La muerte del joven Gonzalo Glaría, mientras perseguía a dos ladrones en la ciudad santafesina de Rafaela, despertó una gran conmoción entre los vecinos, que este jueves por la tarde (dos días después del hecho fatal) se movilizaron en la Perla del Oeste. Unas cinco mil personas participaron de la marcha, en lo que medios locales llamaron una “movilización histórica”.
El reclamo por seguridad y justicia se realizó frente al Palacio Municipal, la Jefatura de Policía, la Municipalidad y la sede de Fiscalía Regional. En estos dos últimos lugares, los ánimos se caldearon y un grupo arrojó piedras y generó daños en el edificio. Incluso hubo gente que llegó a escrachar la casa del gobernador Omar Perotti, al grito de "no queremos villas".
Los hechos provocaron esta mañana cruces entre el ministro de Seguridad, Marcelo Saín, y dirigentes del Frente Progresista, luego de que el titular de la cartera acusara a militantes del socialismo de “rosquear políticamente” la movilización y “azuzar” los hechos de violencia que se produjeron sobre el final, cuando ya se había retirado el padre de la víctima, orador de la protesta. "Hubo pintadas y huevos contra la vivienda personal del gobernador, que no estaba en el lugar, mientras su familia se hallaba dentro", dijo Saín.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Glaría (25), que pertenecía a una familia de clase media y era aficionado al motoclismo, murió tras impactar contra un auto mientras perseguía a dos delincuentes que acababan de asaltar a una mujer. Si bien el doctor en Ciencias Sociales admitió que el reclamo de la población fue "razonable", de la mano de una serie de hechos "predatorios" como robos y arrebatos callejeros que se vienen produciendo en la ciudad, apuntó que "los militantes del Partido Socialista tuvieron una prolífica participación" en los disturbios. "Los jefes políticos Miguel Lifschitz (ex gobernador) y Rubén Galassi (ex ministro de Gobierno) tendrán que dar explicaciones sobre qué hacían sus militantes azuzando lo que sucedió", lanzó el ministro.
Según datos aportados en off por el gobierno, los que hicieron los destrozos fueron motoqueros amigos de la víctima, pero los instigadores serían gente del socialismo proveniente de la vecina ciudad de Sunchales, capital de la cuenca láctea del oeste santafesino. Incluso tienen identificados movimientos en redes sociales de usuarios ligados al partido de la rosa, así como también de trolls y activistas de Cambiemos, "que manejan magistralmente el tema", y adelantaron que tomarán acciones penales.
La respuesta
Desde el Partido Socialista negaron tajantemente participación alguna en la motorización de la marcha. "Repudiamos estas declaraciones. Saín nos conoce, fue asesor del Ministerio de Seguridad en nuestra gestión y sabe que somos incapaces de pensar una acción semejante", dijo el diputado nacional Enrique Estévez.
"Santa Fe no es Buenos Aires, acá se respeta la institucionalidad. Es una irresponsabilidad lo que hizo, tiene que expresarse con respeto", continuó el joven dirigente, quien calificó además las acusaciones como "una bravuconada" que "sigue una línea discursiva y comunicacional que empezó con Perotti apenas asumió, cuando habló de un pacto de gobernabilidad con el crimen y la policía" en el anterior gobierno.
"Las declaraciones de Saín son incomprensibles. Uno lee lo que dice y piensa si tiene la estabilidad emocional que el cargo necesita. Espero que se serene y se haga cargo de la responsabilidad. Y que trate de dar respuestas", le respondió por su parte el propio Galassi, que fue mucho menos mesurado que su compañero.
¿Se inscribe esto en los hechos producidos para esmerilar la figura de Saín, en medio de una disputa con ciertos sectores de la policía, o fue un oportunismo político de algunos militantes que aprovecharon la movilización para sacar un rédito político partidario? "Un poco y un poco", dice un dirigente peronista que pidió reserva de identidad.
Round tras round
Es imposible soslayar el contexto de alta efusividad política en el que se suceden este tipo de hechos (tras una atropellada transición y el ácido debate en la Legislatura por las leyes de emergencia que pide Perotti), que se suman a otros más oscuros como una nueva balacera esta madrugada en Rosario al edificio del Centro de Justicia Penal, el mismo que quedó desprotegido la noche que Saín le mandó un audio "muy picante" al ex jefe de Policía de Rosario exigiéndole que restablezca la custodia. Es la tercera vez que recibe un ataque del estilo, de madrugada y desde vehículos en movimiento.
Un escrache a la casa del gobernador a 20 días de asumir no debe tener antecedentes en la provincia. Y menos en su ciudad natal, de la que fue tres veces intendente. Es que, si bien es cierto que Rafaela es una ciudad que se ha consolidado con los años como un polo de Cambiemos en elecciones nacionales (Macri le ganó 60 a 30 a Fernández en octubre), lo cierto es que Perotti salió primero con 41 puntos en las provinciales, y el intendente Luis Castellano -su delfín político- fue reelecto por segunda vez con una cosecha similar.
Fuentes de Seguridad apuntaron además como causa de los desmanes las demoras de la Fiscalía regional, a cargo de Diego Vigo, porque el hecho ya estaba esclarecido en horas de la tarde, mientras la población se enardecía. "Uno de los ladrones estaba detenido, y el otro identificado y prófugo, huyó con su familia. Inexplicable por qué no se comunicó a tiempo para calmar las aguas", dijo el informante.
En tan solo 24 días en el cargo, el ministro Saín parece haber encarado una pelea contra todos a la vez y acumula una serie de hechos concatenados que muestran una gran resistencia de parte de algunos grupos de poder a un cambio en las estructuras. Quizás lo de Rafaela haya sido casual, pero los siete balazos al edificio judicial muestran una clara factura política. Por ahora Perotti lo sostiene férreamente. Habrá que pasar el verano para ver si sale fortalecido entre tantos embates.