La economía brasileña confirmó su crisis en los primeros meses de 2015 y arrojó una serie de cifras que el gobierno tratará de revertir con el paquete de ajuste que el Congreso aprobó parcialmente esta semana. Las proyecciones privadas sobre la evolución del Producto Bruto Industrial (PBI) estiman una baja del 1,18% luego de que la tasa de desempleo aumentara por quinto mes seguido y cerrara el primer trimestre en 7,9% mientras las cuentas públicas registran su peor resultado desde 1998.
Luego de tensas negociaciones y protestas del sindicalismo y la oposición, la Cámara de Diputados aprobó el jueves una parte de las medidas que pretende llevar adelante Rousseff para enderezar las cuentas públicas. Así, a partir de una votación ajustada (252 a favor y 227 en contra) se endureceran los requisitos para acceder a los seguros de desempleo y al bono extra anual. El gobierno pretendía ahorrar 18.000 millones de reales (unos 6.000 millones de dólares) con estas medidas, pero con las modificaciones que se establecieron ese ahorro bajó hasta unos 3.500 millones de reales según los cálculos del ministro de Planificación, Nelson Barbosa. A pesar de esto, los principales sindicatos marcharán el 29 de mayo.
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Los problemas del mercado de trabajo que golpean a Brasil tienen una fundamental incidencia de la caída del 4,5% que tuvo el empleo industrial durante los primeros tres meses del año. Los sectores con mayor peso en la crisis son el automotriz (intimamente ligado a la Argentina), la elaboración de productos de metal, aparatos eléctricos, maquinaria y equipos y las manufacturas vinculadas a la industria textil y de calzado.
El sector automotriz en particular también explicó la mayor parte del deterioro de la producción industrial manufacturera, que en el acumulado del primer trimestre marcó un descenso del 8% interanual. Según la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (Anfavea), las ventas y la producción del complejo automotor - medidas en cantidad de autos - cayeron 17% y acumulan dos años de caídas.
En este contexto, el ministro de Economía Joaquim Levy propuso que el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) empezara a supeditar el acceso a los préstamos subsidiados a la emisión de un valor mínimo de obligaciones negociables por parte de las firmas. Esto tensó más la situación, ya que un sector de los industriales planteó que el financiamiento conjunto implicaría una suba de los costos para las empresas en medio de una situación crítica.
Por su lado, lcuentas públicas registraron en el primer trimestre del año el peor resultado para el período desde 1998: un superávit de sólo U$S 1.500 millones, equivalente al 0,3% del PBI, que se consiguió con la desaceleración de un 7% en el gasto y un crecimiento de sólo el 3% interanaual en la recaudación. El Gobierno de Roussef pretende conseguir una meta de superávit primario de 1,2% del PBI en 2015, pero para alcanzar eso debe llegar a un ahorro mensual promedio de U$S 2.400 millones, lo que será imposible sin todas las medidas de ajuste que elaboró el ministerio de Economía pero todavía son resistidas.
Por otro lado, ante un escenario de crecientes necesidades de financiamiento fiscal y elevadas tasas de interés, valoradas por los inversores, la emisión de nueva deuda de parte del Tesoro alcanzó en marzo un valor récord de U$S 24.000 millones. El grueso de la deuda del Tesoro se encuentra en manos de residentes brasileños, pero la proporción de tenedores extranjeros se encuentra cercana al máximo de los últimos años en un 20% del total. En marzo el stock de deuda del sector público general llegó a 62,4% del PBI; un incremento de 1,4 puntos porcentuales respecto del mes anterior, explicado por el pago de intereses y nuevas emisiones.
El tipo de cambio promedió los 3,04 reales por dólares y llegó a ubicarse 10 centavos por abajo de la cotización de marzo. Esto marcó un descanso de la tendencia de aumento con la que había empezado el año. Sin embargo, las expectativas son de un aumento de la devaluación en el futuro cercano, ya que se aceleró el precio implícito en los contratos NDF (non delivery forward) a 12 meses y llegó a un valor de 12% en el año.
Respecto de la inflación minorista, en abril se aceleró por cuarto mes seguido según mostró el índice IPCA-15, que sirve como adelanto del índice mensual con una medición en la primera mitad del mes. El IPCA-15 aumentó 8,22% ineranual en abril.
La cuenta del Balance de Pagos confirmó también el déficit de unos U$S 25.400 millones (-4,5% del PBI en el acumulado de los últimos doce meses). Por el contrario, la Cuenta Capital computó un superávit equivalente a 4,4% del PIB en el acumulado 12 meses, originado principalmente por el ingreso de divisas vía inversiones en títulos públicos, en tanto que la Inversión Extranjera Directa (IED) registró una acentuada caída de 67% respecto de igual trimestre de 2014.
En abril el balance comercial computó un superávit de U$S 490 millones, lo que generó cierto optimismo en el mercado pero no alcanzó para revertir el déficit de U$S 5.000 millones que se acumula en el año. En cuanto al intercambio bilateral con Argentina, el saldo fue positivo para Brasil por U$S 70 millones, con lo que el acumulado es negativo para la economía local en unos U$S 440 millones (el doble que en 2014).