El futuro de la denuncia de Nisman, clave en la campaña electoral y en la posible candidatura de Cristina

22 de marzo, 2015 | 12.14
Primero el fallo del juez Daniel Rafecas y luego la saga de revelaciones que vinieron a poner en duda la seriedad de lo actuado por el fiscal Alberto Nisman terminaron por hacer volver la imagen de la presidenta Cristina Kirchner a niveles más o menos parecidos a los de principios de año, antes de que se iniciara el affaire. Ahora el Gobierno mira con atención la resolución que pueda tomar la Sala I de la Cámara Federal convertir al expediente en un mal recuerdo o, por el contrario, darle un nuevo impulso, reintroduciendo el tema en la campaña electoral.

En la Casa Rosada, comentaba esta semana un vocero, tienen asumido que la batalla emprendida contra un sector del Poder Judicial trae aparejados costos. Se hizo lo posible por apartar de la causa al fiscal Germán Moldes, uno de los principales convocantes a la marcha del 18F, pero, como suponían, en buena parte de la Justicia prevalece el espíritu de cuerpo. Moldes fue confirmado por la Cámara, mantuvo la apelación al fallo presentada por el fiscal Gerardo Pollicita reclamando que se investigue a la Presidenta y hasta le dedicó algunas ironías al juez Rafecas, a quien este sector ya considera enrolado en las filas de la “justicia k”. "Un magistrado inusualmente presuroso enervó todo el derrotero procesal y llegó a la fatal conclusión, sin mediar materialización de prueba alguna, de la ausencia de delito", escribió Moldes sobre su actuación.

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Ahora la Sala I de la Cámara Federal debe decidir si acepta la apelación de los fiscales y abre una investigación –con lo que cual se “imputa” a la Presidenta y al canciller Héctor Timerman, una expresión muy buena para los títulos periodísticos pero que en realidad no quiere decir nada- o bien confirma el fallo absolutorio de Rafecas. Entre una y otra decisión, un abismo en términos políticos. De acuerdo a la información que tenían en la Rosada, Eduardo Farah ya tiene resuelto un voto a favor de la apelación de Pollicita y Moldes. Nada extraño. A Farah se lo considera el alfil en la Cámara del ex hombre fuerte de la Side, Antonio “Jaime” Stiuso. Tan es así, que consiguió colocarlo en las dos salas en las que está dividido el tribunal. En cambio, otro de los camaristas, Jorge “Pati” Ballestero, ya tendría decidido ratificar el fallo de Rafecas. De ser verdadera esta información que evaluaban en Gobierno, puede resultar decisiva. Farah y Ballestero, en tándem, votaron diez meses atrás la inconstitucionalidad del Memorándum de Entendimiento con Irán, al considerar que el acuerdo invadía la jurisdicción de la justicia argentina en la investigación por el atentado a la AMIA.

El voto decisivo, siempre según esta versión, queda en manos del tercer camarista, Eduardo Freiler. Como luego del ataque Freiler formó parte el equipo de fiscales que investigó el atentado –se dice que lo colocaron allí porque por su apellido creyeron que era judío, pero no lo es-, se excusó de votar sobre la inconstitucionalidad del Memorándum. La Sala I de la Cámara en general, y Ballestero y Freiler en particular, fue considerado por algunos años como afines al Gobierno por algunos fallos que coincidieron con los deseos del oficialismo desde la época de Skanska, Ricardo Jaime y Schoklender. Pero en los últimos tiempos esa tendencia fue puesta severamente en duda. Un caso de decisión contraria a la Rosada, justamente, fue la del acuerdo con Irán. Recientemente falló contra el vicepresidente Amado Boudou en la causa Ciccone. Obviamente, hay incertidumbre respecto a lo que pueda decidir Freiler en esta ocasión, pero en el Gobierno prevalece un optimismo moderado.

Una ratificación del fallo de Rafecas significaría para el kirchnerismo dejar definitivamente atrás el escenario abierto a mitad de enero con la denuncia de Nisman, mientras la investigación por la muerte del fiscal continúa enredada en sus propios vericuetos. Serviría para apuntalar el repunte en la imagen de la Presidenta, cuya figura se mantiene, inamovible, en el centro de la escena. Las encuestas que manejan en el oficialismo siguen cantando que su apoyo puede resultar decisivo para inclinar la balanza a favor de uno de los precandidatos del Frente para la Victoria que compita en las PASO. Una candidatura en octubre, otra posible carta en el mazo.