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El 13 de enero último Romina volví a su casa con su hermano de 15 años y un vecino, que ella ya había dicho que la acosaba, bajó de un auto, la encañonó y se la llevó entre amenazas.
A partir de ahí, Mario y su familia comenzaron una búsqueda que finalizó recién en septiembre y se conoció recién ahora. La chica, durante todo su cautiverio, estuvo retenida a 30 cuadras de su casa y su captor incluso la llevó a a la misma comisaría donde sus padres habían denunciado su desaparición para que dijera que estaba bien.
A Romina la llevaron a una whiskería de la localidad bonaerense de General Rodríguez, para obligarla a trabajar como prostituta y a fines de febrero la llevaron a un local ubicado sobre la ruta 9, en Bell Ville (Córdoba). De ahí, dijo, la pasaron a la whiskería "Negro el 20", en la ruta 51 de La Banda, Santiago del Estero.
Romina le contó a un cliente lo que pasaba y éste le consiguió un celular para que, el 13 de setiembre, llamara a su familia. "Dijo que estaba en La Banda, que la fuera a buscar", recuerda Mario quien no dudó, cargó nafta y "a un pibe para que me lea los carteles de la ruta, porque tanto no sé leer".
La chica le había pedido que estuviera en la esquina de la whiskería a las 3 de la mañana y él no le quería fallar. En el medio los detuvo la policía pero él, desconfiado, le dijo sólo que "andaba por acá" porque no podía confiar en ellos.
Mario se quedó sin tarjeta en el celular y logró comunicarse con su hija desde un teléfono público quien le dijo que, finalmente, "no podía a las 3, que había mucho trabajo y la estaban controlando, que esperáramos a las siete y media que llegaba la chica de la limpieza".
A la hora pactada, el padre paró enfrente del local e hizo "como que se descompuso el auto". En ese entonces, su hija y María Cristina Ojeda saltaron la tapia y, atrás, las corría "un gordo con un fierro", dijo el padre quien pudo poner el marcha el auto y salvar a su hija.