo, militarismo, violencia, propaganda y control de medios, supremacismo racial y anti-intelectualismo. Aspecto que reivindican y ponen en relevancia las y los líderes de bloques como la CPAC.
La Conferencia que reúne a pensadores, actores políticos, económicos y mediáticos culturales con capacidad de influencia (estratégicos), ha comenzado a producir eventos con más frecuencia y se plantea como una usina de pensamiento, propagadora de las ideas que, tal como expresó el presidente argentino, es hora de implantar para afirmar el proyecto de capital que está en juego para esta línea política. Una línea política con prácticas represivas (“El que las hace las paga”, reafirmó la ministra de seguridad argentina), anti estado y pro mercado.
Cada momento en la historia del capitalismo estuvo revestido de una matriz cultural y determinados métodos para la construcción del discurso dominante que permitió aglutinar el pensamiento en torno a un proyecto hegemónico.
Así, mientras que en el siglo pasado el fascismo se expresaba a través del control estatal y la violencia física, hoy las tácticas se han sofisticado, desplegándose en el ámbito de la percepción y la mente. En este contexto de capitalismo digital adquieren centralidad el control de las tecnologías transformando las relaciones sociales, políticas y económicas a nivel global.
En un claro reconocimiento de esto la CPAC reservó espacio para otros disertantes en favor de la batalla cultural y la lucha en contra de la izquierda.
Así Ricardo Salinas Pliego dueño del conglomerado TV Azteca, enfatizó a su turno de disertar sobre la importancia de asumir como propia esta batalla. Por su parte, Matt Schlapp, lobista y presidente de la CPAC en EEUU observó: “Los comunistas son malvados y hacen cosas terribles a nuestros hijos”(, presidente de CPAC). Por su parte el Ministro de Economía Argentino, Luis Caputo, dijo que la batalla cultural de Milei “nos ayuda para atraer inversiones” y Daniel Parisin, alias El Gordo Dan, definió que “el monstruo de la izquierda es el mismo en todos los países” (Daniel “El Gordo Dan”.
Casi de manera simultánea ocurrió esta semana en Caracas, Venezuela, el lanzamiento del Equipo Promotor de la Internacional Antifacista. Allí participaron 1100 delegados de 76 países, con el objetivo de sentar las bases para la creación de una estructura orgánica global para disputar al fascismo, neofascismo, sionismo y expresiones afines.
La Internacional Antifacista se asienta sobre “la Nueva Democracia del siglo XXI” para “construir un modelo profundamente humano y ciudadano, donde el Poder lo tenga el hombre y la mujer de a pie”, expresó el Presidente venezolano, Nicolás Maduro, en septiembre durante su lanzamiento oficial.
En esta oportunidad, se conformaron equipos según ejes de acción. La entidad, que al facismo opone humanismo “pretende ir más allá de la fase de diagnóstico del fascismo, el neofascismo y expresiones similares para combatir activa y colectivamente este peligroso expansionismo”, señala su proclama.
La iniciativa emerge así como un nuevo bloque, en la región y el mundo, frente a la articulación de las diferentes expresiones a nivel global del movimiento neo reaccionario, cuyas redes de poder y de acción se vieron muy claras durante los días previos y posteriores al proceso electoral venezolano.
Un conjunto de actores del concierto mediático e influencer venezolano e internacional, pusieron en juego su poder de fuego para legitimar de ante mano la hipótesis del fraude, e intentar, como ya es tradición para la derecha venezolana un Golpe de Estado. En esto, la participación y el soporte del magnate devenido en influyente comunicador, Elon Musk, fue fundamental.
Esta nueva red para articular poderes populares y democráticos propone realzar un modelo alternativo:
“Expresamos nuestra más firme voluntad y entusiasmo por crear nuevas formas de comunalidad, impulsando acciones de resistencia que nos permitan conformar un gran bloque histórico para transformar el destino en conciencia. Por eso estamos hoy aquí reunidos para bautizar a Caracas como epicentro de la lucha mundial contra el fascismo. Para ello, nosotros, los pueblos libres y defensores de un mundo nuevo, hemos constituido un Equipo de Promoción Internacional Antifascista”, se leyó en el documento final.
“Será una lucha larga, pero será una lucha hermosa, porque es por la justicia, por la paz y por los seres humanos”, destacó el canciller venezolano Yvan Gyl en su discurso de cierre del evento.
El contraste entre ambas cumbres revela en la coyuntura lo álgido de la disputa en el mundo y en la región, donde lo que está en juego es no sólo la imposición del modelo de capital que controlará la producción de valor en el mundo, sino la captura de las subjetividades que permitan dar un revestimiento cultural a dicho proyecto. El dato, ante la emergencia de alternativas, es que habrá lucha.