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La seguidilla de derrotas en partidos definitorios comenzó en el verano de 1995, en la copa Rey Fahd, hoy conocida como la Copa de las Confederaciones. El torneo, que reúne a los campeones continentales vigentes, se disputó en Arabia Saudita y hasta la final llegaron Argentina y Dinamarca. Fue una caída por 2 a 0, la primera en el flamante ciclo de Daniel Passarella como DT.
Luego pasaron 9 años para que el conjunto argentino volviera a un mano a mano por una copa. En 2004, Argentina y Brasil se enfrentaron por la final de la Copa América de Perú. Fue, quizás, el partido en el que más cerca estuvo de romper la racha. Dos veces la Selección estuvo al frente en el marcador, pero en la última jugada Adriano anotó el empate 2 a 2 y el Scratch ganó finalmente por penales ante el conjunto que dirigía Marcelo Bielsa.
Tan solo un año después, el equipo que ya conducía José Pekerman disputó la Copa Confederaciones, ya que Brasil tenía asegurado un lugar como campeón del Mundo vigente. En la final, disputada en Alemania, la verdeamarela le dio una paliza a la Selección: fue 4 a 1, con un brillante Kaká y un soberbio Adriano.
En 2007, y con Alfio Basile en el banco, una Selección en donde brillaban un joven Lionel Messi, Juan Román Riquelme y Carlos Tevez, entre otros, volvió a jugar el superclásico de América en el último partido de la Copa América de Venezuela. El resultado, tan inesperado como repetido: un Brasil que fue con un plantel suplente goleó a la Argentina 3 a 0, que sintió nuevamente la frustración.
Un nuevo bache del equipo nacional hizo que tuviéramos que esperar siete años para volver a estar en un partido definitivo. Y no cualquiera: la final de la Copa del Mundo de Brasil. En esta oportunidad, era la brillante Alemania que estaba en el camino. Los teutones tenían el record de haber eliminado a los albicelestes en los mundiales 2006 y 2010 y en esta ocasión no fue diferente: el mano a mano de Higuain, la deficiente definición de Palacio y el gol de Goetze todavía duelen.
La Copa América de Chile fue la primera oportunidad para cerrar la herida mundialista. Con un plantel muy similar al de Sabella, el Tata Gerardo Martino condujo a la Selección a la final frente a los locales. El equipo de Messi y compañía no estuvo a la altura, disputó un partido mediocre pero alcanzó a llegar a la definición por penales, luego de un 0 a 0. El resultado final todavía lo recordamos.
La última fue ayer. El lugar: el MetLife Stadium de Nueva Jersey, Estados Unidos. El rival: el mismo. El resultado: el mismo. Siempre el mismo: los rivales festejando, los argentinos mirando el suelo, buscando una explicación que nadie encuentra. Pareciera que estamos destinados a nunca ser felices.