En plena pandemia- con un país parado por la cuarentena y un piso de 40% de pobreza- y en un nuevo ejemplo de Nado Sincronizado Independiente (NSI), nuestros periodistas serios se transformaron al unísono en severos actuarios de las compras del Estado. Así, el #FideoGate ha destapado una terrible olla en la que se compraban mostacholes por fuera del precio testigo de la SIGEN. Es algo novedoso porque hasta hace unos pocos meses, cuando Caro Stanley era todavía ministra de Desarrollo Social, nada sabíamos sobre los fideos guiseros comprados con fondos federales. Nobleza obliga, debemos reconocer que nuestros periodistas serios alababan con frecuencia la sonrisa tierna y el alma bella de la funcionaria; es posible que no pudieran hacer ambas cosas a la vez.
Tampoco sabemos si los hoteles que Rodríguez Larreta alquiló con urgencia para resolver la cuarentena de los argentinos que llegan del exterior responden a los parámetros de los organismos de control de la Ciudad o si sus compras de alcohol en gel, barbijos o mostacholes reflejan la imperiosa transparencia que exige ahora “la opinión pública”, es decir, lo que los medios serios nos dicen que es. En todo caso, viendo que ninguna contratación dio lugar a denuncias mediáticas, podemos inferir que todas deben respetar a rajatabla las normas vigentes.
El ministro Arroyo explicó en un primer momento que habían privilegiado la urgencia por sobre el respeto de los precios testigo y que, al haber licitado dos veces sin éxito, decidieron avanzar igual. De la crítica al ex Secretario de Comercio, el inolvidable Polémico Moreno, por aterrorizar empresarios, pasamos a la crítica a un funcionario por ser víctima de estos. Podemos suponer que si el el Ministerio de Desarrollo Social hubiera optado por atrasar la entrega de bolsones de comida para buscar ofertas que encuadraran exactamente en los precios testigos, el Nado Sincronizado Independiente (NSI) de los medios serios hubiera denunciado su cruel ineficacia ante la emergencia del hambre y la indignación hubiera sido incluso mayor.
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Finalmente, varios funcionarios del área de compras fueron apartados y la licitación anulada. Sin duda es conveniente que las compras del Estado respeten los parámetros de los organismos de control, pero que la comida llegue a la gente de forma urgente no es conveniente sino imprescindible.
Por su lado, la ex ministra Pum Pum, que hasta hace unos meses defendía el ciberpatrullaje y perseguía a tuiteros por insultar al ex Presidente Macri e incluso lograba encarcelarlos, hoy teme el ciberpatrullaje de la ministra Frederic, que pondría en peligro la libertad de los ciudadanos. De ese modo, Sabina Frederic pasó en cuestión de días de ser una antropóloga progresista, demasiado frágil para poder controlar a las fuerzas de Seguridad, a ser una entusiasta del Gran Hermano orwelliano, que usa a esas mismas fuerzas de Seguridad que hasta ayer no podía controlar para vigilar a la ciudadanía.
Así, mientras nuestros medios serios pasaron de alabar las cualidades de los funcionarios del gobierno anterior a auditar en detalle las compras del gobierno actual, esos ex funcionarios dejaron de lado la doctrina del balazo por la espalda y la persecución a terroristas imaginarios y comenzaron a preocuparse por las garantías individuales. Como solemos afirmar en esta columna: la oposición mejora a nuestra derecha.
Es bueno mantenerla ahí.
Imagen: Centro de ciberpatrullaje del Ministerio de Seguridad (cortesía Fundación LED para el tratamiento de la Fundación LED)