El río del cambio

Cómo se organiza el discurso de la nueva oposición para intentar volver al poder. Los peligros que implican para la democracia. 

26 de enero, 2020 | 00.10

En una entrevista publicada en 2016 en el medio chileno The Clinic, el filósofo francés Jacques Rancière decía que las derechas están mostrando, en todo el mundo, una gran eficacia para convocar la adhesión del sentido común de las mayorías. ¿Cómo? En parte, hablándoles a través de símbolos identitarios muy primitivos y elementales, convocando sus sentimientos más básicos y también sus miedos más primarios y ancestrales. 

El 31 de diciembre del año pasado, el ex presidente Mauricio Macri posteó en su Facebook un mensaje, curiosamente extenso para su estilo, titulado “El río del cambio”. Allí, el ya opositor comparaba a su movimiento político con un río, con una poderosa e imparable fuerza de la naturaleza: “el cambio es como un río. Avanza de forma imparable”. Aparentemente, un mensaje de paz y amor de fin de año, a pocas horas del brindis, del inicio de un nuevo año. 

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Sin embargo, en el mismo mensaje, una sutil advertencia, deslizada suavemente, tan suavemente como se desliza un río calmo y zigzagueante: “Si el río encuentra obstáculos, los supera. Si esos obstáculos son grandes se desvía todas las veces que sea necesario pero siempre vuelve a su rumbo. El zigzag no cambia ni un milímetro el destino del río.” Parece, entonces, que oponerse a la voluntad del río puede ser peligroso. Es más, escribía el ex presidente, “cuando un obstáculo trata de encerrar al río, el río se acelera, adquiere más fuerza y se vuelve más poderoso.” Cuidado, mucho cuidado con el río, porque su avance es inmune a las derrotas políticas, a las catástrofes sociales, a las voluntades populares. 

No es la primera vez que el presidente recurre a imágenes primitivas, o a amenazas primarias y miedos ancestrales, para hablarle a nuestra sociedad. De entre todas, las vinculadas con el agua y sus peligros mortales fueron muy frecuentes. Recordemos cuando Macri acuñó una de las metáforas que seguramente quedará muy asociada en el futuro con su gestión presidencial: en una conferencia de prensa, en pleno inicio de la caída libre de su gobierno, para no pronunciar la palabra “crisis”, nos dijo que “estamos enfrentando una tormenta, pero hemos sabido arriar las band…., las velas” (22/7/2018). Tormentas. Fuerzas naturales contra las que nadie puede hacer nada. Como no pudo él. 

Macri no fue el único adicto a las metáforas acuáticas para hablarle a nuestra sociedad. Recordemos a Elisa Carrió advirtiéndonos que “estamos en una barca y hay tormenta, pero estamos sentados en la fila del medio”, amenazando a quienes “tienen una pata en la barca y otra afuera”, y aceptando que tal vez “alguno caiga” (17/12/2018). O a Patricia Bullrich explicando en una charla que “estamos a mitad del río y para cruzarlo, si ustedes no nos acompañan, la Argentina vuelve al 70% de inflación” (10/4/2019). O a María Eugenia Vidal amenazando, a semanas de las primarias, que “estamos cruzando un río bravo y si volvemos atrás no hay nada bueno” (26/7/2019). ¿Heredaremos, como parte de este siniestro repertorio de terror primitivo usado tan asiduamente por el gobierno de Cambiemos, la desamparada figura de Santiago Maldonado no pudiendo cruzar el río Chubut, perseguido por las balas de Gendarmería?  

Las tormentas, las barcas, los ríos, ¿de qué nos hablan? De lo que nos advertía Rancière: de cuan pragmáticas pueden ser las derechas a la hora de leer el sentido común de la sociedad, de ajustar su discurso a la capacidad de comprensión y a las necesidades de estas mayorías y de manipular sus temores (y sus certezas) más ancestrales en su propio provecho político.

Hace pocos días, Juliana Awada, la ex primera dama, publicó la primera foto del 2020 del ex presidente, donde se los ve a ambos abrazados, de espaldas al Lago Gallardo (cosas del destino que el lago se llame como el DT de River que tantos disgustos le trajo) en Villa La Angostura. El medio Crónica TV, fiel a su estilo, reprodujo la imagen sonriente y serena de la pareja pero con el zócalo “primera foto de Macri como opositor”

Por detrás, el agua calma del lago, tan calma como se nos muestra hoy la oposición al gobierno del Frente de Todos. Pero cuidado con el río del cambio. Hoy es un lago de agua calma, pero quien sabe si mañana, para superar los obstáculos que puedan oponerse, no se transforme en un océano donde algunos vuelvan a amenazar con ahogarnos.