Decenas de jóvenes fueron llevados por la Policía de la provincia de Buenos Aires a la Jefatura Distrital de Villa Gesell para ser parte de la rueda de reconocimiento de los rugbiers imputados por el crimen de Fernando Báez Sosa. Una vez allí, tuvieron que bajarse de la camioneta que los trasladaba para empujarla.
El proceso consiste en que los imputados se presenten ante los testigos junto a otros jóvenes de aspecto similar, para comprobar si son identificados o no por quienes presenciaron el hecho. Por eso, los chicos reclutados pasaron unas seis horas en el centro de convenciones donde se realizó la primera de cuatro jornadas de rondas.
Prestarse al procedimiento tiene una carga pública y es obligatorio. Una vez que la policía los convoca, no pueden negarse o corren el riesgo de ser llevados por la fuerza.
Este jueves dentro de la sala estuvieron tres testigos amigos de Fernando que estaban con él esa noche, para ver a los jóvenes detrás de un espejo de una sola vía en un cuarto especial, en grupos de a tres, dos “extras” y un acusado. Pablo Ventura, quien fue falsamente acusado por los rugbiers, detenido y liberado por falta de mérito, también debió participar.
La fiscal Verónica Zamboni, a cargo del caso, estuvo presente en la rueda, entre otros funcionarios.
Lo insólito fue que al retirarse del destacamento, el camión policial que trasladaba a los detenidos y a los extras se quedó varado en la arena y los voluntarios tuvieron que ayudar a empujarlo.
Según testigos, los jóvenes ayudaron gritando de forma irónica: "¡Vamos los Pumas!".