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No obstante, los beneficios derivados de la baja en los precios de los hidrocarburos pueden ser muy significativos para los países en desarrollo importadores, si el derrumbe del crudo termina por favorecer un mayor crecimiento global, señaló un análisis del Grupo Banco Mundial incluido en la última edición del informe sobre Perspectivas Económicas Mundiales.
El estudio fue difundido este miércoles, el mismo día en que el petróleo descendía hasta 48,6 dólares el barril en la bolsa de Nueva York, una cifra que no se registraba desde 2009.
Para detener el derrumbe, Merrill Lynch asegura que es necesario que los países productores -miembros o no de la OPEP- reduzcan el suministro, y que la demanda global se fortalezca.
A corto plazo, sin embargo, están dadas las características para que los precios continúen bajando en el primer trimestre, y el eventual aumento de los stocks agravaría el panorama en la segunda mitad de 2015.
El caso es que la oferta de aquellos que no forman parte de la Organización de Países Exportadores (en especial, Estados Unidos) se mantiene por encima de las medias históricas.
También el mayor productor del mundo, Arabia Saudita, elevó sus ofrecimientos, en un intento de incrementar su cuota de mercado. A la vez, los países de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, principales consumidores energéticos) almacenan hoy 57 millones de barriles más que un año atrás.
Los expertos de Merrill Lynch estiman que para equilibrar el mercado es necesario efectuar un recorte en la oferta de al menos un millón de barriles al día, pero difícilmente los productores asuman el reto.
La buena noticia, matizan, es que la demanda global reaccionará finalmente a los bajos precios, si bien con un retraso de seis meses y con una respuesta limitada por parte de los miembros de la OCDE.
Por el contrario, según el estudio, China e India supondrán la mayor parte del futuro incremento de la demanda, que será más importante en la segunda mitad del año y a comienzos de 2016.
El Banco Mundial señala que para muchos de los países importadores, los precios más bajos del crudo contribuyen al crecimiento y reducen las presiones fiscales, inflacionarias y externas.
No obstante, advierte, la debilidad en el precio del petróleo representa desafíos importantes para los principales países exportadores, a la vez que podría socavar la inversión en investigaciones o avances nuevos. "La inversión se vería especialmente amenazada en algunos países de ingreso bajo o en fuentes no convencionales como petróleo de esquisto, arenas alquitranadas y campos petroleros en alta mar", dice el Banco Mundial.
Para Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial, la declinación de los precios implica, para los responsables de formular políticas en los países en desarrollo importadores de petróleo, "una oportunidad de llevar a cabo reformas estructurales y financiar programas sociales".
"En los países exportadores, esta baja aguda es un recordatorio de las importantes vulnerabilidades inherentes a la actividad económica altamente concentrada y de la necesidad de revitalizar las gestiones de diversificación a mediano y largo plazo", concluyó Kose.
El estudio fue difundido este miércoles, el mismo día en que el petróleo descendía hasta 48,6 dólares el barril en la bolsa de Nueva York, una cifra que no se registraba desde 2009.
Para detener el derrumbe, Merrill Lynch asegura que es necesario que los países productores -miembros o no de la OPEP- reduzcan el suministro, y que la demanda global se fortalezca.
A corto plazo, sin embargo, están dadas las características para que los precios continúen bajando en el primer trimestre, y el eventual aumento de los stocks agravaría el panorama en la segunda mitad de 2015.
El caso es que la oferta de aquellos que no forman parte de la Organización de Países Exportadores (en especial, Estados Unidos) se mantiene por encima de las medias históricas.
También el mayor productor del mundo, Arabia Saudita, elevó sus ofrecimientos, en un intento de incrementar su cuota de mercado. A la vez, los países de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, principales consumidores energéticos) almacenan hoy 57 millones de barriles más que un año atrás.
Los expertos de Merrill Lynch estiman que para equilibrar el mercado es necesario efectuar un recorte en la oferta de al menos un millón de barriles al día, pero difícilmente los productores asuman el reto.
La buena noticia, matizan, es que la demanda global reaccionará finalmente a los bajos precios, si bien con un retraso de seis meses y con una respuesta limitada por parte de los miembros de la OCDE.
Por el contrario, según el estudio, China e India supondrán la mayor parte del futuro incremento de la demanda, que será más importante en la segunda mitad del año y a comienzos de 2016.
El Banco Mundial señala que para muchos de los países importadores, los precios más bajos del crudo contribuyen al crecimiento y reducen las presiones fiscales, inflacionarias y externas.
No obstante, advierte, la debilidad en el precio del petróleo representa desafíos importantes para los principales países exportadores, a la vez que podría socavar la inversión en investigaciones o avances nuevos. "La inversión se vería especialmente amenazada en algunos países de ingreso bajo o en fuentes no convencionales como petróleo de esquisto, arenas alquitranadas y campos petroleros en alta mar", dice el Banco Mundial.
Para Ayhan Kose, director del Grupo de Perspectivas de Desarrollo del Banco Mundial, la declinación de los precios implica, para los responsables de formular políticas en los países en desarrollo importadores de petróleo, "una oportunidad de llevar a cabo reformas estructurales y financiar programas sociales".
"En los países exportadores, esta baja aguda es un recordatorio de las importantes vulnerabilidades inherentes a la actividad económica altamente concentrada y de la necesidad de revitalizar las gestiones de diversificación a mediano y largo plazo", concluyó Kose.