La devaluación es un síntoma, el problema es el modelo

28 de abril, 2018 | 16.16

Por Delfina Rossi y Sergio Woyecheszen

En esta semana el Banco Central de la República Argentina (BCRA) intervino fuertemente en el mercado para intentar contener - sin éxito - el valor del dólar, el cual cerró en torno de los $21, en camino a los $22 que espera el Fondo Monetario Internacional como para mantener a raya las cuentas externas.

En este marco, más allá del debate que se ha suscitado por la magnitud de las intervenciones (cerca de USD3.000M), entendemos que detrás de esta movida subyacen unas cuantas cuestiones que, directa e indirectamente, responden a las formas neoliberales de Estado en general, al modelo económico de Cambiemos en particular.

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Mucho se habla sobre los cambios en la tasa de interés de la Reserva Federal en Estados Unidos, del Fly to Quality que esto genera en los mercados emergentes. También se habla del desarme de posiciones en LEBACs por parte de actores externos y de la demanda de dólares asociada a la expansión de los créditos hipotecarios en nuestros país. Estos son todos vectores coyunturales que, si bien dan cuenta de parte de la problemática, son manifestaciones de los límites estructurales que la economía argentina presenta. El equipo económico del macrismo - por acción u omisión - parece estar dispuesto a agudizar la crisis.

La estrategia es fácil de leer. Si el ¨talón de Aquiles¨ de la economía argentina es el déficit fiscal, en torno del cual se suceden las crisis externas y la insuficiencia de ahorro nacional, el camino que debiera seguir la economía es el de un ajuste gradual de las cuentas públicas (¿hasta 2020?), financiado con una deuda externa que dejaría de crecer respecto al producto en un par de años, con el único riesgo que se vuelva activa la tesis Melconian.

Esta idea parece firme aun en el marco de los cambios que ha venido mostrando el propio BCRA, que pasó desde la transición inicial - devaluación y desregulación cambiaria y financiera mediante - a un modelo de metas de inflación y tipo de cambio flotante, para aterrizar finalmente en un esquema de intervención que deja entrever (o así parece) la preocupación sobre las consecuencias inflacionarias de la devaluación.

¿Cúal es el problema? que el nudo gordiano de la economía argentina no es el fiscal, sino el externo, y el gobierno no ha tomado nota. Se agrava el balance comercial y de cuenta corriente, el ajuste que impone por el lado del gasto se le va por la canaleta de los intereses de la deuda y esto aumenta, potencialmente, el riesgo país y la fragilidad externa. En estos términos, el ajuste fiscal no solo no garantiza la sustentabilidad en el frente externo, ni siquiera lo hace con con la solvencia misma del sector público.

En efecto, la apreciación cambiaria si bien le permite reducir el ratio deuda sobre PBI, conlleva asimismo mayores tensiones sobre el balance de pagos. Un dilema similar se le presenta al BCRA cuando modifica a la baja la tasa de interés, para favorecer el crecimiento y la sustentabilidad del endeudamiento: las presiones devaluatorias que esto genera vuelve a complicar la dinámica de la deuda.

La desregulación financiera, la apertura de la cuenta corriente y capital no son gratis, menos para una economía como la argentina, con una matriz productiva desarticulada, baja productividad y escala, que se manifiesta entre otras cuestiones en una enorme dificultad para mejorar su inserción internacional. En definitiva, un laberinto al que Cambiemos entró solo y parece empecinado en salir cabeceando las paredes, imposibilitado ideológicamente de mirar para arriba.

La forma neoliberal de Estado en la segunda mitad de la década de 1970 chocó con la crisis mexicana, la de los 90´ con las crisis asiática, rusa y la devaluación brasileña. La actual nos encamina en igual sentido, apostando solamente a un endeudamiento externo que, ante cualquier vaivén internacional, nos deja de cara a un nuevo 2001.

La devaluación de esta semana es solo un síntoma más, lo que está mal es el modelo. Tarde o temprano las burbujas de endeudamiento estallan, y las consecuencias las suelen pagar quienes menos participaron en la fiesta.

* Delfina Rossi es economista y militante en Buenos Aires 3D

* Sergio Woyecheszen es economista y asesor Económico en la Presidencia del Bloque FPV_PJ.