El Congreso ha vuelto a ponerse en marcha. Aunque todavía falta más de un mes para que asuma Alberto Fernández como presidente, su influencia ya comienza a notarse en el Palacio de Entre Ríos y Rivadavia, que comienza a salir del extenso letargo macrista. La primera función ya tiene fecha y temario. Será el 20 de este mes, cuando la cámara baja sesione para dar media sanción a las leyes de alquileres y de góndolas, dos iniciativas anteriores a los comicios pero que llevan el sello de aprobación del mandatario electo.
Será la segunda vez que los diputados bajen al recinto en lo que va de este semestre: la última fue en septiembre, cuando todos los partidos coincidieron para aprobar la ley de Emergencia Alimentaria que el gobierno aún no puso en marcha. Es posible que esta vez, como aquella, los proyectos en cuestión se aprueben con respaldo de todos los sectores políticos, aunque la inestabilidad al interior de Juntos por el Cambio hace difícil arriesgar un pronóstico: habrá que ver cómo llega el interbloque que se prepara para ser oposición.
La ley de Góndolas tiene dictamen desde hace casi medio año y fue víctima, durante estos meses, de la decisión del gobierno de mantener el Congreso clausurado. Propone una cuota máxima del treinta por ciento del espacio de expendio para una sola marca y que las PyMEs y empresas locales tengan una participación más destacada en la oferta. La promueven figuras tan disímiles como Sergio Massa, Elisa Carrió y Juan Grabois. Fernández solicitó públicamente su aprobación durante la campaña.
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La nueva regulación de alquileres, en cambio, tuvo dictamen esta misma semana, con apoyo de todas las fuerzas. El proyecto amplía las protecciones a los inquilinos y brinda una serie de herramientas para combatir el problema de la falta de vivienda, otra de las prioridades que remarcó el Presidente electo durante los últimos meses. Entre otras cosas, estira el plazo de los alquileres de 2 a 3 años, fija una fórmula de actualización basada en el índice de precios al consumidor y el índice de actualización de salarios (Ripte). Aunque sus impulsores tienen optimismo sobre la posibilidad de aprobarlo, el poderoso lobby de las inmobiliarias lleva años bloqueando este tipo de iniciativas y buscará torcer las voluntades necesarias. Final abierto.
Además de estos dos proyectos, el oficialismo y la oposición consensuaron un temario que incluye las clásicas iniciativas de fin de año, recargadas ante la inminencia del recambio parlamentario. Así, los diputados que se preparan para abandonar sus bancas tendrán la oportunidad de sacar adelante declaraciones, resoluciones y leyes, ciudadanías ilustres y fiestas nacionales, para mostrar en el terruño a su regreso. Después del 10 de diciembre, ya con los nuevos legisladores a bordo, será momento de las sesiones extraordinarias.