Las intervenciones públicas de Mauricio Macri entre el domingo y ayer permiten trazar analogías directas entre su discurso y el comportamiento del macho violento. Cuando conoció los aplastantes resultados de las PASO, prefirió negarlos y mandar a la población a dormir sin compartir los números del escrutinio. Un macho que no respeta el consentimiento ni la determinación de un pueblo que mayoritariamente le dijo no.
Al día siguiente, la falta de reacción ante la crisis financiera y la demora en convocar a una reunión de gabinete entrada ya la tarde -y con la devaluación del peso en marcha- parecieran haber sido un castigo disciplinador al Fernandazo en las urnas. Su respuesta a la desobediencia de no haber elegido la continuidad de la Alianza Cambiemos fue, precisamente, ese déficit de reacción política que empezó a sembrar terror e incertidumbre.
“Esta elección no pasó”, dijo el macho negador. Y también transfirió la responsabilidad del aumento del dólar y la devaluación a los y las votantes que no lo eligieron. Como aquel que apunta al largo de las polleras o los shorts de las pibas que son asesinadas por el solo hecho de ser pibas. O el mismo macho que menosprecia las decisiones autónomas de su compañera.
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En el discurso de Macri del lunes hubo amenaza y extorsión. Igual que el violento que le dice a su pareja: “Si no sos mía no sos de nadie”. No es la primera vez que las amenazas salen de la boca del presidente que ya dijo: “Si me vuelvo loco les puedo hacer mucho daño”.
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Los anuncios económicos del presidente de ayer -grabados en un vídeo y transmitidos desde la Casa Rosada- empezaron con unas disculpas por la conferencia de prensa del lunes y dos excusas: que estaba sin dormir y que era ingeniero.
En el esquema del círculo de la violencia machista hay etapas cíclicas: tras la acumulación de tensión viene un estallido de violencia extrema que puede expresarse en un golpe y luego llega la denominada “luna de miel”, donde el agresor muestra arrepentimiento.
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Las medidas económicas anunciadas hoy envueltas en un tono sobreactuado de autocrítica fueron paliativas, como un ramo de flores que viene a ocultar la paliza o la caricia sobre el moretón que dejó el estallido de violencia.
Después de cuatro años de violencia económica, financiera, institucional y simbólica, el país eligió y decidió romper con ese círculo de violencia. Y las flores que quiera acercar Macri en señal de arrepentimiento ya están marchitas.
La actitud de Macri, “típica de machirulo”, no es patológica. Es un agente de un programa económico de ajuste que se sostiene en metáforas como “pacto de caballeros”. Porque sabemos que al igual que el macho violento no actúa solo, ni de manera aislada. Es parte de un entramado que le permite ese accionar y la impunidad. Así como de la violencia machista tampoco se sale siempre sola, sino con apoyos y junto a otras. Frente a este macho que nos mandó a dormir por desobedientes, el lunes nos violentó, amenazó y hoy nos pide disculpas; ya sabemos que somos un montón.