En plena pandemia del coronavirus los consumidores ven cómo los precios de varios alimentos y bebidas suben sin explicación. Supermercados, almacenes de barrio, kioscos, carnicerías, verdulerías, no hay distinción. Diferentes actores del sector alimenticio que fueron consultados por El Destape coincidieron en que hay una escalada en los últimos días de determinados productos que ronda, en promedio, entre el 10% y el 15%. ¿Pero por qué aumentan los valores de productos indispensables como la leche, las verduras, la fruta o la carne en plena emergencia sanitaria y aislamiento social obligatorio?
Según pudo reconstruir este medio hay dos variables determinantes que explican este comportamiento: la especulación, sobre todo de los intermediarios, por un lado; y las restricciones de la circulación, que afecta a los camiones que transportan alimentos, por otro.
El dueño de la cadena mayorista Maxiconsumo, Víctor Fera, resaltó ante la consulta de este medio que las empresas lácteas, por ejemplo, quieren subir el precio de la leche entre un 10% y un 12%. “Desde diciembre a la fecha ya subieron un 22%”, indicó. También advirtió sobre el faltante de trigo, lo que afecta el precio de los fideos, el pan, la harina. “Acá no cambió nada para que los precios suban así”, agregó.
Fernando Savore, presidente de la Federación de almaceneros de la provincia de Buenos Aires (FABA) y de la Confederación General Almacenera de la República Argentina, ratificó el aumento pero, a su criterio, la lupa debe ponerse en los proveedores. En medio de la cuarentena que decretó el presidente Alberto Fernández este tipo de comercio de cercanía pasó a ser clave para el abastecimiento. En diálogo con El Destape, Savore afirmó que “hay aumentos en términos generales de entre el 10% y el 12% en productos alimenticios”. “Nosotros nos nutrimos el 80% de los mayoristas proveedores. Es ahí donde hay que ir a ver por qué aumenta la mercadería”, señaló.
Algo similar sucede con los kioscos que venden productos de primera necesidad. Adrián Palacios, presidente de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA), aseguró que hubo subas en aceites, fideos, arroz, latas de conservas, gaseosas, yerba y azúcar y lácteos, entre otros productos. Incluso envió una carta dirigida al jefe de Gabinete de la Nación, Santiago Cafiero, pidiendo mayores controles sobre “las empresas de la alimentación, distribuidoras y mayoristas”.
“No hay motivos para subir los precios más que la especulación”, sostuvo el ministro de Producción bonaerense, Augusto Costa, en declaraciones televisivas, este lunes. Desde el piso de C5N, el funcionario, que fue uno de los mentores de la iniciativa Precios Cuidados, dijo que están “recorriendo las diferentes cámaras empresariales y, salvo algún caso puntual, no hay motivos para que haya desabastecimiento ni suba de precios”.
Ante este cuadro de situación, que incluye la queja de muchos minoristas contra los proveedores, Costa adelantó un sistema de control que creó la Provincia para detectar irregularidades: “Si un almacén no puede responder a un precio máximo por el precio del producto que le pasa el proveedor, lo tiene que denunciar. Es obligación denunciar a los proveedores”, destacó en pos de lograr cortar la escalada.
Un párrafo aparte merece la suba en la carne y de muchas frutas y verduras.
El presidente de la Asociación de Propietarios de las Carnicerías porteñas, Alberto Williams, en diálogo con este portal aseveró: “Hubo aumentos, no nos vamos a hacer los distraídos. Vienen desde mitad de febrero. Pero los más fuertes se dieron desde mitad de este mes hasta hoy. Con estos precios es imposible que la gente siga gastando”.
A la hora de precisar la suba, Williams dijo que la última de la que tiene registro es del lunes 23 de marzo, que fue de “unos $10 por kilogramo en la media res que recibe el carnicería”. “Esto impacta en todos los cortes. La carnicería después ve su trabajo. Si tiene mucha salida de milanesa los aumentos se ven allí. Eso lo maneja el carnicero en el mostrador”, agregó.
¿Cómo es la cadena de la hacienda en la Capital Federal, por ejemplo? Los frigoríficos o los matarifes compran el ganado en pie en el Mercado de Liniers, donde el precio que se impone surge de la oferta y la demanda. Y luego estos lo venden a la carnicería. En la actualidad, según distintas fuentes del sector, la hacienda en pie ronda los $110 el kilogramo.
Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de carnes y derivados de la República Argentina (CICCRA), explicó a qué se debieron los aumentos y aseguró que prontamente debiera bajar el precio de la carne. “Hubo tres semanas de abundantes lluvias en las provincias de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe que hicieron que la hacienda no llegara a los mercados en la cantidad necesaria. Esto generó aumentos de entre el 10% y el 15% en el precio del mercado de hacienda pero no se trasladó en un 100% a la carnicería”, precisó. Antes de la cuarentena obligatoria el valor del animal en pie era alrededor de $90 por kg. Hoy esta unos $20 más caro. “Estimamos que de continuar el tiempo sin importantes lluvias y de normalizarse la oferta, el precio deberá caer”, añadió.
En el análisis de Schiariti pesan las consecuencias de la pandemia en el sector, que van desde los cambios en los hábitos de consumo y la caída en la compra de carne al freno de las exportaciones que tenían por destino la Unión Europea. “En la UE la carne que nos compran se comercializa en restaurantes pero como la restauración está paralizada se frenaron las ventas al exterior”, explicó. Es factible, estima el presidente de CICCRA, que esa carne termine como oferta en los supermercados. “Entonces habría una sobreoferta que va a tender a la baja los precios de los cortes de asado”, consideró.
“El miércoles el Mercado de Liniers espera una importante entrada de hacienda. El último día de la semana pasada ya había bajado unos $4 por kg. el ganado en pie y este miércoles seguramente vuelva a caer. La lógica en cuanto a los precios de futuro es que los precios bajen”, añadió Schiariti.
Fera, del mayorista Maxiconsumo, coincidió: “En cualquier momento el precio baja. No se está exportando. Y esta cara”.
No obstante, el Gobierno decidió tomar cartas en el asunto para evitar aumentos injustificados. Este martes creó un programa de control por el cual los frigoríficos deberán informar el precio de la carne vacuna y sus derivados. La Comisión Nacional de la Defensa de la Competencia abrirá una investigación para establecer posibles infracciones a la ley de Defensa de la Competencia cada vez que encuentre una irregularidad.
La respuesta del Estado
En pos de contener los aumentos de precios de los alimentos cuanto antes, el Gobierno decidió, vía la resolución 100/2020 del Ministerio de Desarrollo Productivo, una serie de medidas que van desde retrotraer los valores de determinados productos al 6 de marzo a definir precios máximos para algunos bienes. Ordenó clausurar los locales donde no se cumpla con esa normativa.
En esa línea, durante los primeros diez días de vigencia de los operativos de control hubo 1860 fiscalizaciones en todo el país, que estuvieron a cargo de la AFIP y la Secretaría de Comercio Interior y de las que también participan las provincias y los municipios. Según informó la Administración Federal de Ingresos Públicos en esa decena de días se produjeron 9 clausuras preventivas de farmacias, supermercados y autoservicios. “Todas las cadenas de supermercados y mayoristas fiscalizadas a lo largo de la semana pasada registraron irregularidades en alguno de sus locales. Los inspectores de la AFIP detectaron precios abusivos en 8 de cada 10 fiscalizaciones”, se comunicó desde la entidad recaudadora.
Tanto frutas y verduras como la carne fueron exceptuadas en la resolución 100/2020. Por eso se implementaron medidas alternativas para encontrar un equilibrio de precios.
Por ejemplo, en el Mercado Central se comenzó a realizar el Compromiso Social de Abastecimiento. ¿Qué implica esto? Que lo operadores del mercado se ponen de acuerdo con las autoridades para consignar precios fijos sugeridos para la venta mayorista. Se espera que esta iniciativa repercuta en los comercios minoristas.
A partir de esa decisión, en el Mercado Central se puede encontrar al por mayor los siguientes precios: papa $17; anco $15; cebolla $21; madarina $35; pera $35; lecuhga $45; tomate $50; manzana $42, indicaron desde la entidad.
Nahuel Levaggi, presidente del Mercado Central, explicó los alcances del programa a este medio: “La idea es sumar en el mismo acuerdo al resto de los mercados concentradores del área metropolitana porque hay negocios minoristas que se proveen en otros mercados que no son el Central”.
“El siguiente paso -continuó Levaggi- es generar una red de negocios minoristas que se unan a este compromiso social de abastecimiento. Esto significaría construir el precio para minoristas”. Por caso, con la papa a $17 el kg. al por mayor, el precio para el consumidor en un comercio no debiera superar los $26.
Consultado por las razones de las subas, el flamante titular del Mercado Central brindó dos explicaciones: la especulación, por un lado; y los problemas de abastecimiento por complicaciones en la circulación de los camiones, por otro. Un diagnóstico con el que coinciden distintos especialistas del sector.
Un ingeniero agrónomo que estuvo muchos años vinculado al Ministerio de Agricultura de la Nación (y de alguna forma hoy también lo sigue estando) aseguró a El Destape: “Todo el mundo quiere aumentar los precios para cubrirse. Las crisis alimentan la especulación, sobre todo de los intermediarios y los grandes operadores. Es de manual”. Y luego agregó: “Además, la pandemia puso a flor de piel los históricos problemas de la comercialización y la diferencia de precio que hay entre lo que recibe un productor y lo que paga el consumidor final, que puede llegar a ser entre 8 y 10 veces lo que recibe por paga el primero”.
En los próximos días, el comportamiento de los precios en las góndolas y comercios minoristas precisará si la batería de medidas que impulsó el gobierno fue suficiente para frenar la escalada o deberá seguir afinando la política de comercio interior.