Por Julio De Vido
Muchas de las críticas que sin asidero se hicieron desde sectores que defienden y promueven la vuelta al neoliberalismo a ultranza, intentaron en estos días sembrar confusión y desinformar acerca de los verdaderos alcances y oportunidades que ofrece la alianza que nuestro país estableció con la República Popular China y los acuerdos que se firmaron la semana pasada, en ocasión de la visita de la presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner a ese país.
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Por más que traten de cuestionarlos mediante falsedades e imprecisiones intencionales, estos acuerdos permiten inversiones reales y concretas en sectores clave de la economía y son diametralmente opuestos a las que esos mismos sectores llamaban inversiones durante la década del ´90, cuando no eran más que la compra del patrimonio público a precio vil o endeudamiento a tasas siderales para pagar el gasto corriente y sostener la ficción del 1 a 1 que terminó eclosionando en la crisis del 2001.
Sin dudas, esta nueva etapa entre los dos países comenzó en 2004 gracias a que con visión estratégica el entonces presidente Néstor Kirchner y su par chino Hu Jintao decidieron iniciar un acercamiento mutuo, a pesar de los miles de kilómetros que los separaban, reimpulsando las relaciones y la cooperación económica con quien por entonces comenzara a perfilarse como el mayor socio comercial de nuestro país fuera de América Latina. Kirchner viajó a China y luego Hu Jintao devolvió la cortesía unos meses después, sellando en Buenos Aires las bases de una relación fructífera que desde ese momento no ha parado de crecer.
La presidenta Cristina Fernández de Kirchner, profundizó el estrechamiento de lazos entre ambos países y realizó en julio de 2010 (durante su primer mandato) una visita trascendental a China, en la que se firmaron importantes acuerdos en materia de ferrocarriles de carga, subtes de pasajeros y se inició el diálogo para la cooperación nuclear. Estos acuerdos fueron la base para que en julio de 2014 la presidenta y el actual presidente chino, Xi Jinping, elevaran la relación a alianza estratégica integral, desafiándonos a profundizar y diversificar las áreas de cooperación.
Este fortalecimiento de la relación tuvo como correlato la fue presencia de empresas chinas asociadas a pares locales en la licitación para la construcción de las represas Néstor Kirchner-Jorge Cepernic, un complejo hidroeléctrico sobre el río Santa Cruz que contará con una potencia de 1.740 megavatios. En dicho proceso, producto del roadshow que por indicación de la presidenta junto al secretario de Obras Públicas, José López, por San Pablo, Moscú y Beiging, se destaca la presencia de 25 empresas internacionales, incluyendo dos gigantes chinos, uno de los cuales, Gezoubha asociada a Electroingeniería e Hidrocuyo resultó adjudicataria.
La oferta del consorcio ganador incluyó el financiamiento de bancos chinos por 4.720 millones de dólares, es decir el 121 por ciento de las obras (también impuestos) y superando el piso mínimo requerido del 50 por ciento. Además se otorgó un plazo de gracia durante los 66 meses que dure su construcción. Se trata del mayor proyecto hidroeléctrico que la Argentina realiza sin otros países (como Paraguay con Yacyretá o Uruguay con Salto Grande) y generará 7 mil empleos, en su inmensa mayoría es mano de obra local. directos. Contrariamente a la fantasía que se pretende instalar, menos de un centenar de técnicos serán extranjeros, como ocurre con cualquier empresa internacional que hace una obra de estas características. Así fue el caso de las centrales eléctricas Belgrano, San Martín o Vuelta de Obligado, sin que se haya oído a la mismas voces que denuncian un supuesto régimen laboral especial para los chinos, realizar comentario alguno cuando los técnicos eran de países europeos o norteamericanos.
En el marco de la reciente visita de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner a China, a la que tuve el honor de acompañar, se firmó por videoconferencia con El Calafate el acta de inicio y se efectivizó el primer desembolso del crédito por 287 millones de dólares, marcando el comienzo definitivo de las obras.
También se suscribieron más de 15 acuerdos en materia de infraestructura, minería, energía nuclear, energía renovable, telecomunicaciones y aeroespacial, que sin duda fortalecerán esta alianza estratégica fundamental.
Luego de las represas, el otro sector donde se lograron acuerdos fundamentales es el nuclear. En primer lugar, ratificando el trabajo conjunto para la construcción de la cuarta central nuclear (Atucha III), que llevará adelante como contratista Nucleoeléctrica Argentina (NASA), empresa del Estado Nacional, como arquitecto, ingeniero y constructor, bajo la supervisión de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) y la Autoridad Regulatoria Nuclear (ARN).
NASA, en asociación con la China Nuclear National Company (CNNC), desarrollará un reactor de tipo Candú (similar al de Embalse) de agua pesada y uranio natural, ubicado en el Complejo Nuclear Atucha, que tendrá una potencia de 700 megavatios e implicará una inversión de 5.800 millones de dólares que serán financiados por bancos chino con transferencia del 100 por ciento de la tecnología.
Es importante destacar que se trata de un crédito concesional que tiene una tasa del 3,5 por ciento, lo que significa que las condiciones del crédito con altamente favorables a la Argentina. El 70 por ciento de los componentes serán nacionales, mientras que el otro 30 corresponde a piezas indispensables que por la escala de una sola central no es viable producir localmente. Es claro que hablamos de insumos y no de empleo, que será para trabajadores de empresas nacionales, fundamentalmente a través del cluster nuclear de más de 50 pymes conformado para la terminación de Atucha II.
Asimismo, se suscribió un acuerdo para evaluar la posible construcción de la quinta central nuclear, que marcará el ingreso de nuestro país a la tecnología PWR, siendo la primera de uranio enriquecido y agua natural de Latinoamérica con una potencia de 1.000 megavatios. Esta usina implica una inversión de 7.000 millones de dólares que también serán financiados por bancos chinos, mientras que el esquema de constructor será con base en NASA, al igual que la cuarta central, con una participación de insumos locales del 50 por ciento, por ser tecnología de punta y más compleja pero también con la transferencia de la totalidad de la tecnología, lo que nos dará la la posibilidad de exportarla a países de la región, garantizando más oportunidades para empresas y trabajadores nacionales.
En tal sentido, en 6 meses se evaluará el proyecto y si satisface las necesidades argentinas, podrá elevarse al Ministerio de Economía de Argentina y a la Comisión de Desarrollo y Reforma China siendo para avanzar en detalles de la obra y financiamiento.
En materia de energía eólica, se firmó un acuerdo con la empresa Sinowind para el desarrollo del proyecto El Angelito de 200 megavatios, con una inversión de 435 millones de dólares y financiamiento que la empresa gestionará ante bancos chinos. La presidenta de dicha empresa, Tian Linzhi, destacó que se dará una fuerte participación a las empresas argentinas.
La puesta en marcha de ambas centrales nucleares, junto a las represas Kirchner-Cepernic, que totalizan 3.440 megavatios de potencia y los parques eólicos, sumarán un 30 por ciento a la potencia ya incorporada en los últimos 10 años. De esta manera se logrará, no sólo resguardar el abastecimiento seguro de energía eléctrica en todo el territorio argentino, sino también diversificar la matriz energética con una mayor participación de la denominada "Energía Limpia", la cual no perjudica al medio ambiente y permite, a su vez, mayor protección de los vaivenes de la economía mundial y las fluctuaciones de precios.
Todos los acuerdos firmados generan un gran beneficio para el país debido al completo financiamiento de importantes obras de infraestructura que tendrán una fuerte intervención de las empresas nacionales. Se prevé una participación nacional para en ningún caso menos del 50 de los insumos requeridos, siendo fabricado fuera de nuestro país solo aquellas piezas que por su especificidad no hay escala para desarrollar aún en Argentina. A partir de esta metodología, se logrará un fuerte impulso en diversos sectores industriales gracias a la transferencia de tecnología.
En consecuencia, resulta innegable que la elevación de la relación bilateral a asociación estratégica que ambos presidentes, Cristina Fernández de Kirchner y Xi Jinping, acordaron, será un motor fundamental para el fortalecimiento de la cooperación y hará posibles numerosas e impensables iniciativas e inversiones genuinas que darán un gran impulso a la industria argentina, al trabajo argentino y a la mejora de la infraestructura.