Búsqueda implacable: Un padre rescató a su hija de una red de prostitución

12 de noviembre, 2015 | 09.28
En Santiago del Estero, Mario Gamarra, un hombre humilde que vendía flores en el cementerio logró rescatar a su hija de una red de prostitución tras un llamado que ella pudo hacerle tras 8 meses de su desaparición.

Romina, de 18 años, fue secuestrada en enero y, tras ocho meses en estado de cautiverio y obligada a prostituirse, logró en septiembre que uno de sus clientes le preste el celular y se comunicó con su padre para contarle la situación. Sus captores la amenazaron con matar a su hermano si intentaba escapar.

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Tras conocer la ubicación de su hija, Mario Gamarra emprendió un largo viaje a buscarla donde tuvo que endeudarse hasta para pagar la nafta del vehículo que utilizó. Además, tuvo que enfrentarse con tres oficinas policiales diferentes para pedir una protección que no llegó. Este dato resulta lógico si se lo contrasta con la versión de Romina que, una vez liberada, contó que veía cómo los policías pasaban a cobrar comisión a los prostíbulos y hasta identificó a un político local.

Sin embargo y pese a todos los pronósticos en su contra, el hombre logró rescatar a su hija Romina y a María Cristina Ojeda, una joven que también era obligada a prostituirse pero en los últimos días la historia dio un giro inesperado: Cristina desapareció de su casa, reapareció para decir que todo era falso, y volvió a desaparecer.

El ministro de Gobierno santafesino, Roberto Rosúa, dijo a Clarín que todo indica que la chica está "bajo presión de los proxenetas".

La historia de Romina

El 13 de enero último Romina volví a su casa con su hermano de 15 años y un vecino, que ella ya había dicho que la acosaba, bajó de un auto, la encañonó y se la llevó entre amenazas.

A partir de ahí, Mario y su familia comenzaron una búsqueda que finalizó recién en septiembre y se conoció recién ahora. La chica, durante todo su cautiverio, estuvo retenida a 30 cuadras de su casa y su captor incluso la llevó a a la misma comisaría donde sus padres habían denunciado su desaparición para que dijera que estaba bien.

A Romina la llevaron a una whiskería de la localidad bonaerense de General Rodríguez, para obligarla a trabajar como prostituta y a fines de febrero la llevaron a un local ubicado sobre la ruta 9, en Bell Ville (Córdoba). De ahí, dijo, la pasaron a la whiskería "Negro el 20", en la ruta 51 de La Banda, Santiago del Estero.

Romina le contó a un cliente lo que pasaba y éste le consiguió un celular para que, el 13 de setiembre, llamara a su familia. "Dijo que estaba en La Banda, que la fuera a buscar", recuerda Mario quien no dudó, cargó nafta y "a un pibe para que me lea los carteles de la ruta, porque tanto no sé leer".

La chica le había pedido que estuviera en la esquina de la whiskería a las 3 de la mañana y él no le quería fallar. En el medio los detuvo la policía pero él, desconfiado, le dijo sólo que "andaba por acá" porque no podía confiar en ellos.

Mario se quedó sin tarjeta en el celular y logró comunicarse con su hija desde un teléfono público quien le dijo que, finalmente, "no podía a las 3, que había mucho trabajo y la estaban controlando, que esperáramos a las siete y media que llegaba la chica de la limpieza".

A la hora pactada, el padre paró enfrente del local e hizo "como que se descompuso el auto". En ese entonces, su hija y María Cristina Ojeda saltaron la tapia y, atrás, las corría "un gordo con un fierro", dijo el padre quien pudo poner el marcha el auto y salvar a su hija.