Ronaldinho es una de las máximas figuras del fútbol mundial. Eso es algo innegable. Sin embargo, en otros ámbitos deja mucho que desear. Apoyando públicamente a Jair Bolsonaro hace más de un año, el presidente de Brasil tomó una determinación muy importante con este particular seguidor: nombró al deportista como embajador de turismo del país verdeamarelo. ¿Está cumpliendo de forma correcta su rol? Lo dudamos.
En los últimos días, quien supo salir campeón del mundo en 2002 desilusionó e hizo llorar a cientos de niños que lo esperaron en un evento en Bogotá. Las familias colombianas gastaron ahorros para que sus hijos puedan entrenarse y compartir momento inolvidable con él. Lamentablemente, "el mal de altura" ocasionó el faltazo de Dinho.
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Tras esperar más de seis horas, la empresa organizadora le informó a los niños que el ex jugador (quien se retiró en 2018) no se presentaría por encontrarse descompuesto: "En la mañana de este sábado, el 'crack' brasileño aseguró sentirse indispuesto, y algo afectado por la altura, por lo que se le practicó una revisión médica".
"Estaba esperando desde febrero desde que compramos los boletos. Yo estaba esperando verlo, y no lo pude ver", contó uno de los pequeños damnificados, entre lágrimas. "Nosotros no teníamos el dinero, y él sacó de sus ahorros", agregó uno de los padres. Claramente, el embajador de turismo de Brasil no estaría dejando muy bien parado a su Nación.