Las operaciones y el rol de Daniel Santoro en la red de inteligencia ilegal

Una a una, las maniobras de Santoro que el juez Ramos Padilla puso bajo la lupa. El rol del Grupo Clarín. 

10 de junio, 2019 | 14.05

El juez Alejo Ramos Padilla citó a indagatoria a Daniel Santoro, el operador con patente de periodista que fue parte de la trama de operaciones de inteligencia ilegales ejecutada por Marcelo D’Alessio. Su caso es clave, ya que lo involucra personalmente pero también al Grupo Clarín, su base de operaciones. El rol de Santoro no fue menor, sino doble. Por un lado, Santoro proporcionaba sustento y credibilidad a las extorsiones ejecutadas por D’Alessio. El espía ilegal amenazaba con escándalo público a sus víctimas y Santoro cumplía la amenaza en las páginas de Clarín. Pero además el juez Ramos Padilla señaló el trabajo del dúo Santoro-D’Alessio en el armado de causas judiciales contra ex funcionarios kirchneristas, en especial la causa de Gas Natural Licuado.

“Se ha corroborado prima facie no sólo el vínculo de conocimiento y confianza que mantenía con Marcelo D ́Alessio, sino su participación y su aporte en las actividades ilegales que llevaba adelante la organización delictiva investigada”, escribió Ramos Padilla en su resolución de hoy. La indagatoria de Santoro la había solicitado a principios de abril Natalia Salvo, abogada de Pedro Etchebest, denunciante original de este escándalo. La indagatoria será el próximo martes 25 a las 11, siempre y cuando Santoro no siga la estrategia de su amigo Carlos Stornelli. En su caso no cuenta con fueros legales, pero sí mediáticos.

No lo puso el juez, pero ante esta definición de Santoro hay una consecuencia lógica. Santoro no tiene un blog personal, sino que es parte de una organización enorme, con relaciones jerárquicas e intereses específicos que se llama Grupo Clarín. Si, como ya evalúa Ramos Padilla, era parte de una organización delictiva dedicada a operaciones de inteligencia ilegales, en su otra organización, Clarín, no actuaba solo sino por indicación y bajo responsabilidad de sus jefes. De hecho, tal como reveló El Destape, el propio D’Alessio le escribió a Santoro que su jefe directo, Ricardo Roa, era su “nuevo amigo”. Nada de lo que se publica en Clarín y menos de la trascendencia de las notas de Santoro se hacen sin la decisión política de la empresa.

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“A diferencia del caso de otros periodistas vinculados a D’Alessio, el imputado no sólo se nutría de la información que le proveía la organización, sino que habría tenido conocimiento de las actividades de espionaje ilegal que desarrollaba, sus métodos y contribuía al desarrollo de los planes ilícitos que llevaba a cabo la organización”, insistió el juez Ramos Padilla.

“Yo me estaba preparando para un allanamiento. Entonces lo que hice con mi celular, borré todas las conversaciones con jueces y abogados”, le dijo Santoro a Jorge Fontevecchia en una de las entrevistas que dio para intentar defenderse. Fue una confesión. E inútil, ya que los mensajes que lo incriminan constan en los celulares de D’Alessio.

Caso Brusa Dovat

En la citación a indagatoria, el juez Ramos Padilla menciona varias de las operaciones de las que participó Santoro.

La más clara es la que tuvo como víctima al ex directivo de PDVSA Gonzalo Brusa Dovat, ya que atravesó por todas las etapas y personajes de esta red de espionaje ilegal. Así lo describió el propio juez Ramos Padilla: “El vínculo estrecho y de mutua colaboración con las actividades de espionaje ilegal se puede percibir a partir de los aportes materiales que habría brindado, en el caso de Gonzalo Brusa Dovat, en el que no sólo habría tenido conocimiento de los métodos intimidatorios y coactivos que fueron ejercidos sobre el ex Director de PDVSA Argentina para que brindara una entrevista en el restaurant Sarkis, sino que su actividad habría estado encaminada a la continuidad del plan pergeñado para que, en contra de su voluntad, Brusa Dovat finalmente formulara una denuncia penal con un contenido direccionado en la Fiscalía Federal del Dr. Carlos Stornelli”. El circuito ilegal completo.

Pese a que Santoro borró los chats de su celular, quedaron registrados en el de D’Alessio, donde figuran los siguientes. “Hola Dany! Mañana veo al uruguayo. Además de estar en pánico, creo que puede aportar algo más. Sirve lo q tenés hasta ahora?”, escribió D’Alessio. “Si, sale el domingo”, contestó Santoro. “Podemos almorzar en sarkis e ir ablandándolo”, le propuso D’Alessio a Santoro.

El propio Brusa Dovat relató que fue a la reunión en el restaurant Sarkis con Santoro pero no tenía intención de darle una entrevista. Que D’Alessio lo amenazó delante de Santoro y que el empleado de Clarín no puso reparos en continuar la entrevista pese a esta situación.

Animales y Fopea

Otro de los casos, como también reveló El Destape, es la información que Santoro le transmitía a D’Alessio respecto de sus colegas en la mesa de operaciones del programa Animales Sueltos.  A finales del año pasado D’Alessio investigó a todos los integrantes de la mesa del Animales Sueltos. Lo hizo para el entonces miembro de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI, la ex SIDE) Ricardo Bogoliuk. Pero, para completar el cuadro, la fuente de información de D’Alessio para esta tarea de inteligencia fue Santoro.

El juez Ramos Padilla remarca que el dúo Santoro-D’Alessio no solo realizaban operaciones de inteligencia, sino que el primero era el introductor del segundo en distintos círculos de confianza. Santoro, según Ramos Padilla, era “el encargado de presentarlo ante colegas, magistrados y otros funcionarios públicos como un agente de la DEA, una persona vinculada a la Embajada de los Estados Unidos o un agente estatal con funciones en seguridad y/o inteligencia, lo que a aquél le resultaba útil y necesario y le allanaba el camino a la organización para llevar adelante los diversos planes ilícitos”. Por ejemplo, dieron juntos una charla en la organización de periodistas del establishment Fopea, en la que D’Alessio era presentado así: “"Marcelo S. D´Alessio es abogado y economista (UBA), tiene un máster en Psicología Forense y Criminal (Universitat de Barcelona), y una especialización en Química Orgánica (The city college of New York). Instructor de tiro táctico (Maine-USA). Piloto militar y comercial 1°”. No tenía ningún título de esos, pero Fopea chequeaba tanto como sus miembros ilustres.

Traficante y Cifuentes

La operatoria de Santoro y D’Alessio no era nueva, llevaba años. La prueba es el caso del despachante de aduanas Gabriel Traficante, que denunció que fue extorsionado por esta dupla con la misma mecánica. Esta investigación la lleva adelante el juez Luis Rodríguez en Comodoro Py, que procesó a D’Alessio a principios de marzo. En esa resolución, el nombre de Santoro aparece más de 50 veces. ¿Por que? Porque era el ejecutor de las amenazas de D’Alessio para cobrar 600.000 dólares a cambio de que el caso se enterrara. 

Otro caso fue el del empresario petrolero Mario Cifuentes, a quien D’Alessio se acercó para ofrecerle sus servicios. El empresario estaba en búsqueda de vender su empresa pero tenía que solucionar varias cuestiones previas con la AFIP. El espía ilegal le dijo que podía solucionarlos a cambio de dinero. Cifuentes, según su relato, no aceptó y ahí comenzó la extorsión en la que participó Santoro con sus publicaciones y participaciones televisivas, donde involucraba a Cifuentes y su empresa en casos en los que no estaba relacionado. D’Alessio llegó a pedirle 1.200.000 dólares y le dijo a su víctima que podría plantarle droga a su hijo. La coordinación con Santoro era clara. D’Alessio le decía a Cifuentes que mirara el programa Animales Sueltos. Allí, según el relato del empresario, “Santoro, cuando hablaba del caso de corrupción de una empresa constructora de Brasil (O.A.S.), en vez de decir la empresa de Brasil dijo el nombre de mi empresa, concretamente dijo 'la empresa constructora O.P.S. que le arregló el departamento y que eso es el pago de la coima para recibir trabajos en Petrobras' y la verdad que eso me llamó la atención, pues era evidente que eso era un mensaje para mí”. Esto se repitió. “Ese mismo día me volvió a llamar por teléfono y me dijo ‘último aviso’: ‘Mira el programa de esta noche, si no reaccionas mañana, esto es una guerra, te sacan en Clarín y ahí empieza’”, le dijo D’Alessio a Cifuentes, según su denuncia ante el juez Ramos Padilla.  El 6 de abril Santoro publicó una nota en Clarín titulada “El nuevo Lázaro Báez: debe $ 800 millones y lo investigan por lavado de dinero”. En la volanta aclaraba: “Otro empresario K que hizo negocios millonarios con el Estado”. “En otros días, también sacaron notas similares del mismo tenor, con datos erróneos y maliciosos. Siempre fue el diario Clarín”, señaló Cifuentes. Siempre Clarín, siempre Santoro.

GNL

Entre los archivos encontrados en la casa de D’Alessio, el juez Ramos Padilla detectó un documento donde el espía ilegal planificaba la realización conjunta entre él y Santoro de un libro “donde se describirán las maniobras relacionadas con la importación y distribución de Gas OIL 500ppm realizada por ENARSA”.

“A partir de la publicación, -tenía anotado D’Alessio- entendemos que un Juzgado Federal deberá citar al autor y sus fuentes que colaboraron en  ́ON ́ para avanzar en una investigación sobre el mayor defalco de la historia Argentina”.

En concreto, escribieron el libro, D’Alessio fue citado a declarar y fue quien dio el nombre de CFK al fiscal Stornelli. El resto es historia conocida.