Macri y la dictadura, una historia de neoliberalismo que destruyó la economía

23 de marzo, 2019 | 17.01

El plan económico que aplica el gobierno de Mauricio Macri ya tuvo precedentes en la historia argentina. Las políticas neoliberales de Cambiemos encuentran su primer antecedente en la dictadura cívico-militar que comenzó un 24 de marzo de 1976.

Ya desde el inicio del régimen, en 1977 se implementó una reforma que ubicó al sector financiero en una posición hegemónica en términos de absorción y asignación de recursos, mediante su liberalización, el alza de las tasas de interés y una mayor vinculación con los mercados internacionales.

Tal como sucede hoy en día, la especulación financiera pasó a ser un factor fundamental: se traían del exterior dólares que se convertían en pesos a un cambio sobrevaluado, se colocaba esos pesos a altas tasas de interés y cuando se pensaba que el dólar iba a subir, se volvía a cambiar pesos por dólares para fugarlos al exterior: se hacían así negocios fáciles y altamente rentables.

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La administración Cambiemos actúa de manera similar: ofrece tasas de interés cercanas al 70% en las licitaciones de Letras de Liquidez para evitar que haya una presión mayor sobre el tipo de cambio. A pesar de esto, los resultados son dispares, ya que la moneda estadounidense continúa por encima de los $ 40 y el costo crediticio para las pymes es brutal, algo que impacta de lleno en la actividad económica y el empleo.

DEUDA EXTERNA, UNA VIEJA CONOCIDA

Producto del descontrol financiero, en 1981 había estallado la crisis en la Argentina, con una fuerte devaluación de la moneda, el retorno de procesos inflacionarios y, sobre todo, la inmensa carga del endeudamiento externo que pasó de U$S 8 mil millones en 1975 a U$S 45 mil millones en 1983, cuando la dictadura dejó el poder. Ese endeudamiento había crecido, sobre todo, con la especulación financiera, los autopréstamos, los gastos militares y la corrupción.

Así es que en 1982, Domingo Cavallo, que estaba al frente del Banco Central, dictaminó la estatización de la deuda del grupo Macri que ascendía a U$S 170 millones. El mecanismo incluía, además de la trasformación en deuda pública de sectores privados, la generación de un sistema utilizado por los empresarios para fraguar autopréstamos.

El 13 de julio de 2000, el juez Jorge Ballesteros dictó una sentencia en la que ratifica la ilegitimidad de gran parte de la deuda externa contraída por el gobierno militar. Sin embargo, dada la prescripción de la causa penal, sobreseyó a sus principales responsables, entre ellos José Alfredo Martínez de Hoz, exministro de Economía.

Volviendo a la actualidad, un estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) informó que la deuda pública nacional bruta de Argentina pasó de 57,1% en 2017 a 77,4% en el segundo trimestre del año pasado. Con el último dato oficial, que corresponde al tercer trimestre del 2018, la deuda argentina llega al 95,4% del PBI, pero si se suman los más recientes desembolsos del FMI (U$S 10.870 millones), la deuda asciende al 97,7%.

La evolución de la deuda pública argentina como porcentaje del PBI en los últimos 15 años arroja que en 2003 la proporción era del 139%, en 2015 del 52% y en 2019 se disparó al 97%.

DECADENCIA SOCIAL

El impacto del neoliberalismo sobre la clase media y los sectores más populares se hizo notar tanto en aquellos tiempos oscuros como lo hace ahora.

La estructura social observada en octubre de 1974 mostraba niveles muy bajos de pobreza e indigencia, que representaban un 4% y un 2% del total respectivamente. Asimismo, la mayoría de la población urbana formaba parte de la clase media plena (40%) y media alta (38%).

Pero con la desarticulación de las políticas de industrialización y su reemplazo por un modelo de valorización financiera los niveles de indigencia se duplicaron (pasó a ser el 4% del total) y el de pobreza se quintuplicó llegando al 20%.

Por su parte, hasta el momento, Macri se encamina a terminar su mandato con el mismo deterioro social. El jueves, el INDEC difundirá los índices de pobreza e indigencia, de los cuales se espera que superen el 30% y el 5% respectivamente.

Ambos indicadores habrán empeorado en comparación al 2015, especialmente luego de la megadevaluación del 2018, que disparó la canasta básica por arriba del 50%.