La crisis en primera persona: Así pegan los tarifazos en los clubes de barrio

Las impagables cuentas de gas y luz ponen en riesgo a los clubes, que hacen lo imposible por mantenerse abiertos. El Gobierno no contempla su rol social.

04 de agosto, 2019 | 09.34

Con facturas de servicios que superan los $150.000 y sin políticas públicas para protegerlos y fortalecer su rol social, la crisis de los clubes de barrio se agrava mes a mes y las entidades subsisten sólo por el esfuerzo de la comunidad, con el fantasma del cierre de puertas cada vez más cerca. La historia de tres instituciones que resisten el ajuste.

A comienzos de 2019 un informe de El Destape alertó sobre el posible cierre de 4.000 clubes de barrio debido a las políticas del gobierno de Mauricio Macri y en particular al inabarcable aumento de las tarifas de servicios públicos. Ocho meses después, la situación es aún más delicada y la cifra de entidades en riesgo aumento exponencialmente.

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Frente a la bola de nieve incontenible de compromisos y deudas, resisten dirigentes y familias, que muchas veces no llegan ni a pagar la cuota, y se debate entre la clausura de espacios, la pérdida servicios y hasta poner en riesgo la economía doméstica.

"Resistimos hasta donde pudimos pero nos mataron"

"Con esta factura hemos decidido cerrar la pileta, nos mataron". El mensaje es de Daniel Pacín, secretario general del club Franja de Oro de Pompeya, junto con el llega una foto: Una factura por más de $171.000 de gas.

El club fundado en 1940 poseía una importante estructura en el barrio del sur de la Ciudad de Buenos Aires y en 2003 consiguió ampliar sus actividades al recibir un predio con pileta frente a la sede social, ubicada en la avenida Amancio Alcorta. "Estaba muy abandonado y fuimos poniéndolo en valor. Se logró climitizarla y poner en condiciones el predio y hacer un playón para deportes", recordó Pacín.

Por primera vez en 16 años, la pileta está suspendida por primera vez. "El tarifazo hizo que se suspendiera la actividad de pileta hasta que se puede pagar la factura", relató el dirigente en declaraciones a El Destape.

Y agregó: "Tuvimos que convocar a las casi 300 personas que van a la pileta a una reunión para explicarles la situación. Sería imposible trasladar el costo de la pileta a los socios, pero el club tampoco puede disponer de los fondos de la tesorería general para solventar eso porque estaría en riesgo la economía del club", 

Mientras el club busca la forma de afrontar el gasto, la pileta quedó vacía de pibes, pibas y familias. "No vemos otra salida que suspender la pileta hasta que cambie el régimen tarifario para nuestras instituciones", senteció Pacín.

"La plata la pusimos de nuestros aguinaldos"

Al igual que el club Bristol de Parque Patricios, El Centro Social y Cultural Flores Sur sufrió el pasado mes el corte de la energía eléctrica al no poder afrontar una boleta de algo más de $73.000. "Teníamos dos facturas atrasadas con las que no pudimos cumplir y nos cortaron la luz", explicó su presidente, Ariel Palombi a El Destape.

El club que tienen sede en una de las zonas más vulnerables de la Ciudad de Buenos Aires y concentra una importante cantidad de chicas y chicos becados pertenece a una mesa de trabajo con la prestataria Edesur, en la que varias entidades van "aportando lo que se puede" para evitar la cancelación del servicio, sin embargo, la empresa "no cumplió". El corte duró apenas un día. Para levantarlo, quienes comandan el club debieron aportar el dinero de sus aguinaldos para reunir $28.000 y saldar una porción de la deuda.

"Hasta 2015 nunca tuvimos problemas de impuestos. Pero en el marco en cual se desacopla el tema de los servicios y los incrementos de costos generales que hubo desde ese año se empezó a desacoplar el gasto corriente. Seguimos funcionando y tratamos de seguir creciendo en medio de la crisis con distintas cuestiones como rifas, bingos y ayudas", afirmó Palombi.

Al tiempo que remarca que "siempre se está detrás de las cuentas" en un intento por mantenerlas ordenadas. Así, sacaron Internet y el teléfono y a quien puede esperar le pagan después, pero con los constantes aumentos y las tarifas dolarizadas es como "remar en dulce de leche".

"Lo que venimos planteando desde hace muchos es que esto es irracional y tiene que ver con una cuestión ideológica y un modelo de país. Varios clubes tienen incluso convenios con instituciones estatales, pero hay una irracionalidad fuerte en la que pareciera que todo el que no puede competir, nadie los tiene que subsidiar", cuestionó el dirigente.

Es que lejos de acompañar el rol social de los clubes, el gobierno ni siquiera cumplió con la devolución de un 40% del monto de las boletas anunciada en 2016, ni hace valer la ley de Clubes de Barrio sancionada por el Congreso de la Nación, ni trata el proyecto de ley que se encuentra en la Legislatura porteña para subsidar el 50% de la tarifa.

"Es un error muy grande porque los clubes de barrio en la Argentina hacen a la historia y la contención de la sociedad", sostuvo el presidente.

Mientras tanto, el club que nació hace una década en unos terrenos abandonados bajo la autopista y luchó durante años por ser reconocido, ahora sigue luchando para mantenerse abierto. "Nos hemos dado estrategias para bajar el consumo, pero sin un subsidio se vuelve imposible. Después de las elecciones, si vuelve a ganar el oficialismo vienen aumento muy fuertes. Los tarifazos van por ascensor y los ingresos de los clubes por escalera", advirtió Palombi.

"Todavía no sabemos cómo vamos a hacer"

"Tenemos toda nuestra documentación al día, los empleados en blanco, estamos en regla, pero esto nos sacude. Es casi imposible pagarlo", lamentó Diego Román, secretario del Club  Social y Deportivo Portela de Lanús. A la entidad de la zona Sur del Conurbano bonaerense, una de las pocas con pileta climatizada y apenas una de las dos que no está concesionada en el municipio,  llegaron más de $150.000 de gas.

Desde las redes sociales del club publicaron un mensaje para pedir la "colaboración" de los socios manteniendo las cuotas al día. Debajo, una comparación más que contundente: Con consumos similares y durante el mismo período, la tarifa de julio de 2019 triplicó el valor de la correspondiente al mismo mes de 2018.

"Somos conscientes de que tenemos el consumo porque tenemos que climatizar el natatorio, pero no llegamos a pagar esa factura y no podemos trasladarlo a los costos del natatorio porque se nos irían los aranceles muy caros. Sería imposible para la gente venir al club", apuntó Román.

Por portela pasan más de 500 jóvenes, que realizan actividades como fútbol, voley, taekwondo o patín, y unas 800 personas que utilizan el natatorio, al cual también asisten colegios y afiliados al PAMI. Aumentar el valor del acceso a la pileta y la cuota social, dejaría a muchos afuera.

"No queremos cerrar el natatorio porque el prestigio del club viene del natatorio. Hay ocho en todo Lanús y el de Portela es uno de los dos que no está concesionado. No queremos ni cerrarlo ni concesionarlo y estamos evaluando algunas cuestiones para optimizar el consumo, pero eso también implica una inversión importante que se hace difícil", subrayó. el dirigente.

Las proyecciones tampoco son alentadoras, la pileta tiene que ser calefaccionada durante todo el invierno, por lo que en la próxima factura se verán números similares o aún mayores. "Metrogás no brinda una tarifa social. En su momento habíamos elevado un reclamo para que haya una tarifa para los clubes de barrio, pero todavía no sale", criticó.

A la vez que recordó: "En el 2017 a través de la Secretaría de Deportes había, en teoría, un reintegro de parte de las facturas, pero aunque hicimos todo nunca nos reintegraron nada".

"Todavía no sabemos cómo vamos a hacer. Tendremos que ir a Metrogas a ver si nos dan un plan de pago. Tendría que haber una tarifa social para las instituciones que tenemos ese rol de contención social. Tiene que ser a nivel nacional porque esto sucede en todo el país", enfatizó.