Equidad de género: El Purplewashing del gobierno

18 de marzo, 2018 | 10.59

El violeta ha sido históricamente el color de la lucha feminista. No está claro por qué forma parte de la liturgia feminista pero es la tonalidad que describe al movimiento. Algunos relatos señalan que se adoptó por las 146 mujeres que murieron en una fábrica textil de Estados Unidos en 1911 cuando el empresario, ante la huelga de las trabajadoras, prendió fuego a la fábrica con todas las mujeres dentro. Las telas sobre las que estaban trabajando las obreras eran de color violeta. Desde lejos se podía ver el humo de ese tono.

Para referirse a las estrategias políticas y de marketing que tienen como objetivo apelar a un supuesto compromiso para terminar con las desigualdades de género se recurre al concepto “Purplewashing”: lavado lila o lavado de imagen púrpura. Es la combinación de dos términos en inglés: purple y whitewash, que significa blanquear o encubrir. En resumen: usar el feminismo en favor de políticas coloniales, racistas y machistas.

La expresión calza perfecto para describir la estrategia del gobierno de Mauricio Macri en relación a las propuestas de leyes como, por ejemplo, el proyecto de igualdad laboral y salarial.

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Además de ser un derecho consagrado en la Constitución Nacional, la iniciativa de Cambiemos no mejora la legislación vigente y la igualdad queda en el plano testimonial. Es una muestra más de que el feminismo en Cambiemos es declamativo y, en tanto, irreal.

El proyecto del oficialismo para terminar con la desigualdad laboral y salarial propone que si no se cumple la empresa no recibe sanciones y además la mujer perjudicada no tiene un ámbito donde hacer denuncias al respecto. En este mismo tema hay una iniciativa impulsada por diputados y diputadas del bloque FPV-PJ que obliga y sanciona a aquellos que no cumplan con la igualdad salarial y da efectivamente un lugar a las mujeres para que puedan reclamar judicialmente en casos de incumplimiento.

La propuesta del gobierno no hace más que recoger desde lo declamativo una demanda histórica del feminismo que intenta señalar la desigualdad estructural que empuja a las mujeres, lesbianas, travestis y trans a los empleos más precarizados y peores pagos. La brecha salarial está compuesta por la diferencia de remuneración entre géneros, pero también la desigualdad en acceso a distintos tipos de trabajo.

En Argentina ese abismo económico es del 27% pero se ensancha al 35% en los trabajos más precarios. Y un tercio de las trabajadoras está precarizada. Esas trabajadoras hoy no acceden a licencias por maternidad y mañana no tendrán una jubilación digna como consecuencia de la reforma previsional. A su vez, el desempleo es mayor en mujeres (9,5%) que en varones (7,3%) en el total de aglomerados urbanos. Un gobierno que ajusta con una mano y con la otra se pinta de violeta no es más que un gobierno ceo-machista.

Por otra parte, no hay que olvidar que en dos oportunidades desde la sociedad civil se advirtieron recortes en el presupuesto para combatir la violencia machista. En febrero de 2017 un grupo de seis organizaciones de derechos humanos, entre ellas el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), advirtió del recorte a través de resolución administrativa de $ 67 millones al presupuesto del Consejo Nacional de las Mujeres (CNM) y el Plan Nacional de Acción para la Prevención, Asistencia y Erradicación de la Violencia contra las mujeres. Después de la presentación de un amparo, el gobierno tuvo que dar marcha atrás y anunció la restitución de esos fondos. Más tarde hubo un recorte de más de 3 millones de pesos a la partida presupuestaria destinada al Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales que estaban destinados a la Policía Federal.

El presupuesto 2018 destinado al Instituto Nacional de las Mujeres recibió un aumento por la presión de distintas diputadas comprometidas y la sociedad civil organizada. Cuando se promulgó la ley 27.431, que corresponde al Presupuesto 2018, se anexó un monto extra de $ 50 millones que no había sido contemplado en el presupuesto original. En ese texto no se hacía mención explícita a políticas públicas que apuntaran a disminuir las brechas de género en la Argentina y tampoco ningún plan de acción contra los femicidios. La palabra "mujer" aparecía solamente cinco veces en las más de 300 páginas. Y la palabra “violencia” aparecía mencionada dos veces.

En la enumeración de incumplimientos del gobierno de Mauricio Macri respecto a la agenda del feminismo no debe faltar la demora en la puesta marcha de la ley de patrocinio jurídico gratuito para víctimas de violencia machista, los despidos y recortes en el programa que ejecuta la ley de Educación Sexual Integral, entre otras.

No hay feminismo en el gobierno ceo-machista de Cambiemos. Ante el diagnóstico y evaluación feminista de la crisis que se expresó en el primer paro de mujeres, lesbianas, travestis y trans de 2016 y los dos paros internacionales traccionados fuertemente desde Argentina, el gobierno responde con “Purplewashing”. Por más que se pinte de violeta un gobierno de derecha, de derecha queda.