En el marco de la crisis sanitaria desatada por la pandemia del coronavirus, el canciller Felipe Solá aseguró que cada avión de repatriación que llega al país “es un riesgo”. Además, informó que en los últimos 23 días arribaron al país entre 60.000 y 70.000 argentinos.
Al brindar un informe y responder consultas por videoconferencia ante los diputados de la comisión de Relaciones Exteriores, Solá sostuvo que su cartera "hace un enorme esfuerzo" por "contener" y "humanizar la relación con los varados", así como "darles una solución".
El funcionario destacó que a partir del 17 de marzo cuando se interrumpieron los vuelos regulares, ingresaron "entre 60.000 y 70.000" argentinos.
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Según explicó, en la primera semana de la cuarentena, el volumen de repatriaciones era mayor, y producto de las restricciones que fue exigiendo el Ministerio de Salud por criterios epidemiológicos, se fueron achicando los ingresos de ciudadanos argentinos varados en el exterior, al punto que actualmente son cerca de 300 personas por día las que pasan por Ezeiza.
Sobre el criterio para armar las listas de repatriaciones, remarcó que se hacen por orden de fecha de vuelta en el pasaje, a excepción de aquellas personas que presentan algún tipo de "vulnerabilidad" ya sea por edad, estado físico o enfermedad, a quienes se les da prioridad para el regreso.
Respecto a este tema, añadió: “Hemos gastado en ellos 342.000 dólares. No puedo hacer un Excel de la vulnerabilidad, les digo a los que me preguntan cómo saber si son vulnerables”.
“El drama es que los que manifiestan síntomas dentro de un avión representan un riesgo, todo avión es un riesgo”, alertó Solá. En tanto, agregó: “Hicimos un protocolo con Salud, y se está cumpliendo”.
Por otra parte, mencionó que las listas se fueron abultando con el paso del tiempo, por "turistas que se dieron cuenta tarde de que estaban en dificultades para volver", y también por argentinos que se quedaron sin trabajo estacional en lugares como Andorra, la Riviera Maya, el sudeste asiático y Oceanía.