Luego del colapso bancario que mantuvo en vilo al sistema financiero mundial entre marzo y mayo de este año, la junta de la Reserva Federal publicó la semana pasada los resultados de una prueba de estrés bancario que realiza anualmente. Los resultados arrojaron que los bancos más fuertes tienen la capacidad de resistir crisis con variables económicas “apocalípticas” e incluso, en algunos casos, salir fortalecidos.
Sin embargo, los casos testigo de Silicon Valley Bank (SVB) y First Republic Bank no ayudan a evacuar las dudas sobre los marcos que proporciona la economía estadounidense para los niveles de riesgo que deciden asumir algunas entidades tales como el SVB, ligado a un sector tan dinámico como las Startups tecnológicas, que de la misma manera en que disparó su crecimiento en muy poco tiempo, se fue a la quiebra en un giro inesperado y fue seguido luego por el Signature Bank.
En febrero de 2023, como todos los años, la FED diseñó el escenario en el que los 23 bancos que fueron sometidos a la prueba deberían probar su capacidad de absorber pérdidas, cumplir con las obligaciones con acreedores y contrapartes, sin perder capacidad para prestar fondos a hogares y empresas.
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Según lo publicado por la FED el escenario diseñado combinaba tensión en mercados inmobiliarios y de deuda corporativa, a la vez que proyectaba aumentos en la tasa de desempleo de 6 puntos y medio porcentuales a fines de 2022, hasta llegar a 10% en 2024. A una fuerte caída de la actividad económica agregaron aumento de la volatilidad del mercado, ampliación de los diferenciales de los bonos corporativos y el colapso de los precios de los activos, incluida una disminución del 38% en los precios de la vivienda y una disminución del 40% en los precios de bienes raíces comerciales. “La parte internacional del escenario presenta recesiones en cuatro países o bloques de países, con mayor tensión en las economías avanzadas, seguida de caídas en la inflación y una apreciación en el valor del dólar estadounidense frente a todas las monedas de los países y bloques de países, excepto el yen japonés”, informa la página de la FED.
La semana pasada, al publicar los resultados de la evaluación el organismo estadounidense afirmó, vìa twitter: “La prueba de estrés de 2023 muestra que los grandes bancos están bien posicionados para capear una recesión severa y continuar otorgando préstamos a hogares y empresas incluso durante una recesión severa. Los libros de negociación de los bancos más grandes resistieron el entorno de tasas crecientes probado”. Según la información proporcionada por la FED, los resultados mostraron pérdidas proyectadas de US$541 mil millones y una disminución de capital agregado de 2,3 puntos porcentuales, dejándolos con un capital total del 10,1 %, más del doble del requisito mínimo. “Los resultados de hoy confirman que el sistema bancario se mantiene fuerte y resistente”, dijo el vicepresidente de Supervisión del organismo, Michael Barr.
Los bancos participantes son clasificados en categorías: Sociedades tenedoras de bancos de importancia sistémica mundial de EE. UU (Categoría I, en la que participaron este año bancos como Bank of America Corporation, The Bank of New York Mellon Corporation, The Goldman Sachs Group, Inc., JPMorgan Chase & Co., Morgan Stanley, State Street Corporation, Wells Fargo & Company y Citigroup Inc.; sociedades controladoras de bancos nacionales y extranjeros con US$700 mil millones o más en activos totales o US$75 mil millones o más en actividades entre jurisdicciones (categoría II, en la que solo figura Northern Trust Corporation); sociedades controladoras de bancos nacionales y extranjeros con US$250 mil millones o más en activos totales o US$75 mil millones o más en financiamiento mayorista ponderado a corto plazo, activos no bancarios, o exposición fuera de balance (categoría III, en la que participaron Capital One Financial Corporation; Barclays US LLC,The Charles Schwab Corporation; Credit Suisse Holdings (USA) Inc., DB USA Corporation, The PNC Financial Services Group, Truist Financial Corporation, UBS Americas Holding LLC y Bancorp); sociedades controladoras de bancos nacionales y extranjeros con US$100 mil millones o más en activos totales que no cumplen con los requisitos para las pruebas de estrés de cada año (Categoría IV, entre las que participaron Citizens Financial Group, Inc., BMO Financial Corp. Category, M&T Bank Corporation y RBC US Group Holdings LLC. Hasta la categoría III, son sometidos a esta prueba anualmente. Los que pertenecen a la IV pueden hacerlo de manera bi anual.
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La noticia del buen desempeño frente al hipotético escenario de estrés impulsó al sector en Bolsa, que lideró subidas en Wall Street.
Preguntas incómodas sobre las quiebras bancarias en Estados Unidos
El monitoreo anual realizado por la FED, trae preguntas: ¿por qué no fue previsible la crisis que supuso la quiebra del SVB, el 16° banco más grande del país? O, asumiendo las respuestas que afirman que fue una crisis sectorial, ¿por qué no fue posible detener la crisis de los bancos regionales, en medio de la cual quebró el First Republic Bank, el 14° más grande del país?
Parte de las respuestas remiten a un debate que tiene algunos años en la política estadounidense. Cuando el SVB aún era un banco pequeño, en 2018, un conjunto de republicanos, junto a Trump, impulsó una medida bipartidista para revertir regulaciones bancarias y logró eliminar las pruebas de estrés anuales automáticas para bancos con menos de US$250.000 millones en activos. Una medida que dejó a los bancos más pequeños y medianos fuera del control, permitiéndoles a su vez, disponer de mayor capital para crecer. También relajó medidas
Lo demás, es sabido: Silicon Valley Bank y Silvergate invirtieron en bonos con tasas de interés bajas, cuyo valor se desplomó cuando la Reserva Federal subió las tasas durante el año pasado. Cuando los retiros obligaron a los prestamistas a vender esos activos, incurrieron en graves pérdidas y el gobierno estadounidense debió recurrir a fondos estatales para brindar tranquilidad a los clientes.
Otras respuestas a esas preguntas, que evidencian de mínima, una política de riesgos insuficiente en el sector bancario estadounidense, están relacionadas a hechos que sucedieron en los últimos 4 meses. La afirmación de que los grandes bancos están fuertes, pareciera ser de otro tiempo.
Aunque el escenario económico estadounidense, aún con un conjunto de factores (guerra en Ucrania, disputa comercial con China e inflación) no se parece al hipotético creado por la FED, el anuncio sostenido de subas de tasas, alimenta constantemente el temor al ingreso de la economía estadounidense en una recesión.
A fines de 2021, cuando comenzó la suba de tasas para paliar la crisis, Jerome Powell, presidente de la FED, aseguraba que iba a lograr un aterrizaje suave, un escenario bastante diferente hoy, luego de haber implementado la suba de tasas más grande en los últimos 40 años. Una situación que promete profundizarse, según declaró el pasado 28 de junio Powell, cuando estimó que podrían continuar ajustando al alza el valor de la tasa, para intentar controlar la inflación y que esto traería “probabilidades significativas” de una recesión.
Además de tales factores, una investigación reciente del Instituto Hoover de la Universidad de Stanford afirmó que 2.315 bancos en Estados Unidos (de un total aproximado de 4.800) tienen activos que valen menos que sus pasivos, por lo que los considera “potencialmente insolventes”. Por otro lado, Gallup publicó los resultados de una encuesta que concluye que el 48% de los encuestados se mostró “preocupado” acerca de la seguridad de sus fondos depositados en los bancos, mientras que cerca de un 20% indicó estar "muy preocupado", y agregó que las “lecturas son similares a las de 2008”.
Los resultados del informe de la FED, en su intento por devolver la confiabilidad en los grandes actores del sistema bancario no arroja claridad sobre lo que podría suceder en el marco de la crisis actual con el resto de los bancos que integran ese universo de más de cuatro mil bancos del sistema estadounidense. Basados en la experiencia y en la liviandad del sistema regulatorio ¿Qué niega la posibilidad de que una situación similar a la de marzo ocurra? Y en caso de que ocurra, ¿Quiénes asumirán las pérdidas?
La relación entre el estado y el sistema financiero y la cuerda floja en la que se mueve la especulación financiera motorizada por una sed que nunca se aplaca, está posado sobre un vínculo siempre extractivo entre el estado y el sistema: las ganancias siempre serán privadas y las pérdidas socializadas.