La política quedó obligada a escucharnos

04 de marzo, 2018 | 08.00

A contramano de los espacios de debate sobre el feminismo que el movimiento de mujeres logró construir en los últimos años -y que en estos días logró colarse en lugares hasta ahora impensados de la sociedad- hay ámbitos en donde todavía el machismo mantiene una fuerte resistencia a cualquier cambio de paradigma: el mundo de la política y las instituciones, el Estado. La política todavía “corre de atrás” a la demanda del feminismo y se resiste a su conducción. Pero, sin lugar a dudas, el debate por la despenalización del aborto consiguió filtrarse como nunca antes con una fuerza y masividad que desbordó el tradicional destino de trabas y dilaciones que supo tener hasta ahora. Ya no se puede dilatar la urgente necesidad de tratarlo.

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Este próximo Paro Internacional de Mujeres del 8M nos ilusiona con la contundencia de poner en la calle a cientos de miles de voluntades feministas hermanadas en el sueño de construir un futuro de igualdad. Vamos a seguir denunciando que somos asesinadas por nuestra condición femenina (en 2017 hubo 292 femicidios), que el Estado cada vez destina menos presupuesto a la prevención de la violencia machista, que cobramos un 30% menos que los varones por el mismo trabajo y que somos las más afectadas por las políticas de empobrecimiento del Gobierno Nacional tal y como se refleja en la pasada reforma previsional discriminando por falta de aportes a las amas de casa que habían conseguido su derecho a una jubilación, provocando más desigualdad. Pero también vamos a poder discutir en el Congreso el derecho a un aborto seguro, legal y gratuito.

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"La política todavía “corre de atrás” a la demanda del feminismo"

Me parece necesario correr la mirada de toda cuestión ética, religiosa y moral para instalar dos ideas fundamentales. La primera es la responsabilidad del Estado de intervenir en una cuestión de salud pública que todos los años se lleva la vida de centenares de mujeres en los 500 mil abortos clandestinos que se practican. La segunda es la necesidad de sumar derechos fundamentales: derecho a tener educación sexual integral para decidir (la ESI muchas veces no se aplica o se aplica de forma insuficiente), el acceso garantizado –tanto para mujeres como varones- a métodos anticonceptivos para evitar llegar al aborto (otra deuda pendiente en gran parte del país) y finalmente el derecho a un aborto legal, seguro y gratuito, garantizando el acceso a toda la información y los medios para realizarlo. La experiencia organizada y solidaria de las propias mujeres demuestra que el aborto seguro es una realidad posible. La propia OMS cuenta con una guía técnica para abortar sin riesgos y el modelo aplicado en otros países como Uruguay demuestra que el mayor resultado de la legalización es el descenso de la mortalidad materna.

La propia OMS cuenta con una guía técnica para abortar sin riesgos

Hace un tiempo, a partir del femicidio de Micaela García, decidimos llevar como bandera una frase que decía: “vamos a construir tus sueños”. Y en ese camino estamos. Durante años quisieron disciplinar a los movimientos de mujeres y de la disidencia sexual, pero no lo han logrado, muy por el contrario hemos alcanzado mayores niveles de organización, nos hacen cada día un colectivo más fuerte, más unido, mas decidido a dar pelea. Y quienes no puedan ver esto se perderán la oportunidad de ser varones y mujeres protagonistas de su tiempo, sujetos del verdadero cambio y protagonistas de la construcción de una sociedad justa e igualitaria, y feminista, que es lo mismo.