Después de 15 años de gobierno del Frente Amplio, la derecha nuevamente llega al poder en el Uruguay de la mano de Luis Alberto Lacalle Pou. Si analizamos la historia del país se puede afirmar que nunca perdió el poder real porque los dos grandes partidos tradicionales, el Partido Nacional, conocido como Partido Blanco, y el Partido Colorado controlan los resortes políticos, económicos, jurídicos y mediáticos del país desde la independencia en 1825. Por eso no es de extrañar que Lacalle Pau sea el hijo del expresidente Luis Alberto Lacalle Pou de Herrera, quien gobernó entre 1990 y 1995, y bisnieto de uno de los dirigentes históricos del Partido Nacional.
En realidad, los gobiernos del Frente Amplio fueron una rareza en la historia de este país, que alternó a blancos, colorados y algún poder militar durante todo el siglo XX. La coalición de izquierda, creada en 1971, fue perseguida después del golpe de junio de 1973 hasta la restauración democrática de 1984, y creció de elección en elección hasta ser la principal fuerza política por sobre los dos partidos tradicionales y alcanzar el triunfo en 2004 con Tabaré Vázquez.
Lacalle Pou ganó en noviembre del año pasado en la segunda vuelta, pero deberá enfrentar varios problemas. Su triunfo no tiene el aura de una victoria aplastante ya que lo logró por menos de unos 37.000 votos, un margen muy estrecho, y el Frente Amplio es la principal fuerza opositora en ambas cámaras. Por otra parte, los gobiernos de derecha en América del Sur ya no tienen hoy el prestigio de años atrás cuando parecía consolidado Sebastián Piñera en Chile y se presentaba como un nuevo referente Mauricio Macri en Argentina. Chile vive hoy un estallido social y un profundo cuestionamiento de sus políticas económicas y en Argentina, que suele ser el “espejo” gigante de Uruguay, Macri fue ampliamente derrotado, justamente por aplicar las mismas recetas económicas ortodoxas que propone implementar Lacalle Pou. Además, el sindicalismo uruguayo, apagado durante los años de gobierno del Frente Amplio por sentirlo como propio, tiene una gran tradición de lucha y cuesta creer que vaya a aceptar reformas laborales o privatizaciones de algunas empresas públicas que son orgullo de la mayoría de la población.
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En el reciente carnaval las tradicionales murgas salieron a las calles con críticas a Lacalle Pou y su alianza multicolor aún antes de asumir. Las murgas suelen reflejar un sentir social y protestan con humor porque son un pilar de la cultura popular. Habrá que ver quiénes salen a la calle cuando el nuevo presidente decida implementar su programa una vez que se termine el carnaval.