Con consignas en contra del Gobierno y su ajuste económico, desde diversas agrupaciones quisieron marcar su presencia para repudiar y pedir que Nunca Más vuelva el terrorismo de Estado.
La diversidad de agrupaciones es siempre una de las características de la marcha que convoca a artistas, músicos, referentes culturales entre otros ámbitos. Hubo banderas de diversos colores: los partidos de izquierda formaron largas filas, también lo hizo La Cámpora, Nuevo Encuentro y diversas agrupaciones kirchneristas. Una de las columnas pidió enfáticamente por la libertad de los presos políticos, Luis D’Elía, Amado Boudou y Julio De Vido.
La presencia sindical fue importante. Desde Metalúrgicos, sectores de la construcción, Camioneros y otros sindicatos como por ejemplo el SiPreBA, sindicato de los trabajadores de prensa.
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La diversidad también fue generacional: personas de todas las edades quisieron estar presentes, la marcha convocó a miles de jóvenes que también quisieron estar. “Tengo 30 años y creo fervientemente en la defensa de los Derechos Humanos, creo que es un deber ciudadano estar aquí hoy”, dice Facundo mientras camina con su novia y su hermana por la Avenida 9 de Julio.
El feminismo también se hizo presente y con la presencia de pañuelos verdes pidieron por la memoria, pero también por el futuro de una ley por el aborto legal, seguro y gratuito.
“Venimos acá a recordar a nuestras compañeras enfermeras. Hoy las reivindicamos porque ellas también que pelearon por mejores derechos laborales. Lo mismo que hoy hacemos nosotras, sabiendo que los trabajadores estamos peor cada día por este Gobierno al cual no le importamos” resume Gloria Sosa de la agrupación que nuclea a las trabajadoras de la salud pública.
La premisa básica de este encuentro de compromiso con la democracia fue la memoria y también la unidad. En el documento leído al final del acto en Plaza de Mayo se especificó:
"Nos manifestamos contra el avasallamiento que el Gobierno de Mauricio Macri genera todos los días: despidos masivos, la miseria planificada, la entrega del país a los buitres, la persecución de los pueblos originarios; la persecución a militantes; las presas y presos políticos; la grave injerencia del Gobierno sobre el Poder Judicial; retrocesos en Memoria, Verdad y Justicia, la violencia institucional, la represión a la protesta social, la censura a la prensa, el negacionismo" el Poder Ejecutivo no fue el único criticado, el Judicial también por no acelerar las causas de lesa humanidad.
Una de las columnas más aplaudidas fue la de “Historias Desobedientes” agrupación conformada por hijas, hijos y familiares de personal de las fuerzas armadas y de seguridad responsables de crímenes de lesa humanidad.
En el escenario junto a Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto fue enfática: “Siguen faltando alrededor de 300 hombres y mujeres que están entre nosotros. Son trabajadores, padres, madres, compañeros de oficina, de oficio; vecinos, maestros y profesores de nuestros hijos e hijas; empleados, profesionales, están entre nosotros, como sus familias, que los buscamos desde hace más de cuatro décadas", recordó la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. "En 2018 sólo logramos resolver un caso. Los discursos que impulsan el olvido y justifican los delitos de lesa humanidad, no generan un clima propicio para quienes aún tiene pendiente indagar sobre su identidad", alertó.
"No queremos despedir a más Abuelas sin que hayan podido encontrar a su nieto o nieta, a quien buscaron por décadas, pero tampoco queremos que la apropiación se siga traspasando de generación en generación", advirtió Carlotto. "Es importante que el futuro nunca pierda de vista el pasado" dijo, casi como un clamor, un pedido a toda la sociedad.