Comienza una nueva etapa en Cambiemos tras la derrota electoral a nivel nacional y en la provincia de Buenos Aires. Dirigentes del espacio competirán por el liderazgo de la alianza, independientemente de lo que decida Mauricio Macri. Uno de los anotados en esa carrera es Emilio Monzó, diputado que tras 16 años no ocupará un cargo y que ya piensa en una eventual candidatura para 2021.
Marginado de la mesa chica de decisiones en Cambiemos y crítico de la estrategia del espacio de no abrirse a tiempo de cara a la elección, Monzó se tomará un descanso tras dejar la Presidencia de la Cámara de Diputados y en ese (breve) tiempo pensará cuál será su futuro político.
Monzó es un armador político y fue clave para el triunfo del actual oficialismo en territorio bonaerense en 2015. El oriundo de Carlos Tejedor debe decidir ahora si se anima a calzarse el traje de candidato y pasar a tener mayor exposición pública. No solo él, sino también su familia. "Son roles totalmente distintos y la cualidad necesaria para ser candidato es que sea conocido y profesionalizarse y él nunca lo hizo", comentan cerca del peronista.
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El dirigente bonaerense se mostró impactado por el acto de la semana pasada en Florencio Varela. Aquella convocatoria fue la chispa para despertar la inquietud sobre una eventual candidatura. Con la consigna "La Tercera (Sección Electoral) con Emilio", el acto fue impulsado por el senador provincial Eduardo "Rulo" Schiavo.
El proyecto laboral que sí tiene confirmado es abrir una consultora política con el también saliente legislador del PRO Nicolás Massot y, novedad de las últimas horas, con Rogelio Frigerio. Falta definir el nombre de esta consultora. En broma, se llegó a lanzar "La Rosca", en referencia a la reivindicación que hizo el propio Monzó de esta forma coloquial de llamar a las negociaciones que se hacen en el ámbito político.
Monzó no busca romper con Cambiemos. Desde la autocrítica, quiere posicionarse como la cara visible de una línea interna que confronte a la forma de manejar el espacio por parte de un sector del macrismo, al que le atribuyen una visión más porteña que federal. Con el eje puesto en la necesidad de construir grandes consensos para salir de la crisis, que en gran parte generó el Gobierno que él integra, está abierto al diálogo con Alberto Fernández para colaborar en cerrar la grieta.
Las vacaciones que se tomará Monzó seguramente nos serán tiempo completo. Mantendrá diálogo con los cinco legisladores que forman parte de su equipo, encabezados por el viceministro de Interior, Sebastián García De Luca, de cara a los nuevos proyectos que mandará el Ejecutivo, a cargo de Alberto Fernández. Este subbloque, si es que no habilitan un cuarto bloque, estaría compuesto por 18 legisladores que reclaman mayor participación del interior y una conducción más descentralizada.
Con Mauricio Macri no habla desde noviembre. Con él mantiene diferencias políticas, pero no así con Horacio Rodríguez Larreta, Martín Lousteau y Alfredo Cornejo, a quienes elogia. Su posición más aperturista difiere de la postura dura del Presidente, que llamó "traidores" a los diputados que se fueron. Si en los próximos meses el líder del PRO decide seguir apostando a la polarización y enfrentar duramente al gobierno de los Fernández, las diferencias con Monzó crecerán más y complicará la supervivencia del interbloque.