Un Estado que recupere el concepto de la amistad

22 de marzo, 2020 | 11.45

La literatura escatológica siempre ha trabajado el tópico de cómo reaccionaría el ser humano ante el fin del mundo conocido. Y cada obra habla más de quien la escribe que de las posibilidades de que la realidad apocaliptica sea de una u otra manera.

Comparemos Walking Dead y El Eternauta, por ejemplo:

En la primera, el liberalismo anglosajón plantea un regreso al salvajismo del "hombre lobo del hombre". Todos compiten, todos se matan, todos se devoran unos a otros. Gana el más fuerte, el más horrible, el superior.

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En la segunda, en cambio. Si bien hay un primer momento de desesperación, los protagonistas se salvan sencillamente porque son amigos, porque hay sentido de comunidad, porque acoplan sus saberes. La llegada del Estado, a través de un general de brigada, la organización y la asociatividad logran vencer al enemigo común.

El gobierno nacional está ahora mismo intentando generar ese estado de organización y asociatividad. Mientras otros Estados dejan morir a sus ciudadanos en nombre de la economía, el Estado argentino intenta salvar a la mayor cantidad de ciudadanos posibles aún a riesgo de que la economía navegue a la deriva y tratando de que tomemos conciencia de que los walking dead que actúan individualmente nos ponen en riesgo a todos.

En mi libro La Argentina imaginada hablaba hace muy pocos meses de la necesidad de un Estado que recupere el concepto de la amistad, tan importante para los argentinos, y piense desde allí las políticas públicas.

Hoy un Estado de amigos es aquel que cuida, que protege, que impide que los walking dead ocupen la calle, que piense en los que menos tienen, en los que no tienen trabajo, en asistir a los que no pueden dejar de trabajar para que puedan quedarse en sus casas, con medidas como el ingreso ciudadano para los autónomos y los semiocupados y/o desocupados.

Los que puedan quedarse asuman el compromiso de cuidar a los que aman quedándose en sus casas. Los que no pueden confíen en que el Estado encontrará soluciones a la brevedad.


Sólo saldremos mejores de esta situación si logramos construir ese espíritu de amistad y de asociatividad de El Eternauta, si logramos que ese sentimiento de amistad nos una a todos los argentinos. Y que continúe presente en el Estado.

Y en términos individuales, la cuarentena te enfrenta a tu propia condición. Si uno es feliz, si ama a los suyos, si se lleva bien con su propia soledad, si hace un trabajo espiritual,  disfrutando, leyendo, laburando desde la casa, o si uno no puede con su vida o con su neurosis. Esta cuarentena también sirve para saber quién es uno: una persona medianamente solidaria, alguien con miedos, un soberbio egoísta. Si se es jefe, habrá que respetar a la gente que depende de uno. Cuidarla. Si uno trabaja por su cuenta, hay que saber que se va a complicar mucho. Eso nos debería ayudar a pensar nuevos mecanismos como el ingreso ciudadano, por ejemplo. Hay que tener conciencia de que los trabajadores y los pobres son los más perjudicados.

Ojalá podamos salir mejores como individuos y como sociedad.

Y si uno gusta su propia vida, agradecerla.

Y si a uno no le gusta, que en esta cuarente sirva para encontrar la rebeldía necesaria para emanciparse...

Por último, cuidemos a los mayores. Ellos son la memoria de la patria.