Algunos apuntes sobre Fernández y Fernández

19 de mayo, 2019 | 15.01

Primero, lo constatable, lo no debatible. El anuncio de la fórmula de precandidatos a presidente y vicepresidenta de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner obtuvo en menos de 24 horas el apoyo de una decena de gobernadores, las principales centrales obreras y las más renombradas figuras de la oposición, ordenando de facto a prácticamente a todo el arco político opositor y obligando a tomar posición a quienes aún no lo hicieron.

El cimbronazo que causó el anuncio, junto a otros sucesos que orbitan alrededor de esta noticia, como la presentación del libro de la ex presidenta o la convocatoria de la CGT a un paro nacional antes de fin de mes, le otorgan “momentum” a la oposición, que pasa a llevar la iniciativa. El problema ahora es de Cambiemos.

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“¿Qué es la sorpresa? La sorpresa es un principio de la conducción, vale decir, es el factor que nos permite sacar ventaja de un momento de inacción que el adversario tiene frente a la propia conducción, por no haber previsto un incidente que va a producirse. En la acción de la conducción política tiene una importancia extraordinaria la sorpresa. Es mediante la sorpresa que uno, muchas veces, desarma totalmente al adversario político”. La movida recuerda las palabras de Juan Domingo Perón, en su “Conducción Política”.

La disposición institucional que se plasmaría con un triunfo de la fórmula Fernández y Fernández dejaría a las dos figuras centrales del nuevo armado político al frente de dos poderes del Estado. Cobra especial relevancia lo que sucede por estos días en la Corte Suprema.

Sobre cómo sería la relación entre los dos Fernández en el ejercicio del poder, hasta ahora sólo se puede especular. A priori, resulta imprudente pensar en una subordinación. Ha habido diferencias públicas de fondo entre ambos que no solamente no ocultan sino que las exhiben como una fortaleza. Es de esperarse que esa tensión juegue un rol.

En el Instituto Patria lo piensan como un desdoblamiento entre la conducción estratégica y la gestión táctica del día a día. Seguramente Alberto la imagina más a ella en el el rol de una primus inter pares. Cuantos más aliados extrakirchnerismo se integren a la coalición, más chances habrá de que se acerque a lo segundo, pero la centralidad de Cristina no está en debate.

La decisión de la ex presidenta de ceder el primer lugar en la boleta esconde también una especie de “candado institucional” ante posibles embates contra el presidente. Con esta fórmula, si lograran sacar a Alberto, la presidencia quedaría en manos de ella, lo que puede resultar disuasivo a eventuales conspiradores.

Fernández es, por otra parte, un hombre del poder. Conoce desde adentro cómo funcionan los mecanismos que deberá desarticular después de cuatro años de gobierno corporativo. Los conoce tanto que por eso mismo, en su momento, ella lo desterró del gobierno. Hoy, con la relación recompuesta, y ante el anuncio histórico, resuena otra frase de Perón: “He visto malos que se han vuelto buenos pero jamás un bruto que se haya vuelto inteligente”.

La estrategia electoral no está exenta de riesgos. El kirchnerismo ha sido afecto a experimentos que no siempre han terminado bien, en las urnas (2009, 2015) o en el ejercicio del poder (2008). El diario del lunes dirá su veredicto, pero en las primeras 24 horas la jugada parece haber maximizado las chances de un triunfo opositor, que era el primer objetivo en la lista, sin el cual ninguno de los otros tiene posibilidad de suceder.