Por Luis Tonelli
Especial para "El Destape"
"El lunes se decide todo" dice el dirigente radical. Pero agrega inmediatamente "pero nadie sabe que se decidirá el lunes". La Unión Cívica Radical se encuentra en estado de ebullición. Los miembros del viejo partido entienden que se encuentran ante una coyuntura histórica. "Renacimos después del diluvio del 2001. Ahora tenemos que decidir si vamos a ser una federación de partidos provinciales y municipales o somos un partido nacional. O sea que aspira a tener vocación de poder nacional", dicen.
Los caciques provinciales del radicalismo tendrán una reunión en un restaurante de San Fernando para tomar el lunes al mediodía una decisión. Se espera un conclave duro y con muchos pases de facturas. Pero también hay expectativa porque se termine el estado de indefinición que agobia hoy a la UCR.
La encrucijada
Con el radicalismo pasa algo extraño: las encuestas revelan que los valores del radicalismo (honestidad, institucionalidad, consenso, federalismo) son los que imperan en la Argentina de hoy. Sin embargo, los votantes potenciales de esos valores se dispersan en varios candidatos, incluso que van más allá del desaguisado de FAUNEN. "Muchos de los votantes históricos del radicalismo están hoy pintados de amarillo", se acongoja el dirigente radical. Una porción nada desdeñable de lo que era voto radical típico bonaerense sufragó por el líder del Frente Renovador, Sergio Massa, en la provincia de Buenos Aires, que supo ser bastión radical, y hoy su conurbano es un galimatías para el viejo partido centenario.
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Repasando la elección pasada en la ciudad de Buenos Aires, hay que conceder que hay un electorado radical latente: las comunas sobre la avenida Rivadavia, ese corredor Boina Blanca fueron ganadas en su totalidad por el experimento UNEN. En la comuna 6, Caballito, Elisa Carrió aventajó al Rabino Berman por siete puntos.
Pero la realidad, es que los radicales potenciales no encuentra todavía en la UCR un proyecto de poder alternativo. Más que la resaca del 2001 lo que impera es la proliferación de candidatos-imagen que encima asumen una posición ideológica, dividiendo lo que siempre ha sido un partido unido más que por ideología por valores comunes. Por eso prefieren al candidato que pueda ganarle al que menos prefieren. Voto estratégico o útil que le dicen.
"Mientras estábamos en el fondo del mar, todo nos daba lo mismo. Pero ahora, hay un horizonte promisorio para el partido. Y por eso la necesidad de una decisión", se abruma el dirigente boina blanca. "Claramente el partido se divide en dos", explica pedagógico. "Los que tienen todo por perder y los que no arriesgan nada", abona. Se refiere a los que integran algún legislativo sin poner en juego su banca –o teniendo asegurada su banca en las próximas elecciones- y los que pueden ganar el sillón de un ejecutivo provincial o municipal, o tienen que revalidar sus títulos. "Sin un partido con presencia nacional, no se le puede pedir a los candidatos provinciales y municipales que no se saquen foto con quien puede darle el margen de diferencia para ganar", reflexiona.
"Los que no tienen nada que perder se pueden permitir blandir el dedo ideológico. Los que aspiran a ganar, se siente unidos por sus valores y son los que apuran la decisión nacional: que se termine la disputa interna entre los dos precandidatos presidenciales del radicalismo, Ernesto Sanz y Julio Cesar Cleto Cobos, y que el que se imponga, conduzca el partido hacia la coalición que sea. Pero tenemos que terminar con las indefiniciones", se explaya el dirigente.
¿Se quiebra la UCR?
"O nos quedamos en FAUNEN, o hacemos una coalición con el PRO, así de sencillo y así de difícil". La última pregunta, la que atormenta a todo radical, llega finalmente ¿Puede partirse el radicalismo?. El dirigente no lo piensa un segundo "¿Acaso Cobos no fue vicepresidente de Cristina? ¿Acaso nuestros dirigentes no están dispersos?. ¿De que sirve una unidad meramente testimonial?. De vuelta, los que no tienen nada que perder pueden patalear, pero saben que si se constituye una alternativa de poder, quedarán afuera de ella. Creo que finalmente todos convergerán y cantarán juntos "adelante radicales".
Si es así o no, se verá. Y también se verá cómo reacciona el electorado frente a la decisión que se tome. Lo cierto es que hay un interesado en que el radicalismo se tonifique y es el peronismo oficialista. Obvio, si el "no peronismo tradicional" se debilita, sus votantes terminarán engrosando finalmente la cosecha de Sergio Massa, quien situado en el medio, convocará también al voto peronista, para ganar en segunda vuelta. De lo que se trata entonces para el peronismo oficialista es de ganar en primera vuelta.