En una sesión vergonzosa, la Legislatura porteña aprobó la desaparición de los centenarios 29 profesorados que conviven en la Ciudad de Buenos Aires. Pese al rechazo de toda la comunidad educativa, Horacio Rodríguez Larreta insistió con el proyecto de creación de la UNICABA para terminar de consolidar su reforma educativa, que responde a las necesidades económicas de las multinacionales y las grandes empresas y contribuye a un deterioro en la calidad de enseñanza.
La apertura de una universidad docente surgió unilateralmente hace exactamente un año, cuando fue anunciado por la ministra de Educación local, Soledad Acuña, en un acto ajeno a los profesores. Desde entonces, la funcionaria del PRO se negó sistemáticamente a debatir su ambiciosa propuesta que contaba con sólo dos páginas y que nada revelaba sobre el funcionamiento del futuro instituto.
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Ante la negativa de los legisladores del partido gobernante de llevar adelante la polémica iniciativa, Larreta le designó la defensa del proyecto al representante de Elisa Carrió en el recinto, Maximiliano Ferraro. El presidente de la Comisión de Educación debió modificar el texto redactado por el Gobierno porteño para que disimule cierta robustez con tres fojas adicionales. Allí estableció que la UNICABA no eliminará a los 29 institutos de formación docente en el acto.
No obstante, mantuvo la carencia de requisitos para conducir la nueva casa de altos estudios, lo que da indicios de que se tratará de un funcionario del PRO que puede no contar con los conocimientos pedagógicos indispensables. En cambio, los rectores de los profesorados, a quienes Acuña se negó a recibir, llegan a su cargo por concurso y por elecciones de los docentes, los estudiantes y los graduados.
Más aún, ahora un funcionario evaluará, sin reglas claras, a los 29 institutos que llevan más de 100 años de existencia para determinar su continuidad o desaparición.
En el contexto de la mayor recesión desde 2001, del menor presupuesto educativo en años, Larreta construirá una universidad desde los cimientos con el argumento de “jerarquizar la formación docente”. Todo pese a que insiste en no entregar un aumento salarial a los maestros después de 11 meses de paritaria abierta.
La UNICABA contó con el rechazo de todos los estudiantes, docentes, pedagogos y especialistas y sólo fue apoyado por Acuña y Ferraro. El apuro y el empecinamiento del PRO y de la Coalición Cívica se explica por el interés económico que subyace tras el proyecto. Esta universidad consolida la formación de los menores que mentan Macri y Larreta.
La universidad de maestros complementa esa propuesta del PRO, que desplaza el rol de los profesores e introduce el de los meros tutores que, en lugar de enseñar a los estudiantes a razonar por su cuenta, les inculca los valores corporativos y los de liderazgo. Además de entregarles conocimientos básicos en informática, precisos para algunos puestos laborales industriales y administrativos, pero no quizás para los sociales.
Esto fue impuesto por la ministra de Educación desde este año en algunas instituciones y lo denominó “secundaria del futuro”. Bajo esta modalidad, obliga a los alumnos de quinto año a trabajar en una compañía privada. De esta manera, les garantiza a las multinacionales y a las grandes empresas asociadas al Gobierno porteño de rotación de mano de obra descalificada gratuita, lo que anula el poder de negociación salarial del resto de sus empleados e, incluso, puede llegar a reemplazar a los trabajadores de nómina.