Grecia acarrea una crisis hace cinco años, pero nunca estuvo tan cerca del default y de dejar de contar con el euro como moneda. Posee un vencimiento de 1.600 millones de euros mañana que no podrá pagar y una deuda acumulada de 342.000 millones de euros de deuda total.
Negociación con los acreedores
La troika (FMI, Banco Central Europeo y Comisión Europea) le exigió al gobierno del socialista Alexis Tsipras un manual de recortes que debe cumplir el país heleno para que le habiliten un préstamo de 7.200 millones de euros. En caso de conseguirlos, estos le alcanzarán sólo para pagar los vencimientos próximos.
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Elección popular
Se realizará un referéndum el domingo 5 de julio en el que consultará si los ciudadanos quieren que el Ejecutivo continúe las negociaciones con la troika o desean que se rompan las relaciones. Esto último le quitará la posibilidad de conseguir fondos para la deuda externa, lo que podría derivar en que el país se independice de las ordenanzas del euro y cree su propia moneda para poder pagar los gastos internos.
¿Cómo sobrevivirá hasta el referéndum?
Hasta entonces, el Gobierno intenta posponer los 1.600 millones de euros que vencen mañana y ya anunció que no podrá transferir. Además, Tsipras decretó un "corralito" por 6 días para que no se vacíen los depósitos bancarios y el sistema financiero se dé vuelta.
Alemania le brindó un poco de aire a Grecia al afirmar la canciller, Angela Merkel, que no se opondrá a retomar las negociaciones en caso de que el Grecia lo desee después de la elección popular.
¿Cómo llegó a esta situación?
Grecia acumula pasivos desde su ingreso en la Eurozona en 2001. Su menor productividad le significó peores condiciones de comercio con el resto de los países miembros ante una moneda inamovible, por lo que debió tomar deuda para saldar las balanzas comerciales. En 14 años esta cifra alcazó los 342.000 millones de euros actuales, un monto impagable para la actual administración.
¿Qué prometía el partido que llegó al poder?
Rodeado de ajustes y recortes, Syriza ganó las elecciones en enero con el proyecto de terminar con la austeridad. Además, apuntó contra Alemania como la gran responsable de la debacle, ya que se despreocupa por las desventajas de los menos desarrollados en el comercio interno.
"Todo el mundo es consciente que Europa no está en peligro por la izquierda, sino por el ultraliberalismo, las políticas de Merkel", había denunciado a principios de año Tsipras, el actual mandatario griego.
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