El poema de Neruda que leyó Hebe de Bonafini por la muerte de Rafael Nahuel

30 de noviembre, 2017 | 20.31

La presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, hizo un homenaje a Rafael Nahuel, el joven de 22 años asesinado en un desalojo que perpetró el grupo Albatros de Prefectura en Villa Mascardi en Río Negro.

“Macri dice que ellos dialogan, que no levantan la voz. Y claro, lo que levantan son pistolas y ametralladoras” y agregó: “Aunque digan que Santiago Maldonado murió ahogado no les vamos a creer. Quizás se ahogó pero después de haber sido torturado. Como hacían con nustros hijos. No nos van a engañar”, afirmó Hebe de Bonafini.

Y continuó: “Macri, ¿todavía no te diste cuenta con quienes estás hablando, no viste ayer al pueblo en las calles? ¿Cuándo van a disfrutar ustedes como lo hicimos ayer nosotros? Abrazándonos, gritando y diciendo todo lo que dijimos. Nunca, Macri, nunca. No les da. Tendrán mucha plata y poder pero cuando ya no puedan comprar más jueces les va a ir mal, va a reventar todo”.

Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.

SUSCRIBITE A EL DESTAPE

Para finalizar, Hebe compartió un poema de Pablo Neruda, poeta chileno asesinado por al dictadura pinochetista en septiembre de 1973, según indicó un informe realizado por los peritos poco más de dos meses atrás en el marco de la investigación de los crímenes de lesa humanidad cometidos por las Fuerzas Armadas chilenas.

“Pensé que no iba a tener que leer este poema de nuevo. Pero hago mías las palabras de Neruda”, finalizó Hebe de Bonafini.

El poema que leyó:

Pablo Neruda – Los enemigos

Ellos aquí trajeron los fusiles repletos

de pólvora, ellos mandaron el acerbo

exterminio,

ellos aquí encontraron un pueblo que cantaba,

un pueblo por deber y por amor reunido,

y la delgada niña cayó con su bandera,

y el joven sonriente rodó a su lado herido,

y el estupor del pueblo vio caer a los muertos

con furia y con dolor.

Entonces, en el sitio

donde cayeron los asesinados,

bajaron las banderas a empaparse de sangre

para alzarse de nuevo frente a los asesinos.

Por esos muertos, nuestros muertos,

pido castigo.

Para los que de sangre salpicaron la patria,

pido castigo.

Para el verdugo que mandó esta muerte,

pido castigo.

Para el traidor que ascendió sobre el crimen,

pido castigo.

Para el que dio la orden de agonía,

pido castigo.

Para los que defendieron este crimen,

pido castigo.

No quiero que me den la mano

empapada con nuestra sangre.

Pido castigo.

No los quiero de embajadores,

tampoco en su casa tranquilos,

los quiero ver aquí juzgados

en esta plaza, en este sitio.

Quiero castigo.