Es un hecho: el presidente Alberto Fernández intervino la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) y nombró a la fiscala Cristina Caamaño al frente de la reestructuración no solo de la casa de los espías sino del Sistema de Inteligencia Nacional, que va desde la eliminación de los fondos reservados hasta el rearmado de la vieja SIDE para que no se aparte de las tareas que le marca la ley, pasando por una revisión del uso del dinero secreto por parte de Mauricio Macri.
El decreto tiene fecha de ayer, lleva el número 52 y la estampa de Alberto y todo su Gabinete. Lo anunciado el primer día de mandato se concreta el décimo, con la particularidad de que no se trata de un tema sencillo. Tal como explicó El Destape, la iniciativa no es inédita, lo impulsó CFK a finales de 2014. Lo novedoso es el momento, la evaluación de que a pocos días de su asunción Alberto cuenta con lo que en política suele llamarse correlación de fuerzas para encarar una disputa con los servicios de inteligencia en su forma orgánica pero, lo sabe, también con sus tentáculos inorgánicos.
La intervención de la ex SIDE será comandada por la fiscala Caamaño. Importan los planes, pero las personas elegidas marcan el rumbo que tomarán las políticas públicas y en este caso es claro. La fiscala Caamaño tiene un fuerte compromiso con los derechos humanos y experiencia tanto como fiscal como en el ministerio de Seguridad donde tuvo un paso bajo la gestión de Nilda Garré. Cuenta en su currículum con un ítem que casi nadie tiene: estuvo a cargo de la oficina de escuchas que históricamente manejó la SIDE y que CFK decidió traspasar al Ministerio Público Fiscal en la reforma del sistema de inteligencia que encaró a fines de 2014. Ese ítem tiene un plus: no solo se encargó del sistema de escuchas sino que durante su gestión las filtraciones a medios fueron nulas. Ni una. La decisión de CFK y Alejandra Gils Carbó de encargarle esa tarea fue acertada. Tenían como antecedente el trabajo de la fiscala Caamaño en la causa por el asesinato de Mariano Ferreyra, donde fue clave para que la investigación avanzara y se llegara a las condenas de José Pedraza y demás responsables.
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"Nunca más al Estado secreto. Nunca más a la oscuridad que quiebra la confianza. Nunca más a los sótanos de la democracia. Nunca más es nunca más", sintetizó Alberto en el pasaje de su primer discurso presidencial donde se refirió a los fondos de la AFI. Ahora cumple.
El decreto de intervención de la AFI dice que será por 180 días corridos, es decir seis meses, pero prorrogable. Y deroga el decreto 656 del 2016 por el cual Mauricio Macri reinstaló el oscurantismo en la ex SIDE para que su amigo Gustavo “el Negro” Arribas, a quien calificó como “el más acostumbrado a las trampas”, contara con los recursos para la persecución mediático judicial cuyo W40 fueron históricamente los espías y sus maletines sin papeles.
Tal como anticipó El Destape, la intervención de la AFI excede la cuestión de los fondos reservados. Alberto derogó el decreto 656 y reestableció las leyes 25.520 (de Inteligencia Nacional), 27.126 (que creó la AFI y el nuevo estatuto de inteligencia) y la vigencia los artículos 2º, 3º, 4º, 5º, 6º y 7º y los respectivos anexos II, III, IV, V, VI y VII del decreto 1311 de CFK, que ordenó el paso de SIDE a AFI. El artículo 2º refería a la estructura orgánica y funcional de la AFI; el 3º, a los organigramas; del 4º al 6º se establecían los regímenes profesionales del personal de Inteligencia, Seguridad y apoyo de la AFI; y en el 7º se establecía el régimen de administración de los fondos de la AFI. Con la derogación de este último por parte de Macri, el control sobre los fondos de la AFI quedó con las manos atadas. Ahora la fiscala Caamaño tendrá además “la facultad de modificarlos para asegurar el funcionamiento del organismo” pero todas las modificaciones que haga serán públicas, excepto obviamente las que requieran niveles de seguridad según la ley de inteligencia. Esto no sucedió con la dupla Macri-Arribas, que rearmaron la AFI en secreto y sin brindar información.
El presidente Fernández le dio a la fiscala Caamaño una tarea difícil. Además de intervenir la AFI, le encomendó al preparación y elaboración de una propuesta de reformulación del Sistema de Inteligencia Nacional, “que garantice la producción de información de calidad y oportuna para la seguridad interior, la defensa nacional y las relaciones exteriores de la Nación, limitando el accionar de cada uno de sus componentes a las funciones constitucionales y legales respectivas y reduciendo la actividad confidencial al mínimo necesario funcional”.
Caamaño tendrá amplias facultades como interventora. Podrá modificar la estructura orgánica y funcional de la AFI y los regímenes profesionales del personal de inteligencia, de seguridad y de apoyo. También tiene como directiva la reducción al mínimo de los fondos reservados y, como anunció Alberto ante el Congreso, la transferencia a la Jefatura de Gabinete de los fondos que no se utilicen para derivarlos hacia políticas públicas vinculadas al hambre y la educación. Por último, pero no menos importante, Caamaño podrá despedir a todo el personal que estime conveniente y revisar las compras y contrataciones que se hicieron con los fondos reservados durante la era Macri.