Alfredo Olmedo, el diputado nacional salteño de tendencia conservadora y con aspiraciones presidenciales, según hizo entender en sus últimas declaraciones mediáticas.
Con intenciones de erigirse como el “Bolsonaro argentino”, el legislador de la campera amarilla lanzó consignas y sobre todo en el último tiempo, manifiesta su efervescencia evangélica donde afirma que “Dios lo envió para llevar adelante una misión como Presidente de la Nación”.
Sin embargo desde las Iglesias Evangélicas salieron a cruzarlo, informando que él no representa los valores de su culto.
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Néstor Míguez, presidente de Federación Argentina de Iglesias Evangélicas (FAIE) y pastor de la Iglesia Evangélica Metodista Argentina, en su carta abierta enviada a título personal, advierte que muchas de las declaraciones y posiciones de Olmedo respecto a varios temas están muy lejos de las enseñanzas de las Escrituras y las doctrinas evangélicas.
“No se puede ser fiel al Sermón del Monte de Jesús y al mismo tiempo decir que se premiará a quien abata a otra persona. No se puede ser pacificador y propiciar la descalificación, la confrontación, el odio o desprecio por el que piensa diferente. No se puede ser anunciador de buenas nuevas a los pobres, libertad a los cautivos, sanar a los de quebrantado corazón, liberar a los oprimidos (Lucas 4:18-19), con un discurso que ignora nuestra responsabilidad por las injusticias cotidianas, que solo le interesa cierto moralismo discriminador, que justifica un sistema de de-sigualdades extremas”, señaló en su misiva.
“Por cierto la Biblia nos indica un camino ético en cuanto a la sexualidad, en el cual usted ha puesto énfasis, aunque su propia vida dista de ser ejemplar en ese sentido”, relató.
Luego de enumerar las buenas acciones que deben seguir los cristianos, basadas en la justicia, el perdón y amor, manifestó: “No le he escuchado a usted siquiera mencionar estos temas; al contrario, a veces sus palabras y hechos parecen justificar lo contrario (...).
Estas deben ser las prioridades en el programa de un creyente evangélico que busca servir a Dios y al prójimo desde la política”. En otro párrafo afirmó: “Ser evangélico no es cuestión de moda o marketing electoral: es ser consecuente con una visión de vida llena de amor y gracia. (…) Es procurar la justicia que preserva la vida, no la que la quita. No tiene sentido defender la vida intrauterina, y luego despreciar la vida del joven o el adulto, diciendo incluso que mataría a su propio hijo si lo ve en una manifestación. Nada más lejos del Evangelio. (…)