La corrida cambiaria y la desesperada suba de la tasa de interés del Banco Central son la punta del iceberg de un final anunciado. Un nuevo corralito en Argentina.
La fuga de divisas se disparó y se suma a la salida de divisas por la apertura indiscriminada de importaciones, la carga creciente de intereses de la deuda y la suba de las remisiones de utilidades.
El 15 de mayo vencen 650 mil millones de pesos en Lebacs y los inversores no quieren renovar.
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El Central no puede entregar esos fondos, entre otras cosas porque llevarían el dólar a 50 pesos. La solución es canjearlos por un bono a diez años.
El problemas es que los bancos están cargados de Lebacs y si se los cambian por un papel a diez años no pueden pagar los depósitos a plazo fijo. Así, la opción es un dólar a 50 o un corralito.