El privilegio que Tomás de Aquino negaba a Dios - el de que no haya acontecido lo que ha acontecido - se lo arrogó esta semana el PRO durante el Niembrogate. Esta columna no se refiere a la inocencia o falta de ella del comentarista -que tendrá que determinar la Justicia- sino a la estrategia comunicacional del espacio que lidera Mauricio Macri. Si bien el candidato a diputado tuvo un comportamiento, como mínimo, errático, la mayor responsabilidad por los presuntos negociados le cabría a la máxima autoridad del Gobierno porteño.
Además de la denuncia penal por administración fraudulenta y la de la Procelac por lavado de dinero, el macrismo tiene que convivir con el friendly fire: dentro del PRO hay serias sospechas que la información que involucra a Chiche surgió desde usinas amarillas y algunos apuntan al gurú ecuatoriano Jaime Durán Barba. Anyway, en Cambiemos -acá se incluye a María Elisa Avelina Carrió y Ernesto Sanz- se hizo carne aquella maravillosa frase de Piatakov: "Si el partido lo exige, un auténtico bolchevique está dispuesto a creer que lo negro es blanco y lo blanco es negro".
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Por su parte, el sciolismo está intentando tragar el kilo de arena que representó la foto de Gustavo Marangoni con Patricia Bullrich y Laura Alonso en un asado en la casa del industrial massista José Ignacio de Mendiguren. No es la primera curva que no ve el titular del Banco Provincia: el año pasado, por caso, semantizó críticas poco habituales desde el peronismo...hacia el peronismo. No sólo el encuentro fue lo que generó mucha molestia en el núcleo duro sciolista sino la certeza que fue el propio Marangoni el que lo difundió a la prensa.
Siempre en campaña, Daniel Osvaldo Scioli está gestionando vía el binomio Lautaro Mauro y el todoterreno Fabián Scoltore, una foto con Marcelo Hugo Tinelli en la maratón que se va a llevar a cabo en Bolívar el sábado 18, pero el conductor no está convencido de hacerla en su distrito. Por este motivo, la otra posibilidad es que el mitin se termine concretando en el lanzamiento del equipo de básquet de San Lorenzo con el multicampeón Peñarol de Mar del Plata.
La visita del ex Presidente del Brasil Luis Inacio Da Silva coronó lo que fue una buena semana para el Frente Para la Victoria -más por errores no forzados del macrismo que por virtudes propias. Además de manifestar que desea un triunfo de Scioli y recibir un reconocimiento de la UMET, Lula tuvo tiempo para compartir un encuentro con los representantes de las principales centrales obreras y expuso su disconformidad sobre la relación que mantuvieron Cristina Fernández de Kirchner y Dilma Roussef durante estos años. Para el ex líder metalúrgico el vínculo fue "insuficiente" y lo comparó con el que construyó él con Néstor Kirchner. "Nosotros hablábamos día por medio y nos veíamos seguido, Cristina y Dilma se juntaron dos veces en cinco años", se quejó.