El Gobierno argentino encaró un proceso de mayor endeudamiento desde que asumió el 10 de diciembre de 2015. Sin embargo, parte de esos dólares que ingresaron por la colocación de bonos y letras tuvieron un paso fugaz por el país, ya que casi el 40% sirvió para financiar la fuga de capitales.
Según el estudio del Observatorio de la Deuda Externa (ODE), de la Universidad Metropolitana de la Educación y el Trabajo (UMET), la cantidad de dólares que salieron por la fuga representan el 39,1% del total de la deuda emitida desde el 1 de enero de 2017 hasta la fecha. Es decir, los últimos cuatro meses.
Según estas estimaciones, el Estado nacional tomó deuda por el equivalente a U$S20.004 millones, entre los bonos (US$9.167 millones) y Letras del Tesoro (U$S10.387 millones). A esto hay que sumar la deuda en pesos, que alcanzó los 55.325 millones en moneda nacional.
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Hasta el último dato disponible del Banco Central, la fuga de divisas totalizó 7.820 millones de dólares entre enero y marzo. Es decir que casi 4 de cada 10 dólares que ingresaron a la economía argentina vía deuda volvió a salir por otra vía.
Según el ODE, existe un "subsidio implícito" a sectores de mayores ingresos, que obtienen así dólares baratos. "Si al tipo de cambio atrasado lo combinamos con recesión en el consumo y apertura de la economía, los efectos sobre la vida en comunidad productiva, empleo y distribución de ingresos se hace la más regresiva y temerosa de los últimos 40 años", advierte el informe.