La final de la Copa Libertadores todavía no tiene su sede definida. Si bien desde Conmebol, con el presidente Alejandro Domínguez a la cabeza, aseguraron que el estadio Nacional de Santiago (Chile) será quien albergue el partido entre River Plate y Flamengo, lo cierto es que el mismo corre riesgo de ser modificado.
Con el estallido social en el país trasandino, los miles de heridos y las personas muertas que han sido víctimas de una política de ajuste y represión por parte del Jefe de Estado, Sebastián Piñera, no hay ninguna seguridad para los clubes protagonistas en cuanto a su estadía dentro de esta Nación. De hecho, el pueblo chileno comenzó a movilizarse en las redes sociales para organizar una masiva manifestación y "boicotear" el partido internacional interrumpiendo los accesos desde los cuatro costados del recinto.
Ante esta coyuntura, Conmebol llamó a una reunión de emergencia a las instituciones (River y Flamengo). Representadas por sus presidentes, Rodolfo D'Onofrio por el lado del 'Millonario' y Rodolfo Landim como máxima autoridad del 'Mengao', y con la presencia de las máximas autoridades del ente sudamericano, esta tarde se charlará sobre la posible mudanza de la definición copera. De hecho, Claudio Tapia y Rogério Caboclo (presidentes de AFA y de la Confederación Brasileña de Fútbol, respectivamente) también dirán presente en la cumbre que tendrá lugar en Luque, Paraguay.
¿Cuáles son las sedes que se barajan para reemplazar al estadio Nacional de Santiago? En primer lugar aparece La Nueva Olla de Asunción, reducto en donde Cerro Porteño hace sus veces de local. Allí mismo también se desarrollará la final de Copa Sudamericana entre Colón e Independiente del Valle. Esta es la opción más viable y sería la primera que se pondría sobre la mesa.
A su vez, el estadio Centenario de Uruguay también tomó el carácter de alternativa aunque corre desde atrás: en Uruguay hay balotaje para definir al nuevo presidente, sin contar que este escenario posee problemas de iluminación y el encuentro debería disputarse desde las 15:30 horas como muy tarde, evitando inconvenientes de visión.
Más atrás aparece Miami, aunque esta última opción se debe a una cuestión meramente económica: desde Norteamérica ofrecen una cifra millonaria para quedarse con el partido. Más allá de esta novedad, tanto Conmebol como los clubes implicados se opondrían por considerarla "antipopular".