Ante la profunda crisis que dejó María Eugenia Vidal, Axel Kicillof les propondrá a los bonistas un período de gracia en la reestructuración de la deuda, en línea con la estrategia del Gobierno nacional. También planteará recortes en el interés y extensión de los vencimientos. La provincia de Buenos Aires debe U$S 10.913 millones y no cuenta con los recursos para hacerle frente.
El ministro de Hacienda bonaerense, Pablo López, adelantó que necesita consensuar un período de gracia "de magnitud suficiente para que la Provincia pueda volver a retomar un sendero de crecimiento sostenible y atender las necesidades críticas a nivel social y de infraestructura". El proceso de reestructuración involucrará los U$S 7.148 millones de los bonos con legislación foránea, por lo que deja afuera los U$S 706 millones con organismos multilaterales, U$S 1.763 millones con el Gobierno nacional y ANSES y los U$S 803 millones en pesos.
En la presentación del marco y los lineamietos para las renegociaciones del pasivo, realizó el mismo planteo que el ministro de Economía nacional, Martín Guzmán, quien esta semana dialoga con los acreedores de títulos bajo legislación extranjera para presentarles una oferta a partir de la próxima. López concluyó que se precisa una reducción permanente en el costo de la deuda, que implique cupones "consistentes con niveles de intereses medidos en términos de Recursos Corrientes Netos de Coparticipación".
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Adicionalmente, propondrá alinear los vencimientos con "la verdadera capacidad de pago de la PBA y minimizar el riesgo de refinanciación. Para esto, deberá reducir las necesidades de financiamiento en moneda extranjera a través de una extensión, reperfilamiento y/o recortes de principal hasta lograr un perfil de vencimientos que el gobierno evalúe sostenible. La oferta que redactará López deberá cumplir, lógicamente, con los límites impuestos por la Ley de Responsabilidad Fiscal.
Las expectativas de corto plazo para la economía provincial no aparentan alentadoras. "Los grandes desafíos por delante requerirán una acción coordinada de todos los niveles del Gobierno para retornar a un sendero de crecimiento", aseguró el ministerio. El frente externo, con una expectativa de recesión globales, no contribuirá con una mejora en las condiciones económicas y sociales en el corto plazo.
En línea con la recesión nacional, el PBG medido en dólares se derrumbó 29% entre 2017 y 2019. Los indicadores sociales, que empeoraron en el país por Mauricio Macri, fueron aún más graves en Buenos Aires debido a las medidas que tomó Vidal. El desempleo medio subió 1,7 puntos porcentuales de 2017 a 2019 hasta el 8,9% y en el conurbano bonaerense tuvo un comportamiento similar, ya que ascendió 1,6 puntos al 10,8%. La pobreza que midió el Indec para el total nacional registró un incremento de casi 10 puntos al 35,5% para diciembre del año pasado, pero para el GBA la cifra fue aún peor: 40,5%. La indigencia también fue más sufrida dentro de la Provincia, con 11,3% y por arriba del 8% de promedio de Argentina.
La grave crisis que generó Cambiemos implicó una reducción en los recursos con los que puede contar el Ministerio de Hacienda de López. Desde 2017 hubo una caída acumulada del 36% en los ingresos, lo cual se reflejó en un resultado financiero continuamente deficitario, que el año pasado equivalió al 0,7% del PBG.
Otra de las razones del socavamiento de las cuentas de la provincia fue el mega endeudamiento de Vidal. En 2019, el Tesoro pagó más del doble por intereses de deuda respecto a sus ingresos corrientes netos de transferencias de coparticipación. El año pasado abonó el 9%, mientras que la relación era de sólo el 4,1% en 2015, último año de Daniel Scioli como gobernador y Silvina Batakis como ministra de Economía.
La gestión de Cambiemos no sólo aumentó el pasivo, sino también su composición. A diciembre pasado, el 84% estaba denominada en moneda extranjera, con vencimientos concentrados en el corto y mediano plazo, ya que la vida promedio de los bonos se redujo de 5,4 años a 3,3 en el mandato de Vidal.
Esto se combina con un escenario nada alentador, con los pagos de intereses que exceden los recursos disponibles, en un contexto de recesión y críticas necesidades sociales, y de falta de acceso a los mercados. Vidal dejó su mandato con U$S 10.913 millones de deuda, que representan el 84% de los ingresos corrientes netos. De estos, nada menos que U$S 9.137 millones están en manos de privados, por lo que resulta más complejo refinanciarlos. En 2015, el pasivo ascendía U$S 9.362 millones, lo que equivalía a sólo el 58% de los recursos corientes neteados. Los particulares poseían U$S 6.124 millones del total.
"Para lo que resta del año los pagos son significativamente mas elevados, mientras que nuestra capacidad de pago se encuentra aun más comprometida debido a la pandemia", reza una de las presentaciones que López les entregó hoy a los acreedores. Además, Buenos Aires debería transferir U$S 2.396 millones al sector privado por bonos en moneda extranjera en 2021, U$S 1.917 millones en 2022 y U$S 2.100 millones en 2023. Recién concluido el mandato de Kicillof las obligaciones mengúan sustancialmente: U$S 994 millones en 2024, U$S 1.485 millones en 2025, U$S 975 millones en 2026, U$S 901 millones en 2027, U$S 276 millones en 2028, U$S 128 millones en 2029 y U$S 124 millones en 2030.