Mauricio Macri viajó a Córdoba para cenar con Juan Schiaretti, gobernador reelecto de esa provincia. En la calle, un grupo de personas se acercó para increparlo. Algunos con insultos y otros, desde lejos, con algún grito de apoyo, evidenciaron la falla en la seguridad presidencial.
Hubo varios insultos y algunas personas que lo aplaudieron, pero lo que quedó en evidencia es que nuevamente falló la seguridad del Presidente que, en esta ocasión, quedó cara a cara con una persona que lo increpó para manifestarle su inconformidad con el Gobierno.
Hace tan sólo dos semanas, después de recibir críticas en Suiza, el Gobierno intentó evitar sorpresivos escraches que puedan tener un impacto negativo en un año electoral y barajó la posibilidad de invertir más en la seguridad del Presidente.
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Aunque oficialmente argumentan que se debe a la prevención frente a posible actos terroristas contra el mandatario, el nuevo debate interno se centra en proteger su entorno, sobre todo en actos públicos.
En ese entonces, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, recalcó que "el presidente no puede aislarse y tiene que estar en contacto con la gente", pero deslizó que este tipo de hechos se puede repetir. "Sería bueno que el que quiera manifestarse en contra, lo haga de forma directa, sin manipular y engañar diciendo que lo quieren saludar".