El próximo 13 de febrero, en el Vaticano, el papa Francisco tendrá un encuentro de altísimo voltaje político: se verá con el ex presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, quien fuera liberado en noviembre pasado tras un año y siete meses de estar en prisión en la cárcel federal de Curitiba.
La prisión de Lula, dictaminada por el entonces juez y ahora ministro de Justicia de Jair Bolsonaro, Sergio Moro, lo sacó de carrera por la presidencia en la que el presidente de ultraderecha terminó llegando al Palacio Planalto en enero de 2019. Meses después, la revelación del medio The Intercept mostró la connivencia entre el juez y el equipo de fiscales del Lava Jato para direccionar la investigación hacia Lula e intentar influir en el proceso electoral a través de las maniobras judiciales.
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Fuentes cercanas al ex mandatario brasileño confirmaron a El Destape la realización del encuentro, que ocurrirá tras la visita de Alberto Fernández al Vaticano, en donde Jorge Bergoglio le manifestó su apoyo por la reestructuración de la deuda.
El Sumo Pontífice actuó en consecuencia días después, y en un encuentro en el que participaron el ministro de Economía, Martín Guzmán, y la directora del FMI, Kristalina Georgieva, pidió al organismo multilateral recordar "su responsabilidad de proporcionar asistencia para el desarrollo a las naciones empobrecidas y alivio de la deuda para las naciones muy endeudadas".
Francisco tendrá así un encuentro que seguramente repercutirá fronteras adentros de Brasil, gobernador por el presidente de discurso de ultraderecha y aliado a sectores fanáticos religiosos. Recientemente, el presidente que inclusó pidió a los argentinos votar a Macri manifestó que está listo para recibir a Fernández, aunque no perdió la oportunidad para volver a criticar sus medidas económicas y decir que cuando se aplicaron en Brasil (en referencia a los gobiernos del PT), "fracasaron".