Mientras las autoridades mexicanas ofrecer cerca de cuatro millones de dólares como recompensa por cualquier información que oriente la búsqueda del paradero del Chapo, Hollywood ya está reubicando a esta leyenda del narcotráfico en la pantalla grande.
Ridley Scott –conocido por Alien (1979), Blade Runner (1982), Gladiator (2000) –adquirió los derechos de la novela The Cartel de Don Winslow publicada el mes pasado, apenas unas semanas antes de la espectacular huida de Joaquín Chapo Guzmán. A pesar de que el libro tiene como protagonista a un narcotraficante llamado Adán Barrera que lidera el cártel El Federación, es una ficción que adapta la primera fuga del Chapo en un carrito de lavandería en 2001. Si bien se publicaron anteriormente libros que tratan de modo directo al líder del cártel de Sinaloa, el de Winslow no es un aporte al periodismo de investigación; es una novela y fue calificada como "El padrino de la frontera". El cruce entre la trilogía de Francis Ford Coppola y ese espacio que configura una "terceridad" en medio de una división política (que jamás representa un muro cultural ente dos territorios), muestra una transición que ya debería haber culminado.
Una mirada que tenga en cuenta el lugar de los Estados Unidos frente al crimen organizado debe subrayar el hecho de que ahora estas formaciones violentas están más lejos y a la vez más cerca. Más lejos porque ahora los italoamericanos están fuera del blanco; y más cerca porque la cuna del crimen organizado ya no está en una península europea sino en una zona de contacto entre Estados Unidos y México que se denomina frontera. Varias series de televisión abonaron en la construcción imaginaria de ese espacio –Breaking Bad, The Bridge – y exponen a varias figuras legendarias detrás de los cárteles.
Este contenido se hizo gracias al apoyo de la comunidad de El Destape. Sumate. Sigamos haciendo historia.
Pero esta vez existe un afán documental contenido en la propuesta de encerrar al Chapo Guzmán en el cine que encubre la necesidad de controlar los límites de su espacialidad. Allí donde sobran datos sobre los pormenores de la espectacular obra de inteligencia organizada y corrupción ilimitada que fue la segunda fuga del líder del cártel de Sinaloa, falta la captura definitiva de la persona detrás de la leyenda. La película, entonces, nos ofrecerá contemplar el acto estético que significa el éxito equipo intelectual detrás del escape, donde seguramente valdrá más la astucia que las relaciones de poder que lo sostienen. Pero por otro lado, nos ofrece un paliativo frente al desvanecimiento de uno de los hombres más buscados del mundo. Tan inasible es el Chapo Guzmán (incluso frente a la materialidad de una recompensa tan copiosa) que sólo puede encerrarlo el cine y ofrecerlo como entretenimiento para millones de fascinados.