El jueves 28 de marzo, el presidente Emmanuel Macron visitó la ciudad Beaupréau-en-Mauges, en el Maine-et-Loire, a 355 km de Paris. La reunión con unos cincuenta alumnos se realizó en el colegio privado de esta comuna de 23 000 habitantes que no posee colegio secundario público. Durante estos intercambios, que duraron aproximadamente dos horas, el jefe de estado fue particularmente interrogado sobre el movimiento de los chalecos amarillos.
A la pregunta "¿Qué piensa usted de los chalecos amarillos?", el presidente de la República distinguió dos "tipos" de manifestantes, vinculados a dos fases del movimiento: "Al principio, en noviembre pasado, las personas que se pusieron los chalecos amarillos fueron más bien gente que se decía: "No es justo, tenemos que ir en auto al trabajo y cada vez es más caro, tenemos muchas limitaciones y vivimos mal". “A ellos quiero darles una respuesta”, agregó el presidente.
"Tratamos de dar las primeras respuestas en diciembre, hacer cosas para que ganen más, para que vivan mejor", continuó Emmanuel Macron. "Luego vimos llegar personas extremadamente violentas, que rompieron todo ... (...) Y no estoy de acuerdo con ellos en absoluto, ellos son los chalecos amarillos que yo no quiero (...) Para que una sociedad funcione, todos deben respetarse mutuamente. No hay nada que justifique romper, atacar a la policía, no ser respetuoso con el otro. Es inaceptable, no hay causa que justifique esto, y aquí debemos ser inflexibles ", agregó el jefe de estado en un tono más firme, diciendo que espera el fin del movimiento lo antes posible".
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Y finalizó: "Escuché el mensaje, creo que todos lo escucharon, por lo que ahora es importante que estas personas sepan que ya su revuelta no tiene justificación...a los que se amotinan yo no les tengo ninguna simpatía ", concluyó el presidente de la República frente esta joven asamblea.
El fin del “Gran debate”
El « gran debate nacional » organizado por el presidente llegó a su término. Macron sumó casi 100 horas en reuniones en estos dos meses de debate. La reunión con 64 intelectuales el día 15 de marzo en el palacio del Eliseo duró mas de ocho horas. Uno de los participantes a la reunión me comentó que Macron habló ininterrumpidamente sin siquiera hacer una pausa para ir al baño. Se dedicó con esmero a responder a las múltiples preguntas de los asistentes reproduciendo y desarrollando su programa de gobierno, dando a entender que no habrá cambios substanciales en su política a pesar de las movilizaciones de los “chalecos” que ya van por su quinto mes de acción.
En esa reunión, la filósofa y socióloga Dominique Méda culpó al presidente por haber cuestionado el modelo social francés, explicando que hubiera sido necesario lanzar un importante plan de inversión para la transición energética, creando empleos (20 mil millones de euros por año), aumentar los impuestos para los más ricos y dejar que aumente un poco más el déficit bloqueado por la UE al 3% del PBI. Méda lamentó más tarde en el diario Libération que los intelectuales opositores hayan sido "tomados como rehenes", ya que la reunión se convirtió en "una reunión de propaganda de la presidencia". Otros han enviado SMS citados por Libération en vivo: "Es una gran trampa, le servimos la sopa y nos bombardea con su comunicación política". Frederic Lordon, Thomas Piketty y Gerard Noiriel, entre otros, rechazaron la invitación.
La represión continúa
En paralelo al “gran debate” los chalecos siguieron marchando en varias ciudades de Francia. El nuevo prefecto de Paris nombrado recientemente por Macron resolvió prohibir casi todos los lugares habituales de las manifestaciones. Otras ciudades lo imitaron. A pesar de ello las marchas y manifestaciones se mantuvieron: el sabado 30 de marzo fueron 102 000 manifestantes en 133 localidades de Francia según los organizadores.
Las detenciones y los golpes también estuvieron presentes. Una mujer de 73 años fue hospitalizada con fractura craneana después que un policía la embistió el sábado 23 de marzo en Niza. Geneviève Legay, portavoz de Attac fue arrollada sin miramientos mientras manifestaba pacificamente. (ver foto). El presidente Macron trató de disculpar a la policía diciendo que nadie la había tocado, una mentira que fue refutada luego por el fiscal de Niza y por el propio policía implicado. El abogado de Geneviève Legay presentó una denuncia en nombre de las tres hijas de la manifestante por "actos deliberados de violencia cometidos en reunión por una persona a cargo de la autoridad pública, con el uso de un arma y sobre una persona vulnerable”. El 25 de marzo una multitud se congregó en el centro de Niza en solidaridad con Geneviève.
Abril será un mes complicado para el presidente Macron: el Primer ministro dijo ayer lunes 8 de abril en su exposición que "obviamente, es difícil resumir en pocas palabras, o con un discurso, las decenas de millones de palabras y los cientos de miles de ideas que han expresado nuestros conciudadanos. Sea cual sea su formato, cualquier resumen siempre será un poco reductor “. Pero cuando dijo lo que finalmente había retenido del resultado de la consulta, el Primer Ministro simplemente abandonó sus precauciones. Y encadenó las generalidades: "los franceses quieren ...", "los franceses saben ...", "lo que nuestros compatriotas nos dijeron ..." Este cambio semántico es todo menos inofensivo, ya que refleja la voluntad explícita del gobierno de generalizar los resultados del "gran debate" para legitimar futuras decisiones, que se darán a conocer a mediados de abril por el Presidente de la República.
Dentro de su partido hay voces que reclaman alguna respuesta rápida, al menos sobre la cuestión de la necesaria indexación de las jubilaciones con la inflación y sobre la democracia participativa. El partido gobernante estudia una "Propuesta de ley ciudadana"que debería estar apoyada por al menos un millón de ciudadanos. Una propuesta que luego podría ser tratada como un proyecto de ley por la Asamblea Nacional. Otras medidas están en discusión pero nada indica que Macron acepte aplicarlas.
Una primavera “amarilla”
Mientras tanto una asamblea de asambleas con 300 delegaciones de chalecos amarillos de toda Francia se reunieron el 5, 6 y 7 de abril en la ciudad de Saint Nazaire. 700 personas debatieron cómo seguir y estructurar el movimiento. De los intercambios surgió como principal objetivo la organización de una "semana amarilla". "Hace un año, Emmanuel Macron invitó a las nuevas empresas de Ile-de-France a" pensar en la primavera ", dijo un delegado. Bueno, para el aniversario de sus dos años en el gobierno le ofreceremos una “primavera amarilla" del 1 al 4 de mayo. Es el punto de partida de un calendario de acciones que se extenderá hasta el otoño. "Incluso si no validamos aquí todas estas fechas, que Macron sepa que estamos considerando seriamente una acción importante con motivo de la celebración del G7, el 4 y 5 de mayo, en Metz. "