El testigo de 21 años que se presentó espontáneamente ante la fiscal Verónica Zamboni y que la defensa denominó “Testigo T” confirmó que pudo identificar a varios de los rugbiers detenidos pro el crimen de Fernando Báez Sosa. Según este testimonio, el grupo había dicho que había que "ir a cagarlo a palos”, antes de que se dirigieran golpear a la víctima.
La declaración de Marcos Acevedo, expuso un relato exhaustivo sobre la mecánica del ataque en patota producido en las afueras del boliche Le Brique, en Villa Gesell. En la noche del crimen pudo ver cada momento de la secuencia que finalizó con la muerte de Báez Sosa.
“Yo vi todo. Desde el momento en que lo sacan a Fernando del boliche, hasta el momento en que lamentablemente tiene el altercado con estos chicos, que para mí son animales”, relató el joven en una entrevista con el noticiero de Canal 13. Acevedo reside en Villa Gesell que se dedica a la docencia, pero que durante el verano trabaja como taxista. En la noche del asesinato, el testigo estuvo a metros de la puerta del boliche con su coche modelo Chevrolet Corsa.
“A Fernando lo sacan de ahí (de Le Brique) pero con buenos modales, se lo notaba un chico calmo. Logro ver cómo él trata de explicarle al patovica que él no tenía nada que ver, y que quería volver al boliche", recordó el conductor en el marco del reportaje. Luego, siempre según este relato, Báez desiste de ingresar y se dirige a la vereda de enfrente. “Cuando llega a la otra vereda miro para el lado del boliche y ahí sí sacan forcejeando a otros chicos que al otro día me entero que eran los que tomaron parte de esa desgracia”, describió.
“En ese momento se pusieron a discutir con los patovicas para ingresar nuevamente. Al no poder hacerlo, escucho que dicen ‘hay que ir a cagarlo a palos’”, declaró. Y agregó: “En ese momento cruzan la calle corriendo y cuando miro a mi izquierda veo que se dirigen directamente a Fernando. Después, es terrible lo que ocurre. Fue terrible. Lo que se vio en ese momento fueron 30 o 40 segundos que uno no puede entender cómo en tan poco tiempo pueden pasar estas cosas”, agregó el docente.
El joven expresó que el grupo de rugbiers “fueron derecho a pegarle" y puntualizó sobre la actitud de algunos de los atacantes: “Un chico de camisa blanca le dio cuatro golpes de puño en la cara, lo desfiguró, él quedó desvanecido. Me daba cuenta por los brazos, le colgaban, no los levantaba ni para defenderse. Había una diferencia de fuerza tremenda entre los agresores y Fernando”.
Acevedo resaltó que, mientras se producía la descarga, la agresión provenía “de un solo lado” y que “en ningún momento pudo defenderse”. En ese sentido, precisó sobre la embestida que le habría realizado Máximo Thomsen: “Después de los puños, él queda tendido y trata de apoyar el brazo izquierdo y levantar la cabeza. En ese momento viene otro muchacho de camisa azul y le pega una patada en la cabeza tremenda que, lo dije en la declaración, pero para mí el golpe letal es ese”.
Al referirse al golpe fatal que sufrió Fernando, ilustró: “El golpe de la patada en la cabeza fue criminal, fue como un futbolista que le pega a la pelota entrando al área grande".
Acerca de su rol en la causa judicial, el testigo dijo que siempre quiso prestar declaración pero que antes de hacerlo tuvo que “ordenar su cabeza”. “No estoy acostumbrado a estas cosas y, mucho menos, a una muerte”, sostuvo. Y se solidarizó con los padres de Fernando, ya que él tiene un hijo de tres años. “No sabría qué hacer si no tuviese a mi hijo”, finalizó profundamente conmovido.